El Amante Del Príncipe Es Adicto A Los Libros

El sol salía lentamente en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos naranjas y morados. Aric había logrado escapar de los hombres que lo buscaban, gracias a la valentía de Kael. Ahora, se encontraban en un claro del bosque, lejos de las miradas curiosas y de las exigencias del palacio. Sin embargo, a pesar de la adrenalina que aún corría por sus venas, una sensación de calma comenzaba a apoderarse de él.

—¿Estás bien? —preguntó Kael, su voz suave contrastaba con la intensidad del momento anterior, mientras miraba los brazos fuertes del príncipe.

Aric asintió, aunque sabía que la preocupación lo invadía por dentro. —Sí, solo… necesito un momento para procesar todo esto —respondió, mirando hacia el suelo cubierto de hojas secas.

Los dos jóvenes se sentaron en un tronco caído, rodeados por la serenidad del bosque. El murmullo del viento entre los árboles parecía ofrecerles consuelo, y la tensión que los había acompañado comenzó a disiparse. Sin embargo, había algo más en el aire; una energía palpable que parecía vibrar a su alrededor.

—No puedo creer que hayamos escapado —dijo Aric, tratando de romper el silencio tenso—. Pensé que estaba acabado.

Kael sonrió, pero su mirada era profunda y reflexiva. —A veces, la vida nos empuja a situaciones inesperadas. Pero creo que todo sucede por una razón.

Aric se volvió hacia él, intrigado por su forma de pensar. —¿A qué te refieres?

—Quizás este encuentro no fue solo una casualidad. Tal vez estamos destinados a cruzar caminos por algo más grande —respondió Kael, su voz llena de misterio.

Aric sintió un escalofrío recorrer su espalda. Las palabras de Kael resonaban en su corazón, como si cada sílaba estuviera diseñada para tocar una parte oculta de su ser. Pero antes de que pudiera profundizar en sus pensamientos, un brillo inusual llamó su atención en el fondo del claro.

—¿Ves eso? —preguntó Aric, señalando hacia un lago pequeño y sereno que se encontraba al final del claro. Su superficie reflejaba el cielo como un espejo perfecto.

Kael lo miró con curiosidad. —Nunca había visto ese lago antes. Vamos a acercarnos.

Los dos jóvenes se levantaron y caminaron hacia el agua. A medida que se acercaban, una extraña sensación envolvía el aire; era como si el lago estuviera vivo, pulsando con una energía mágica. Aric sintió cómo su corazón latía más rápido mientras se acercaban a la orilla.

De repente, una figura emergió de las profundidades del lago. Era una mujer hermosa y etérea, con cabellos largos como hilos de turquesa y ojos que brillaban como estrellas. Su piel parecía resplandecer con un brillo suave y misterioso, y su presencia llenaba el aire con un aura casi hipnótica.

—Bienvenidos, jóvenes viajeros —dijo la mujer con una voz melodiosa que parecía fluir como el agua misma—. Soy la Dama del Lago.

Aric y Kael se miraron sorprendidos, sin saber si debían hablar o permanecer en silencio ante tal belleza y misterio.

—¿Qué… qué eres? —preguntó Aric finalmente, su voz temblorosa ante la majestad de la figura frente a ellos.

La Dama sonrió con dulzura. —Soy un espíritu antiguo que guarda este lago y sus secretos. He visto muchas cosas a lo largo de los siglos, y ahora he sentido la llegada de dos almas entrelazadas por el destino.

Kael dio un paso adelante, su curiosidad superando su cautela. —¿Nosotros? ¿Por qué somos importantes?

La Dama del Lago los miró fijamente, como si pudiera ver más allá de sus rostros y adentrarse en sus corazones. —El amor es un camino lleno de sorpresas. Cada elección que hacen puede llevarlos a destinos inesperados. Ustedes están en el umbral de un nuevo capítulo en sus vidas.

Aric sintió cómo una mezcla de emoción y temor se apoderaba de él. ¿Qué quería decir con “nuevo capítulo”? Su mente viajaba hacia los momentos compartidos con Kael, las risas y las conversaciones profundas que habían tenido desde que se conocieron.

—¿Qué debemos hacer? —preguntó Aric, sintiendo que cada palabra era crucial.

La Dama del Lago extendió su mano delicada hacia ellos. En su palma brillaba una luz suave, como si contuviera fragmentos de sueños perdidos. —Debes decidir qué camino tomarás. El amor verdadero requiere valentía y sinceridad. Si deseas explorar lo que hay entre ustedes, debes estar dispuesto a enfrentar tus miedos.

Kael miró a Aric, sus ojos reflejando una mezcla de esperanza y vulnerabilidad. Era un momento cargado de significado; ambos sabían que estaban en un punto crítico en su relación.

—Pero… ¿y si no estoy listo? —susurró Aric, sintiendo cómo el peso de la decisión lo aplastaba—. No quiero arriesgar lo que hemos construido hasta ahora.

La Dama del Lago sonrió comprensivamente. —El amor no siempre es fácil, pero es en los momentos difíciles donde se forjan las conexiones más fuertes. Si deseas seguir este camino, deberás ser honesto contigo mismo y con Kael.

Aric sintió cómo sus pensamientos se agolpaban en su mente. Sabía que había algo especial entre ellos; una chispa que no podía ignorar. Pero también temía lo que eso significaría para su vida en el palacio y las expectativas que lo rodeaban.

—¿Y si me equivoco? —preguntó finalmente, su voz temblando con vulnerabilidad—. ¿Y si esto solo trae dolor?

La Dama del Lago inclinó la cabeza con gracia. —El dolor es parte del viaje; sin embargo, también lo es la alegría. Lo importante es aprender a navegar entre ambos. Elige sabiamente.

Kael tomó la mano de Aric en un gesto reconfortante. —Lo haremos juntos —dijo suavemente—. No tienes que enfrentarlo solo.

Aric miró a Kael, sintiendo cómo su corazón se llenaba de calidez ante esas palabras. Había encontrado en él un refugio, alguien dispuesto a acompañarlo en esta travesía incierta.

—¿Y si decidimos intentarlo? —preguntó Aric a la Dama del Lago—. ¿Qué pasará entonces?

La Dama sonrió con una luz en sus ojos que parecía iluminar todo el claro. —Entonces el camino se abrirá ante ustedes; nuevas posibilidades florecerán, y el amor encontrará su camino a través de los obstáculos. Pero recuerden: todo viaje tiene sus desafíos.

Aric sintió cómo la decisión pesaba sobre él como una espada de doble filo. Era un paso hacia lo desconocido; un salto al vacío donde podría encontrar tanto felicidad como dolor.

—¿Qué opinas? —le preguntó Aric a Kael, sintiendo la necesidad de compartir esa carga emocional con él.

Kael lo miró fijamente, sus ojos reflejando una comprensión profunda. —Creo que vale la pena arriesgarse por algo real. Siempre he sentido una conexión contigo, y no quiero dejarla ir sin intentarlo.

Aric sintió cómo su corazón latía con fuerza ante esas palabras sinceras. Era el momento decisivo, el instante en el que todo podía cambiar para siempre.

—Entonces… quiero intentarlo —dijo Aric finalmente, sintiendo cómo la determinación comenzaba a llenar su ser—. Quiero explorar lo que hay entre nosotros.

La Dama del Lago sonrió ampliamente, como si hubiera estado esperando esa respuesta desde el principio. —Entonces den un paso adelante hacia el agua; allí encontrarán respuestas a sus preguntas más profundas y vislumbres de lo que está por venir.

Ambos jóvenes intercambiaron miradas llenas de emoción y nerviosismo antes de acercarse al borde del lago. El agua brillaba bajo la luz del atardecer, como si estuviera invitándolos a sumergirse en sus profundidades.

—¿Estás listo? —preguntó Kael, tomando la mano de Aric con firmeza.

—Listo —respondió Aric, sintiendo cómo cada palabra resonaba con verdad en su interior.

Con un movimiento decidido, ambos dieron un paso hacia adelante y sumergieron sus pies en el agua fresca del lago. La sensación fue electrizante; una corriente mágica parecía recorrer sus cuerpos mientras el agua los envolvía suavemente.

De repente, el lago comenzó a brillar intensamente, iluminando el claro con una luz dorada que parecía emanar desde el fondo mismo del agua. La Dama del Lago observaba desde la orilla con una expresión serena y sabia.

—Recuerden: el amor es un viaje lleno de sorpresas —dijo ella antes de desvanecerse lentamente en la bruma dorada—. Confíen en sus corazones.

Aric sintió cómo una oleada de energía los envolvía mientras se adentraban más en el lago. Era como si estuvieran cruzando un umbral hacia algo nuevo e inexplicable; un mundo donde las posibilidades eran infinitas.

Pero justo cuando estaban a punto de sumergirse por completo, un estruendo resonó desde la orilla del lago. Ambos se giraron rápidamente para ver figuras oscuras emergiendo entre los árboles: eran los hombres que habían estado buscando a Aric.

—¡Ahí están! ¡No pueden escapar! —gritó uno de ellos mientras se acercaban rápidamente.

El corazón de Aric se hundió mientras comprendía la gravedad de la situación. Habían encontrado su rastro nuevamente; estaban atrapados entre el lago mágico y las sombras amenazantes que se acercaban rápidamente.

—¡Rápido! ¡Regresemos! —exclamó Kael mientras tiraba de la mano de Aric para regresar a la orilla.

Pero antes de que pudieran girarse completamente, el lago brilló aún más intensamente y una ola poderosa emergió repentinamente, separándolos de los hombres armados y llevándolos hacia las profundidades misteriosas del agua.

Aric sintió cómo todo se desvanecía a su alrededor mientras caían en un abismo brillante; el eco de las voces amenazantes se desvanecía lentamente mientras eran absorbidos por la magia del lago…

¿Qué les esperaba al otro lado? El suspenso llenaba el aire mientras sus cuerpos eran envueltos por la luz radiante del lago mágico…