— Advertencia —
Es una historia corta.
La trama tiene contenido adulto, se pide discreción.
♡ Sinopsis ♡
Jodie nunca se ha quedado quieta, tiene una energía desbordante y una manera de meterse en donde no la llaman. Cuando se muda a un nuevo edificio, se encuentra con Kai; totalmente opuestos.
Él es reservado, ama el silencio y su rutina inquebrantable, pero su tranquilidad empieza a flaquear cuando Jodie lleva el caos hasta su puerta. ¿Podrá Kay resistirse a sus provocaciones?
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Un espacio fuera de mi lugar
Lo cierto es que me sentía ansiosa y fuera de lugar, como si me estuviera aprovechando de algo o como si estuviera invadiendo un espacio privado. ¿No había sido una decisión apresurada, incluso para mí? Ya sé que yo era la que había empezado todo este alboroto, desde el día en que lo vi, pude simplemente ignorarle o ser apática, pero no pude. Ahora, tampoco es que fuera una situación que me estaba tomando a la ligera, y ya había pagado un mes completo de renta del nuevo departamento que había adquirido, así que únicamente traje conmigo a la casa de Kay lo básico, como las maletas que contenían mi ropa.
Las cosas no fueron para nada como yo me las había ideado en mi cabeza. Kay estaba más ocupado de lo que creí que estaría, casi nunca se levantaba del sofá más que para ir en busca de un vaso de agua. Siempre estaba pegado a su laptop, apenas y levantaba la vista en mi dirección. Yo ni siquiera tenía permiso de reproducir música en esa casa como estaba acostumbrada. Digo, no es que me lo prohibiera abiertamente, pero tampoco me atrevía a pedírselo, sabía lo que opinaba al respecto.
Con todo, el lugar seguía siendo raro para mí. Todo estaba tan estrictamente ordenado que temía mover algo de su lugar e incomodarle.
—¿Demasiado ordenado? —había dicho cuando se lo comenté, con un tono que rozaba entre el fastidio y la confusión—. No entiendo, ¿No te parece bien que las cosas estén limpias? No sé qué tiene de raro.
No bromeaba ni estaba exagerando cuando lo decía. Inclusive había agrupado las cosas de su cocina por órden o material. Y de su habitación, ni hablar.
—¿No te parece que tienes un problemita con… pues el orden?
—¿Qué estás sugiriendo con eso? —dejó de prestarle atención a su computador para mirarme—. ¿Crees que tengo TOC o algo parecido?
—Bueno, no soy psicóloga pero —me quedé callada al notar la presión de su mirada, que me hizo darme cuenta de lo que estaba causando. Otra discusión más—. Nada. yo sólo… dije lo primero que se me vino a la cabeza, no era mi intención.
No insistió, y yo tampoco lo hice. No era posible que apenas llevara unas horas allí y ya estaba creando problemas.
Algunos días pasaron y con ellos, yo esperaría a que la relación se volviera menos tensa, pero no lo hizo. Casi sentía que tenía que esforzarme por mantener la compostura. Hasta podría jurar que me sentía más reservada. No sabía si estaba del todo bien. Kay no tardó mucho tiempo en notarlo y me lo preguntó un par de veces, y lo único que pude contestarle fue.
—Solo me siento algo rara todavía. No esperes que me sienta completamente normal de un momento a otro.
Y no me refutó. Parecía comprenderlo, pero eso no hacía que las cosas se sintieran mejor.
Un día, después de que él volviera de sus clases, regresó temprano al apartamento, y me encontró en mi laptop, en su sala. Cuando vio la pantalla, vi por el rabillo del ojo cómo su expresión se ensombrecía e intentaba encontrar las palabras para hablarme, pero algo le detenía. Finalmente rompió el silencio, con una voz suave.
—¿Ya te has cansado de quedarte aquí conmigo… así de rápido? ¿Tan mal lo estás pasando?
Solté un suspiro ligero.
—No es que me hubiera cansado de ti, es que…
—Apenas ha pasado una semana, Jodie —arrastró una silla para sentarse junto a mí—. Solo esperaba. Bueno, esperaba pasar un poco más de tiempo contigo.
—Pero todo el tiempo estás haciendo algo. No creo que tengas tiempo para nada realmente.
Se quedó en silencio un momento. Su expresión se volvía un poco rígida.
—Tengo responsabilidades, ¿sabes? —dejó reposar sus manos en la mesa, jugando con el cable de mi laptop—. Tampoco es fácil estar disponible, así como así, el trabajo y la universidad me ocupan gran parte de mi tiempo, pero aun así trato de esforzarme. ¿Puedes entender eso?
No sabía si era cuestión mía. Yo que era tan irresponsable ante sus ojos, también tenía trabajo y estudios que sostener, y no me ajetreaba la vida de esa forma. Entonces pensé que quizás esto no era lo que yo buscaba.
Sin embargo, asentí ante su pregunta, sin decir una palabra al respecto.
—Pero, ¿tú entiendes que no puedo quedarme aquí viviendo contigo eternamente, verdad?
—Sí. Lo entiendo, claro que lo hago. Y lo sé. Sólo que… —resopló, pasando una mano por su cabello—. Simplemente no quiero que lo hagas todavía. ¿De verdad te sienta muy mal quedarte un poco más?
Sí.
—No, no, no —respondí apresuradamente. A pesar de eso, continuó.
—¿O estás tan desesperada por huir de mí?
—No, Kay. No es por ti, lo prometo. Es que el lugar no es precisamente mi zona de confort.
Y no estaba para nada a gusto.