Agnes es una omega de baja calidad, algo que le ha facilitado el drama de estar en un mundo de Alphas y Omegas, pero desde que conoce a Jarek su Alpha destinado sus ferononas comienzan a atraerse el uno al otro llevandolos de un enrredo tras otro.
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Complacencia
Víctor siempre actúa como quiera, vive como quiere y hace lo que quiere, desde pequeño siempre ha sido de esa forma, nació y creció en una familia con dinero, prestigio y poder, lleno de lujos y sin restricciones, aunque muy de vez en cuando su padre molestaba con alguna que otra exigencia, no eran cosas que afectan su personalidad o su día a día. Al ser todos Alphas su pensamiento sobre el apareamiento y sus parejas sexuales siempre ha sido fluido, no se preocupa en tonterías como el amor o los sentimientos, simplemente son cosas que estorban, mientras pueda pasarla bien y disfrutar del momento lo demás no le interesa.
A lo largo de su vida ha tenido innumerables cantidades de amantes, algunos creen poder atraparlo y otros (los más patéticos a su parecer) se enamoran de él perdidamente, esos son sus juguetes favoritos, no hay nada más masoquista que un Omega enamorado, son capaces de soportar cualquier diablura que a él se le ocurra hacerle, incluso perdonar las infidelidades. Sin duda son lo mejor para su diversión.
Muy diferente a su amigo Jarek quien siempre fue meticuloso en sus relaciones y procura no relacionarse con los Omegas, Víctor prefiere más disfrutar del placer que tienen para ofrecerle, al cansarse solo debe buscar otro, de todos modos, los Omegas son pequeñas criaturas que solo sirven para ser tomados por los Alphas, y ese hecho nunca cambiara.
Su trabajo como Gerente de Recursos humanos le brindaba una virtud de poder sobre sus subordinados Omegas, al verlo imaginaban a su príncipe azul de brillante armadura, el cual se enamoraría de ellos en un amor apasionado, o al menos eso creen ellos y es por tal motivo que con solo susurrar las tonterías que los complazcan y brindarles un poco de trato especial, abren sus piernas para él, hasta la fecha no ha habido excepción alguna a esa regla y no la habrá.
- ¿Supiste lo que ocurrió en ventas? – Víctor escuchaba a las secretarías indiscretas hablando
- No, que sucedió – le responde la compañera
- Jenny la asistente volvió a salir de permiso por su celo y el supervisor esta hecho una furia – le dice – creo que será despedida.
- ¿Cómo así? Ella ya había tomado su permiso, es una desvergonzada
- Al parecer su Alpha la abandonó y ahora está en descontrol, por eso se tomó más días – por lo general Víctor detestaba los chismes, pero la información que estaba obteniendo de esas dos era sublime. En ese momento recordó a la asistente Jenny, una hermosa mujer de baja estatura, sumamente deliciosa, un sabor que sin duda quería probar.
- Disculpen queridas damas, ¿podrían tener su plática luego del trabajo? –hablo por el intercomunicador interrumpiendo a las mujeres – Sara, necesito los archivos de los empleados – le dice a su secretaria – necesito verificar las rutas para el viático de transporte – era mentira, pero de alguna forma debía conseguir la información que necesitaba sin levantar sospechas.
- Muy bien señor, ya se la enviaré – dice la mujer apresurada, temiendo ser amonestada por tontear en horas laborales.
- Por favor, lo estaré esperando lo más pronto posible – le dice y cuelga
Jenny estaba pasando un mal rato, su ciclo se descontrolo luego de tener una fuerte discusión con quien era su pareja, luego de años de relación, promesas y compromisos el hombre la abandonó, según había conseguido a su pareja destinada y por ende la atracción era inevitable entre esos dos, así que Jenny solo paso a segundo plano y luego al olvido. Lo peor de toda la situación era que los había conseguido apareándose en su propia casa, de la ira atacó al hombre quien alegó en la comisaría que ella había perdido la cabeza y por ese motivo él la estaba terminando, duró toda esa noche llorando por ser tan estúpida y que a pesar de todo el daño que le causó aún no lograba olvidarlo, incluso en ese momento su cuerpo lo pedía a gritos.
El calor en su cuerpo era insoportable, los consoladores no eran suficiente, su interior palpitaba, quería sentirlo en su interior, estaba perdiendo la cordura, nada lograba calmarla, necesitaba las feromonas de un Alpha para poder calmarse, pero tampoco sería capaza de salir a la calle a buscar un cualquiera, además de que también cabía la posibilidad de que la atacaran más de un Alpha. Su mente estaba nublada, sus manos y todo su ser temblaba, su garganta se sentía empalagosa y el calor aumentaba, los supresores no lograban calmarla por mucho tiempo. Mientras se consolaba a sí misma escucho el timbre.
- Supe de tu situación y me preguntaba si necesitabas ayuda - la vista era mejor de lo que Víctor esperaba, la mujer estaba llena en sudor, a tal punto que su blusa empapada se pegaba a su piel dejando a la vista sus senos hermosos, redondos, además estaba en bragas y se veían mojadas de sus líquidos y sus feromonas eran un delicioso manjar dulce - estaba pensando que quizás yo podría… - Jenny salto sobre él y comenzó a besarlo, envolviéndolo con sus piernas, sin pensarlo con la mujer en sus brazos entraron a la casa.
Quitándose la ropa lo más rápido posible mientras Jenny saboreaba cada parte de él hasta llegar a su gran erección, sin duda la mujer era buena con su boca, tomó su cabeza para empujarlo un poco más hasta su garganta, la sensación era magnífica, antes llegar lo sacó de su boca y la cargo hasta el sofá, al verla tan excitada y deseosa de tenerlo adentro no dudo ni un segundo y la penetro en una embestida fuerte y profunda, Jenny gemía de placer, podía sentir como la gran erección de Víctor palpitaba en su interior, el fuego en su interior era magnífico Víctor notaba que con cada embestida la mujer lo apretaba un poco más, como si quisiera tenerlo dentro de ella por siempre, le quito la camisa mojada, quería verla muy a detalle, lamió su pecho y mordió su cuello, la mujer movía sus caderas al compás de sus embestidas provocando una sensación de mayor placer. Siguieron apareándose hasta el amanecer, a la mañana siguiente Jenny se encontraba más calmada, no cabía dudas que la única medicina infalible para calmar el celo era sentir a un Alpha.
- Buenos días – le dice Víctor quien se acababa de despertar, parado frente la puerta del cuarto, Jenny no puedo evitar recordar que lo habían hecho en cada rincón de la casa, una locura, pero nunca había sentido tanta química en el sexo como lo sintió con ese hombre.
- Buenos días, tu desayuno está en la mesa – le dice, ella se estaba arreglando para salir, no podía quedarse en la casa, el recuerdo de haber estado con otro hombre mientras sufría por su ruptura la torturaba
- ¿no quieres desayunar conmigo? – le dice en forma insinuante.
- No – responde en forma cortante – por favor termina de desayunar y retírate – sale de la casa.
- Vaya, al parecer olvidó que soy su superior – sonríe y se sienta a la mesa, tomó la taza de café – al parecer he conseguido un juguete muy interesante – ríe.
