Amor En La Sombra De La Mafia

El despacho de Dante Lucchesi estaba envuelto en una penumbra que apenas dejaba ver los detalles de los muebles lujosos y las estanterías repletas de libros. Isabella estaba sentada frente al escritorio, su mirada fija en el archivo con la información sobre los hombres de Moretti. Cada nombre y cada transacción se volvían más familiares a medida que avanzaba, pero también más inquietantes.

Dante estaba de pie junto a la ventana, contemplando la ciudad bajo la luz tenue del atardecer. El silencio que reinaba en la habitación era pesado, cargado de una tensión que Isabella sentía en cada fibra de su ser.

Finalmente, Dante rompió el silencio.

—¿Qué piensas? —su voz era grave, cargada de curiosidad.

Isabella levantó la vista del archivo, buscando sus palabras con cuidado.

—Hay mucho que aprender aquí. Cada uno de estos nombres tiene conexiones y motivos que aún no comprendo del todo. —Se tomó un momento antes de continuar—. ¿Por qué me has mostrado esto? ¿Cuál es el propósito?

Dante se volvió hacia ella, su expresión seria.

—Quiero que entiendas cómo funciona el poder en este mundo. Cada nombre en ese archivo representa una pieza en un tablero de ajedrez muy grande. Si vas a sobrevivir, necesitas conocer a tus adversarios. —Se acercó a su escritorio, observando el archivo con una mezcla de distanciamiento y precisión—. Estos hombres no son solo empleados de Moretti. Son jugadores clave. Entender sus movimientos te permitirá anticipar sus estrategias.

Isabella frunció el ceño, sintiendo el peso de sus palabras.

—¿Y qué pasa con los que están de tu lado? —preguntó, su curiosidad superando su temor—. ¿Cómo puedo distinguir quién está realmente contigo y quién está jugando un doble juego?

Dante se inclinó sobre su escritorio, sus ojos fijos en los de Isabella.

—En este negocio, la lealtad no siempre es evidente. La gente cambia de bando por dinero, por venganza o por poder. No hay garantías. —Su tono era seco, como si hablara de algo que ya había aprendido por las malas—. Lo que puedes hacer es observar. Presta atención a los detalles, a las pequeñas cosas que los demás podrían pasar por alto.

Isabella asintió lentamente, asimilando la información.

—Entonces, ¿qué hago con esta información? ¿Cómo la uso para mi beneficio? —preguntó, buscando una guía en medio de la incertidumbre.

Dante se recostó en su silla, mirando a Isabella con una mezcla de respeto y desafío.

—No solo para tu beneficio, sino para el mío también. Debes aprender a utilizar esta información para protegerte. En nuestro mundo, conocer a tus enemigos es tan importante como conocer a tus aliados. —Hizo una pausa, su mirada penetrante—. Y no olvides, Isabella, que tu posición aquí es tan frágil como la confianza que construyas.

Isabella se mordió el labio, sintiendo la presión de las expectativas.

—¿Y cómo puedo ganar tu confianza? —preguntó, con una mezcla de determinación y vulnerabilidad—. Si voy a jugar este juego, necesito saber qué se espera de mí.

Dante se levantó y comenzó a caminar alrededor de la habitación, su presencia imponente llenando el espacio.

—Tu confianza se ganará con el tiempo y con tus acciones. Pero hay algo que puedes hacer ahora mismo. —Se detuvo frente a ella—. Tienes que aprender a manejar la información que tienes. No solo debes memorizarla, sino entender cómo usarla. Cada movimiento que hagas tendrá consecuencias. A veces, la más mínima acción puede desencadenar una reacción en cadena.

Isabella lo miró, comprendiendo la gravedad de lo que decía.

—¿Y qué pasa si me equivoco? —su voz era suave, pero cargada de preocupación.

Dante la miró con una intensidad que casi podía tocarse.

—Todos cometen errores. La cuestión es cuánto te costará el tuyo. —Se acercó a ella, su voz bajando a un susurro—. Pero si eres inteligente, si aprendes a navegar por este mundo con astucia y precaución, puedes minimizar esos costos. Es un juego peligroso, pero uno que puedes aprender a jugar.

El silencio se instaló nuevamente en la habitación, pero esta vez estaba lleno de una nueva comprensión. Isabella sabía que estaba en el borde de un abismo, pero también sentía que tenía una oportunidad, aunque pequeña, de darle forma a su destino en ese mundo oscuro y desafiante.

—Haré lo que sea necesario para aprender y sobrevivir, —dijo finalmente, con un tono decidido—. Y haré todo lo posible para entender las reglas de este juego.

Dante asintió con una sonrisa sutil, satisfecho con su respuesta.

—Eso es lo que quería oír, —dijo, volviendo a su escritorio—. Ahora, ve y estudia. El conocimiento es tu mejor arma en este mundo. Y recuerda, Isabella, en esta partida de ajedrez, cada movimiento cuenta.

Isabella se levantó, sintiendo el peso de la tarea que tenía por delante. Mientras salía del despacho, una mezcla de ansiedad y resolución la acompañaba. Sabía que su vida estaba en juego y que la lealtad era una moneda valiosa en ese universo implacable.

Al cerrar la puerta detrás de ella, sintió que cada paso la llevaba más cerca de entender las complejidades de su nueva realidad. Y aunque el camino era incierto, estaba decidida a enfrentarlo con todo lo que tenía.