ROMINA INDOMABLE.

Martina miraba asombrada toda la situación, su sobrina apenas envuelta en una toalla temblando y junto a ella su esposo con su ropa toda rasgada y algo que se le notaba entre sus pantalones.

No era necesario ser un genio para saber lo que había pasado.

- Como te atreves Lautaro.

- Esto es entre mi esposa y yo. No se meta Martina.

- Claro que voy a intervenir cuando los gritos de mi sobrina se escuchan en toda la casa. Su acaso te atreviste te juro que te mato.

- Tranquila tía, estoy bien solo llévame a tu habitación ahora por favor.

- Esto no se quedará así. En que clase de hombre te has convertido.

Luego de que sacarán a Romina de la tina Lautaro por fin reacciona.

Que fue lo que hice, yo estuve a puntó de forzarla... Maldita sea ya no lo soporto más.

Luego de cambiarse sale de la casa sin rumbo alguno.

Trato de tranquilizar a mi tía que está incluso más alterada que yo por lo sucedido, creo que aún piensa que soy una niña que no se puede defenderse sola. Luego de una larga y profunda charla nos quedamos dormidas.

Esa mañana no hay rastros de Lautaro por ningún lado incluso Román me informa que no se presentó a trabajar.

Yo aprovechó que abandonó a su pequeña perra y la voy a visitar, después de todo ella es la causante de este desastre.

La encuentro saliendo del baño y no puedo negar que es muy hermosa y esa cara de ángel que tiene le sienta muy bien.

Claro que se sorprende por mi presencia.

- ¿Señora que está haciendo aquí?

- Esta es mi casa por si lo olvidas.

- Lo siento no quería sonar grosera solo no esperaba verla en esta humilde casita. ¿Acaso está buscando a Lautaro? Perdón el señor Andreani quise decir.

- Sabes fines demasiado bien. De seguro tienes mucha experiencia haciéndolo.

- No se a que se refiere.

- Claro que lo sabes. Al principio yo también compraba tu acto, pero cuando se dicen ciertas palabras tu máscara perfecta muestra grietas que dejan ver tu verdadero yo.

No todo el mundo es tan estúpido como Lautaro y yo sé que eres quien le está llenando su vacía cabeza con cosas absurdas contra mí.

- Como podría hacer eso. Si yo misma siempre le recuerdo que cuide de usted y de su relación.

- Y luego le dices que yo paso demasiado tiempo con otro hombre. Usas el doble sentido a tu favor muy bien debo de admitir. ¿Estás enamorada de Lautaro?

- Como podría yo sentir eso por la persona que ha sido un ángel en mi vida.

- Entonces solo estas detrás de su dinero.

- Señora por favor no me ofenda Lautaro y yo solo somos buenos amigos y si lo quiero mucho porque es la única persona que se preocupa por mí sinceramente, pero nada más.

- Solo déjame decirte que has contado con buena suerte porque no me interesabas en lo más mínimo como para saber quien eres en realidad, pero ahora ya me estás cansado niña y te juro que no vas a querer verme enojada.

- Por favor créame. Está cometiendo un gran error al juzgarnos de esta manera, yo solo deseo que mi buen amigo será feliz incluso si es...

- ¿Con una inválida?

- Alguien de su condición. Que Lautaro se casará con usted debería de reafirmar el gran amor que él le tiene.

- Insinuás que soy un lastre que lo está deteniendo.

- Solo digo que usted no sabe por todo lo que él ha pasado y es muy injusta y cruel dejarlo solo mientras juega con alguien más.

- Por favor si lo que yo haga solo te da escusas para seguir engatusándolo, llevando chismes baratos para que peleemos. Sabes que nadie te quiere aquí y aun así te metiste solo para crear discordia.

Sabías muy bien lo que hacía y aun así dices querer su felicidad y que le aconsejas pasar tiempo conmigo cuando eres la primera en meterse entre nosotros todo el tiempo.

- Eso no es verdad. Yo estoy enferma.

- Yo también y nunca dependí de nadie. Ya estás bien grandecita, pero lo que más me molesta es que mientras hay personas que de verdad sufren y no piden ayuda otra como tú actúan lamentables para obtener algo de compasión.

¿No tienes orgullo o dignidad?

- Habla de esa forma por qué creció en una familia que no carecía de nada, en cambio, yo tenía suerte suficiente si podía comer una vez al día. No me molesta que la gente sienta compasión de mí porque soy una mujer lamentable que nunca ha conocido el amor.

- ¿Esa es tú gran escusa para meterte en un matrimonio? Yo esperaba algo mucho más elaborado la verdad. Estuviste a su lado durante 3 años y nunca te vio con otros ojos que no fueran de lástima que esperas obtener ahora. ¿Amor? O tal vez también quieres que yo diga "Oh pobre niña, hay que dejarla quedarse y seguir siendo un maldito estorbo"

- Usted es una persona muy cruel, no entiendo que fue lo que le vio Lautaro.

- Eso a ti no te importa, yo solo vine a decirte que tu suerte se acabó ya lograste captar mi atención y te arrepentirás del día en que tuviste la estúpida idea de venir a mi casa y molestarme.

Yo no soy Lautaro y en menos de lo que crees dejaré que todos conozcan tus verdaderos colores. Adiós Lucía que tengas una excelente tarde.