Mi Vida Como Mafiosa

Jazmín pasaban los días dentro de aquella habitación, los médicos iban y venían con el pasar de las horas. Vincent no había vuelto luego de aquella orden que había recibido, con los recuerdos que tiene sobre ese hombre sabe que el responsable de dejarla así sufrirá de una manera horrible hasta su completa recuperación.

Un mes después de despertar en aquel cuerpo y aceptar su nueva realidad Jazmín finalmente pudo salir de aquella habitación, usaba una silla de ruedas para facilitar su movilidad por aquel lugar. Al principio creyó que estaban en un hospital, pero al salir se dio cuenta de que estaban en una hermosa casa fuertemente custodiada por guardias. Jazmín los conocía, eran sus hombres, hombres que ella mismo entrenó para volverlos los guardias aptos que son hoy en día.

Vincent estaba del otro lado del corredor en donde Jazmín observaba el hermoso bosque que se extendía a lo largo del paisaje, el mismo estaba por darse la vuelta cuando Jazmín lo llama.

_No deberías estarme evitando de esa manera, cometí el error de confiar en la persona equivocada y no tienes culpa alguna de lo que sucedió en aquella noche. Hazme el favor de perdonarte por no haber estado conmigo, no había manera en la que pudieras haber evitado que me escapará de ti. Descarga toda esa rabia, ese odio que tienes al hacerlo pagar por intentar acabar conmigo.

Los ojos de Vincent se iluminaron con una determinación que ocultaba el enojo que sentía al verla de aquella manera.

_Es fácil para usted decir todo eso, es mi deber protegerla de cualquier peligro que pueda presentarse. Usted fue capaz de salir sin mí en aquella ocasión, pero le aseguro que no volverá a ocurrir. Señora Vecchi, debería recordar cuál es su posición en todo esto, es usted jefa de la mafia, protectora de toda está gente. Si algo llegará a suceder le, ¿Quién evitaría que sus enemigos acaben con todos ellos?

Luego de esas palabras Vincent se retira, Jazmín permanece en el mismo lugar pensando en todo lo que aquel hombre le había dicho. Realmente la verdadera Jazmín se dejó llevar por la autoconfianza que tenía y acabo muy mal, confío en la persona equivocada y ella no cometería el mismo error en esta vida.

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Jazmín poco a poco fue mejorando, 3 meses después de lo ocurrido ya caminaba con más determinación con ayuda de unas muletas. Sus hombres no estaban acostumbrados a verla de aquella manera. Una mujer que les enseño todo lo que sabían y les dio todo lo que tenían, era difícil verla caminando de aquella manera o ver como el dolor causaba que sus pasos se vieran limitados en algunas ocasiones.

8 meses después de todo ella ya estaba completamente recuperada, entrenaba diariamente para que su cuerpo volviera a acostumbrarse. Vincent se había marchado en una misión que ella organizó hace algunas semanas, dejando al grupo y la buena ejecución de la misión en manos del mismo.

Había estado investigando quien fue el responsable de dar las órdenes al hombre que casi la mat*, dando con uno de sus tantos enemigos en Roma. Vincent debía ir para dar un pequeño mensaje en respuesta al ataque que realizaron en su contra.

Cuando Jazmín recuperó toda su movilidad, sin sufrir algún tipo de dolor al moverse bruscamente se aseguró de ir a visitar a su invitado. Al verlo notó que Vincent realmente se había tomado en serio el trabajo de torturarlo. Lo que antes era un hermoso rostro estaba lleno de hematomas y heridas recientes, ambas piernas tenían algunas vendas que evitaban que sufriera algún tipo de infección debido a los cortes que tenía. Jazmín avanza lentamente dejando que el hombre la observará mejor. Sus pasos se hacían más evidentes debido al tacón que llevaban puesto, vistió el mejor vestido que encontró en su habitación y los tacones más lujosos para demostrar que estaba mejor que antes, para demostrar que su tentativa de acabar con ella había fracasado.

Al verla él se sorprende, antes de ver cómo se llevaban a Jazmín él había sido arrastrado hasta ese lugar en donde fue golpeado día y noche.

_Se-se supone que estabas muert*.

_No soy alguien fácil de mat*r, cariño. Tuviste la audacia de meterte a mi cama, hacer que te quisiera y aceptará en mi casa y me pagas de esa manera. Debiste apuñalar me el corazón para acabar conmigo de una buena vez, pero no fuiste capaz. Dejaste que tus recuerdos a mi lado interfieran en tu trabajo.

Sus ojos hinchados buscan verla mejor, levantando un poco la cabeza logra verla perfectamente.

_Jazmín, cariño. No sabes cuánto me arrepiento de haberte hecho eso, si de verdad me amaste perdona lo que sucedió y te daré toda la información que quieras. Yo mismo me encargaré de acabar con el responsable de dar las órdenes.

La sonrisa que ella dio al escuchar aquellas palabras fue hermosa, el pobre ya estaba sonriendo pensando que había logrado conversarla de perdonarlo. Pero su felicidad se marcha en el momento en que nota como aquella sonrisa se vuelve siniestra y cargada de odio.

_Me parece que Vincent se pasó un poco al golpearte la cabeza, ya estás teniendo alucinaciones con algo llamado perdón. Aquí no perdonamos, tuviste los cojones de traicionar me y ahora debes tener los cojones para afrontar las consecuencias de esa decisión. Seré capaz de oír tus súplicas, no parecías muy arrepentido al momento de romper mis piernas o al arrojarme contra aquella pared, tampoco vi arrepentimiento en tus ojos cuando me dabas aquellas apuñaladas. Agradece el buen trato que mis hombres te daban, ahora sabrás por qué nadie se atreve a ir en contra de mí.

El hombre finalmente entiende que había cometido el mayor error de su vida, ir en contra de Jazmín Vecchi era con toda certeza la mayor estupidez que podrías cometer, fue lo que un amigo suyo le dijo antes de que el aceptará el trabajo.