NovelToon NovelToon
EL PRECIO DE MI MANO

EL PRECIO DE MI MANO

Status: En proceso
Genre:Diferencia de edad
Popularitas:6.4k
Nilai: 5
nombre de autor: N. Garzón

Abril es obligada a casarse con León Andrade, el hombre al que su difunto padre le debía una suma imposible. Lo que ella no sabe es que su matrimonio es la llave de un fideicomiso millonario… y también de un secreto que León ha protegido durante años.
Entre choques, sarcasmos y una química peligrosa, lo que empezó como una obligación se convierte en algo que ninguno puede controlar.

NovelToon tiene autorización de N. Garzón para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capitulo 11

Me desperté temprano. Más temprano de lo que hubiera querido, pero supongo que así es casarse: no solo te casas con un hombre, también con el estrés.

Mi madre llegó primero, luego mis damas de honor. Nunca he tenido una relación perfecta con mi mamá, pero verla ahí, dando órdenes como general de brigada y regañando a todas porque no habían calentado agua para el café… se sintió reconfortante.

Supongo que en los peores momentos, incluso la persona más complicada puede ser un alivio.

Aunque mis padres llevaban años divorciados, ella siempre me recibía cuando tenía clases cerca de su casa. Y hoy, por primera vez, sus palabras—esas que siempre duelen—eran ciertas.

Cuando le conté sobre el acuerdo con mi padre, ella lo dijo sin filtro:

—Tu padre te vendió.

Me ardió en el pecho, porque por primera vez no podía discutírselo.

Mis amigas, en cambio, estaban convencidas de que me casaba por amor. Y era mejor que siguieran creyéndolo.

Mi vestido había sido hecho en tiempo récord por una amiga de mamá. Corte sirena, cola larga, mangas delicadas. Nada de velo; nunca me gustaron. Parecía que iba a alguna gala elegante, no a… esto.

Cuando salí con el vestido puesto, mamá soltó un suspiro orgulloso.

—Al menos algo hiciste bien —comentó—. Pero me niego a ir a tu boda en una camioneta vieja. Y me parece el colmo que él no haya venido a presentarse conmigo. El problema era con tu padre, no conmigo.

—Mamá, ya —le pedí, masajeándome las sienes.

Dos horas antes de la ceremonia, llegaron unos Mercedes Benz negros a recogernos.

Mamá y yo íbamos solas en el auto. Me tomó la mano.

—Tranquila, es normal estar nerviosa —susurró, entrelazando nuestros dedos—. Espero conocer allá a mis consuegros.

—Fallecieron hace dieciséis años. Por lo que noté, es un tema delicado.

—Oh… bueno, entonces no digo nada.

El silencio se instaló, pesado. Yo era una bola de nervios intentando no llorar, no sudar y no vomitar al mismo tiempo.

Cuando llegamos al lugar del evento, mi estómago hizo una voltereta. Entré al salón y ahí estaba él.

León.

Con un traje negro a la medida, corbata negra y, chaleco gris oscuro. Demasiado elegante para lo gruñón que era.

Mi madre soltó:

—Pensé que era un viejito… pero no está mal.

Intenté sonreír, pero mi mandíbula tembló.

El sacerdote inició la ceremonia. Mis manos sudaban mientras León permanecía tan calmado que me daban ganas de golpearlo solo para ver si reaccionaba.

Cuando llegó el momento de los anillos, entregué mi ramo a mi mejor amiga, quien me sonrió con ternura.

Repetimos las palabras del sacerdote.

Él tomó mi mano y puso el anillo con más delicadeza que la primera vez.

Yo tomé el suyo y se lo puse en la mano derecha.

Y entonces:

—Puede besar a la novia.

Me tensé por completo.

León lo notó. Sonrió con esa expresión burlona que me desespera.

El beso fue… suave.

Tierno.

Caliente.

Su boca se presionó contra la mía con seguridad, y yo lo abracé por el cuello, más por inercia que por deseo. Sus manos en mi cintura eran firmes, cálidas. Demasiado cálidas.

Nos separamos entre aplausos.

—Con ustedes —anunció el sacerdote— el señor y la señora Andrade.

La ceremonia siguió sin contratiempos. Mis tías, primas y amigas me felicitaban, me pedían que les mostrara los anillos. Yo sonreía como podía.

Llegó el momento del primer baile.

León me ofreció la mano, y antes de tomarla, no pude evitar fastidiarlo.

—Siempre te veía con sombrero… pensé que eras calvo.

Le levanté la ceja. Él apretó la mandíbula, tratando de no reír.

—Y también pensé —añadí— que no sabías bailar. Solo arriar ganado.

—Qué linda eres, muñeca —respondió él con sarcasmo—. Espero que no te caigas, sería un espectáculo.

La música comenzó: “She’s the One” de Robbie Williams.

Perfecta y trágicamente romántica para nosotros: una pareja que ni siquiera sabía si quería bailar juntos.

León me tomó de la cintura, yo puse mis manos en su hombro y mano derecha.

Bailaba bien. Demasiado bien para alguien que, según yo, solo debía saber usar un lazo.

—¿Sorprendida? —me preguntó.

—Un poco —admití.

—Pensé que te desmayarías cuando te besé.

—Pensé en golpearte —respondí con una sonrisa tensa.

Su risa baja rozó mi oído, y me sentí peligrosamente expuesta.

Giramos, despacio, mientras la letra hablaba de amor real, de encontrar “a la indicada”.

Irónico.

Hermoso.

Confuso.

Y en ese instante, por primera vez desde que todo empezó, dejé de pensar en contratos, peleas y acuerdos.

Solo éramos él y yo.

Bailando.

Como si nada más existiera.

Boceto de cómo se verían.

1
Gómez Martínez juaniss
🥰😍😍😍😍👏
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play