Los hijos menores de Luriel y Anahí deberán enfrentar el peso de sus decisiones, aunque eso signifique destrozar sus corazones para proteger a su gente. El amor tal vez, no pueda cambiarlo todo.
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Ese tono de voz
¿Amor... – dijo Guaci simulando un bostezo – no doy más de sueño... – miró a Itatí y agregó - reguerekópa opa mba’e nde kotýpe? (¿tienes todo en tu habitación?) - la vio asentir y le brindó una cálida sonrisa – se giró a su hermano – te portas bien...
Hermana tal vez no lo sepas... – dijo sonriéndole – pero nosotros hemos estado juntos del amanecer hasta el atardecer... hasta hemos dormido la siesta abrazados antes que me vigilaran todo el tiempo... – miró a Itatí – y no tuve sexo con ella... no soy el animal que crees que soy... – cómo lo miraba un poco asustada le aclaró – Che ha'e che reindype ndaaprovechamo'ãiha nderehe... (le dije a mi hermana que no me voy a aprovechar de ti...)
Al quedar solos, el momento se volvió tenso otra vez...
Ikatu repytu'u... (Puedes relajarte...) – dijo con voz suave – Ndapokomo'ãi nderehe ni ndajeruréi ndéve hetave beso... (no voy a tocarte ni a pedirte más besos...) - le sonrió cuando la vio sonrojarse – rehoséramo nde kotýpe oguereko peteĩ bañera iporãitereíva ikatúva revy'a (si quieres ir a tu habitación, tiene una hermosa bañera que puedes disfrutar)
Ndaikuaái mba'épa upéva (No sé qué es eso) – dijo avergonzada
Ahechaukáta ndéve ha aha che kotýpe. (Te voy a mostrar y me voy a mi habitación) – dijo y luego suspiró – Apromete ndapokomo'ãiha nderehe... (prometo que no voy a tocarte...)
Caminaban en silencio, Pitá abrió la puerta de la habitación y luego la del baño y comenzó a preparar el agua, le hizo oler varias fragancias y cuando eligió la de jazmines, le agregó al agua, agregó espumantes y sonreía cuando Itatí miraba maravillada como la espuma aparecía mágicamente. Le mostró la canilla caliente y la fría y le puso al lado las toallas.
Cuando intentó entrar con ropa, le dijo que tenía que entrar desnuda y como se avergonzó completamente le aclaró que después que él se fuera. Ella le sonrió con timidez y Pitá estuvo a punto de olvidarse de todo y besarla, pero se la veía tan feliz y relajada que no quiso perder esa poca confianza con ella que estaba logrando.
Tovy'a (Que lo disfrutes) – le sonrió – Che koty oĩ ko ykére en caso de reikotevẽ mba'eve... (mi habitación está al lado de esta por si necesitas algo...)
Salió del baño y luego de la habitación, pero se quedó recostado en la puerta por unos segundos. Luego comenzó a dirigirse a su habitación. Ni bien entró, se desnudó y por un momento se tentó de ir por el balcón y meterse en esa bañera con ella, pero no era el momento... ella ya no le pertenecía... en realidad nunca le había pertenecido, pero desde que había decidido romper el compromiso, la sensación de perdida estaba presente en su mente y en su cuerpo.
Ingreso a su baño y la escuchó cantar, no pudo evitar sonreír al recordar a la Kerana que había conocido... cuando reía casi todo el tiempo... Abrió los grifos para llenar su bañera también... y cuando se metió y comenzó a relajarse, le hizo 3 golpecitos en la pared que separaba a ambos baños y ella dejo de cantar... pero solo por unos segundos, le copio los golpecitos y luego siguió cantando, pero siempre atenta a cualquier sonido que viniera de la otra habitación.
Casi una hora después, decidió salir del agua porque ya sus dedos estaban completamente arrugados, reía mirándolos. Nunca se había bañado en un lugar como ese, olio su piel y el aroma a jazmines se sentía en todo su cuerpo.
Se vistió, había un gran ventanal y fue a abrirlo, la brisa fresca entraba sigilosamente, la luna alumbraba ese espacio y salió para ver... solo para ver... pero no pudo evitar acercarse al otro ventanal que también estaba abierto de par en par.
Se acercó un poco más y lo descubrió acostado con los brazos debajo de su cabeza, completamente relajado... tal vez estuviera dormido...estaba con un pantalón largo a cuadros, pero sin camisa y podía notar hasta desde esa distancia los músculos marcados y las costillas que resaltaban por la posición de sus brazos.
Reguerahase jey chendive peteĩ siesta? (¿Quieres volver a dormir la siesta conmigo?) – dijo ronco sin moverse ni abrir los ojos – Ndapokomo'ãi nderehe... ikatu reñapytĩ che po nde reñeñandu porãvéramo... (no te voy a tocar... puedes atarme las manos si te hace sentir más segura...)
Ndakyhyjéi ndehegui... (No te tengo miedo...) – dijo haciéndose la valiente
Pitá se corrió en la cama para dejarle lugar y estiró el brazo para que usara de almohada, desde ese momento dejo de respirar esperando a saber si lo aceptaría o no...
Recién cuando Itatí se sentó en la cama, abrió los ojos e inspiro profundamente. Ella se recostó y apoyó su cabeza en su brazo.
Eke py'aguapýpe... Romombáy ko'ẽmbotávo... (Duerme tranquila... te voy a despertar cuando amanezca...)
El aroma a jazmines lo inundó completamente, no se movía para que creyera que se había dormido. No paso mucho tiempo cuando ya profundamente dormida se giró hacia Pitá y se acurrucó contra él.
Tenía que convencerla de volver con él, todavía faltaban unos días para que se fueran, pero si lo había besado y ahora estaba dormida contra él era porque todavía tenía chances.
El problema era que, hasta él en su egoísmo se daba cuenta que era mejor como amigo que como prometido. Había sido un día estresante para ella y ahora podía verla como la niña que era. Era apenas un poco mayor que Araí y él consideraba a su hermanita como muy pequeñita, si alguien la tratara como él había tratado a Itatí simplemente lo golpearía hasta hacer que se disculpara, pero ella no tenía quien la defendiera, solo contaba con la promesa del cacique Luriel de ser ella quien eligiera.
Pitá se sentía como esos primeros días en que la había conocido, cuando se aprovechaba de su inocencia para acariciarla inapropiadamente, pero que, a su vez, había sido la propia trampa en la que había caído, porque se había enamorado de su candidez, su entrega desinteresada, sus besos y sus caricias que fueron cambiando a medida que fue aprendiendo. Ninguna de las jóvenes con las que había estado, ni en la aldea, ni en la universidad, podían compararse con ella.
Ambos estaban de costado, frente a frente y se habían dormido completamente. El brazo de Pitá que estaba libre, descansaba sobre la cintura de Itatí y la acercaba hacia su torso.
Las manos de Itatí estaban juntas entre ambos, como arrebujándose o como si hiciera frío, tenía puesto una remera y un pantalón corto que Arai le habia prestado. El sonido de la respiración de Pitá la arrullaba, el aliento cálido sobre su frente le ponía la piel completamente erizada, el aroma a cítricos que emanaba de su piel la envolvía completamente. Sentía el calor que irradiaba su pecho y cuando recostó la frente por él, podía sentir los latidos serenos y constantes que emitía su corazón.
Volver a sentirlo como había sido en el principio era un golpe bajo para la decisión que intentaba tomar de alejarse de él.
Cuando comenzó a amanecer, Pitá comenzó a acariciarle el rostro con delicadeza, le había prometido no tocarla, pero intentaba que ella se despertara sin emitir algún grito, en el caso de haber olvidado donde estaba.
Quiero dormir el resto de mi vida contigo – le susurraba mientras seguía acariciándola – sé que somos muy jóvenes para los demás... pero yo sé lo que quiero... – le besó con ternura en la frente - aunque no quieras regresar a ser mi prometida... siempre que vengas a esta casa, esa ventana va a estar abierta por si quieres dormir conmigo...
Itatí se despertó con el beso, quedó mirándolo por mucho tiempo y luego se giró para mirar hacia la ventana.
Oñepyrũma ko'ẽmbotávo (Está empezando a amanecer) – dijo Pitá – reho va'erã nde kotýpe... (tienes que ir a tu habitación...)
Ella asintió, pero no se movía, tal vez esperaba un beso, tal vez, se moría ella por darle un beso, pero se incorporó en la cama y luego quedó sentada con los pies en el piso frío por unos segundos.
Aguyje Kerana repyta haguére chendive (Gracias Kerana por quedarte conmigo) – dijo Pitá cuando ella se levantó un poco cohibida y ella le sonrió encantadoramente.
Simplemente amaba que él la llamara Kerana con ese tono de voz.