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El Último Cliente

El Último Cliente

Status: En proceso
Genre:Elección equivocada / Traiciones y engaños
Popularitas:3.3k
Nilai: 5
nombre de autor: Maria Esther

Cuando José Luis conoció a Violeta, no sabía a lo que se dedicaba.

Ella intentó cambiar de vida, pero las circunstancias no la dejaron.

Su vida siempre fue muy dura. El amor, la pasión, el sexo, hicieron presa de ella...

NovelToon tiene autorización de Maria Esther para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Violeta era todo para mí

Pasó mucho tiempo antes de que Ernesto volviera a saber de Roberto.

Se lo encontró una noche en un bar de lujo.

Hola, ¿se acuerda de mí?, Roberto se encontraba en la barra tomándose una cerveza.

Ernesto se sentó junto a él, por supuesto que me acuerdo de usted. ¿Qué lo trae por estos rumbos, amigo?

Vine a cerrar unos negocios, pero quería despedirme para siempre de Violeta, acabo de visitar su tumba.

Y dígame, ¿se ha restablecido por completo?, Ernesto le hizo la pregunta con total suavidad no quería que el hombre se sintiera mal.

Bueno, me siento mucho mejor, pero claro su recuerdo lo voy a llevar siempre en mi corazón. Una mujer así nunca se olvida. Además, de que fue mi mejor amiga por siempre.

Tiene razón, un amor así no se puede olvidar. Como le dije la vez pasada yo la traté muy poco, pero aún así tuve comprender que su alma estaba ausente de amor. No fue toda su culpa al haber hecho de su vida un desastre.

Yo lo he comprendido también, y ahora me marcho para siempre a mi ciudad natal. ¡Oh, mi España querida!, me iré para ya no regresar más.

Bueno, amigo, le deseo buen viaje y si alguna vez quiere hablar con una persona siempre voy a estar dispuesto, tenga mi tarjeta, sé que algún día la necesitará.

Gracias, téngalo por seguro que sí le hablaré, dijo Roberto dándole un abrazo a Ernesto en una gran despedida.

Antes de que se vaya, ¿quiere que vayamos a comer algo?, conozco un restaurante muy bueno que seguro le va a gustar.

Bueno, ¿quién puede rechazar comer?, jajaja.

Ya ve, ¿qué le cuesta?, se ve más animado. Eso es bueno.

Así es, no sé por qué su presencia me pone de buenas.

Al poco rato ya estaban comiendo en un restaurante muy privado.

Ambos estaban contando sus anécdotas con Violeta, al parecer eran compañeros del mismo dolor.

El nombre de Violeta duró en la boca del pueblo por mucho tiempo. Ya todos sabían a lo que se dedicaba, muchos la criticaron, pero otros la compadecían. Sabrá Dios qué fuerza la habría impulsado a vivir así.

Era muy poco lo que se pudo hacer para ayudar a Violeta. Los padres de ella no quisieron volver a saber de ella nunca más, pero eso sí, cuando les llegó el dinero de la herencia ahí sí vieron cuán mal se habían portado con su hija.

Cuando la cena terminó Ernesto y Roberto decidieron hacer muy buena amistad y ambos se intercambiaron sus números de teléfono.

Roberto se marchó con la convicción de que Ernesto siempre iba a estar ahí para él.

Sin embargo, Ernesto no volvió a saber de Roberto en mucho tiempo. Al parecer Roberto había olvidado su promesa de ser grandes amigos y de frecuentarse porque en todo este tiempo nunca le marcó. Aunque Ernesto trató de marcarle pero la llamada siempre se iba a buzón.

Ernesto lo dejó al tiempo, sabía que algún día le marcaría y seguirían con su amistad.

Había pasado mucho tiempo, pero Ernesto seguía recordando a esa Violeta que se entregaba a todos los hombres con esa jovialidad y belleza que irradiaba de todo su cuerpo.

Ernesto pensó que si Roberto no lo buscaba tal vez estuviera enfermo. Así que decidió ir a visitarlo, ya que nunca le contestaba las llamadas.

El problema es que no sabía dónde vivía. Decidió ir a la casa de Violeta, la cual ya se estaba rentando, preguntó al portero si conocía la dirección de Roberto.

Roberto era muy joven, a Ernesto le daba ternura, era muy joven para llorar por la muerte de una cortesana. Lo que más coraje le daba es que él no podía hacer nada para calmar ese dolor.

Aunque ya había pasado el tiempo aún no lograba olvidarla.

Lo encontró en el lecho, se veía muy demacrado. La muerte de Violeta lo había enfermado hasta el grado de que casi moría.

Vamos, amigo, debes sobreponerte, a Violeta no le hubiera gustado verte así.

Hace un tiempo hermoso afuera, deberías pasear por el campo. El sol brilla en su esplendor. Si quieres yo mismo te puedo acompañar, pero, por favor, salte de ese lecho de muerte.

Yo le agradezco sinceramente su interés en mí, pero le aseguro que no tengo ganas de ir a ninguna parte. Sin Violeta la vida no es nada para mí, ni siquiera me dio tiempo de volverla a ver.

Ella ya no está aquí y nosotros debemos de salir adelante a como dé lugar.

Roberto lo escuchaba en silencio hasta que decidió hablar.

Tienes razón, amigo, pero por lo pronto quiero llorar mi dolor. Violeta fue para mí como... más bien hubiera sido para mí como una esposa, pero ella nunca quiso. Me hizo apartarme de ella, pero después me arrepentí y quise volver pero ya era muy tarde.

Bueno, por lo pronto, te levantarás de esa cama, te bañarás, te afeitarás, y tú y yo iremos a dar una vuelta, a lo mejor nos encontramos a unas chicas por ahí, esto último lo dijo guiñándole un ojo.

De acuerdo, entonces Roberto se levantó de la cama muy a duras penas se puso de pie, pero estaba dispuesto a salir adelante. Y a todo esto, ¿cómo diste con mi dirección?

Preguntando se llega a Roma, amigo.

Al poco rato ambos hombres caminaban juntos por la gran ciudad.

Se la pasaron viendo aparadores, fueron a algunas agencias de coches aunque no compraban nomás se iban a ver. Era obvio que eran una pareja dispareja porque Roberto estaba forrado en dinero y, en cambio, Ernesto no tenía un cinco partido por la mitad.

Pero era era evidente que la amistad crecía entre los dos.

1
Yolanda Vaca
Excelente
Melisuga
¡Pobre chiquilla! Usada y manipulada por un canalla desvergonzado.
A todas estas, ¿y la anticoncepción?
Melisuga
Una mentira detrás de la otra. Y la ingenua inocente se las cree todas y cada una.
Melisuga
¡Qué tipo tan patán!
Melisuga
¿domingo siete? No entendí.
Melisuga: Gracias, estimada escritora.
Esther: Acá en México decimos domingo 7, para referirnos a que no vaya a salir embarazada.
total 2 replies
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