Después de dos años de matrimonio, me di cuenta de que nuestra relación era un fracaso. Durante ese tiempo, intenté ganarme el amor de James, pero el heredero de la corporación Sterling simplemente me despreciaba.
James, un hombre atractivo, codiciado y rico, hacía que yo fuera la envidia de muchas mujeres. Sin embargo, nadie sabía que detrás de las puertas cerradas de nuestro hogar, James me trataba con frialdad y desdén.
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CAPÍTULO#18: LA NUEVA DIRECTORA
¿ QUÉ HACE ELLA AQUÍ?
≪James starling≫
Mi paciencia se encontraba al borde, y la manifestación de mi ansiedad era evidente en mi pierna, que no paraba de moverse mientras esperaba que mi madre comenzara la lectura del documento que marcaría los cambios en Starling. Había esperado este momento durante años, y hoy debía ser el día decisivo.
—Intenta calmarte, querido—, dijo Debora, al notar mi inquietud. Con su voz suave, trató de relajarme mientras apoyaba su mano en mi hombro—. Todos sabemos que ese puesto es tuyo; nadie más que tú está calificado para ello.
Mis labios se delinean en una sonrisa, aceptando sus elogios y revitalizando mi confianza en mí mismo. Pronto se abre la puerta y veo ingresar a mi madre, momento en el cual todos nos levantamos para saludarla.
—Bienvenida, señora Rachel –—dice uno de los miembros del directorio, a lo que ella responde asintiendo con la cabeza.
—Es un placer saludarlos a todos y saber que mi mensaje ha llegado a cada uno de ustedes. —Ella sonríe, aunque su expresión cambia momentáneamente al ver a Debora, para nadie es un secreto que no le agrada, pero luego vuelve a dirigirse a los demás miembros presentes. Como bien saben, Starling ha sido un referente en el mundo de la moda debido a su alta costura y diseños innovadores. Desde joven, se me brindó la oportunidad de participar en este fascinante ámbito y, hasta el día de hoy no he tomado ningún descanso desde el fallecimiento de mi esposo; sin embargo, la competencia se ha intensificado. Debo reconocer que ha llegado el momento de ceder el puesto a alguien cuyas habilidades me han impresionado gratamente. Le tengo la suficiente confianza para que asuma la dirección de la empresa.
Era evidente que mi madre se refería a mí, y sonreí con satisfacción.
Observo la atención de mis colegas en el directorio y reconozco que algunos pueden no estar de acuerdo con mis decisiones. Sin embargo, sus opiniones no son relevantes para mí y lo demostraré en mi futuro rol como Director de Starling.
—No deseo que esta reunión se extienda innecesariamente, ya que hay mucho trabajo por realizar. Por lo tanto, solicito que todos se pongan de pie para darle la bienvenida a la persona que asumirá la responsabilidad del cargo.
Débora ajusta rápidamente mi corbata, y yo avanzo un paso. Sin embargo, mis movimientos se ven interrumpidos cuando la puerta se abre nuevamente, y una pierna femenina aparece, acompañada de una fragancia a lirios que envuelve toda la sala de juntas.
Su larga melena roja contrasta notablemente con su inconfundible piel pálida, la cual atrae varias miradas al ritmo de sus caderas, mientras camina con una elegancia que nunca había observado en su andar.
¿Qué hacía Ana aquí? Pronto se resolvería esa incógnita, ya que mi madre la presentó como la nueva directora de la compañía.
— ¡Eso no puede ser cierto! —exclamó Débora, golpeando la mesa. —Ese puesto le corresponde a James señora Rachel, ¡ella es una usurpadora! —la acusó señalándola.
—Me resulta tan peculiar que seas tú quien me llame de esa manera, considerando que te has presentado aquí como la esposa, de quien apenas acaba de formalizar legalmente nuestra separación. No obstante, no te preocupes, no tengo intención de reclamar nada al respecto; simplemente estoy aquí para cumplir con mi labor.
Débora bufó, conteniendo apenas su furia.
—¡No trates de engañarme con tus palabras melosas! —exclamó—. Todos sabemos que tu única motivación es el dinero y el poder. No te interesa ni James ni esta empresa.
Ana esbozó una leve sonrisa, sin permitir que los insultos la afectaran.
—Resulta curioso que hables de intereses, Débora —respondió—. Porque, hasta donde tengo entendido, tú tampoco te encuentras aquí por un amor desinteresado. Cada uno de nosotros tiene sus razones, pero eso no justifica la falta de cerebro, de la cual careces. Te pido que mantengas la compostura.
La atmósfera en la sala era palpable y cargada de tensión. Los miembros del directorio se mantenían en silencio, algunos mostrando una clara incomodidad. Mi madre, por su parte, adoptaba una expresión seria.
—¿Se ha percatado de que ha confiado el total de la responsabilidad de la empresa a esta mujer en lugar de a su propio hijo? —reclamó Débora, su voz impregnada de indignación.
Mi madre la miró con seriedad, con una expresión imperturbable.
—No estás en posición de hacer ningún reclamo —respondió con firmeza—. Te pido que nos trates a Ana y a mi con el respeto que merecemos. No somos iguales. James era consciente de lo que implicaba esta decisión.
Observé cómo mi madre se acercaba a su bolso y sacaba unos documentos. Me los entregó con una mirada que no permitía objeciones.
—Este es el contrato que tu padre y el padre de Ana firmaron cuando decidieron comprometerlos —explicó—. En este acuerdo, el padre de Ana desempeñó un papel fundamental como el principal inversionista de la empresa. En este documento se estipuló un pacto claro: de las acciones de la compañía, el 80% pertenece a Ana, mientras que a ti te corresponde el 50%.
—Si tú y Ana hubieran continuado casados, tendrías la posibilidad de asumir la responsabilidad de la empresa. No obstante, dado que han terminado su relación, la gestión de la empresa será transferida a su nombre. ¿No te diste cuenta de los detalles del contrato cuando tu padre te lo entregó?
Inmediatamente comencé a revisar los documentos y quedé atónito. Débora tomó los papeles de mis manos para comenzar a leerlos ella misma.
—¡Esto es injusto! —exclamó, dirigiendo una mirada furiosa a mamá.
—No es injusto —respondió mamá con tranquilidad—. Débora, en este lugar no tienes nada que buscar y mucho menos a reclamar. Recuerda que no eres la esposa de mi hijo , eres la amante. asi que no tienes derecho a estar aquí. Por lo tanto, te pido que te vayas.
Débora me lanzó una mirada en busca de apoyo, pero yo continuaba revisando los documentos, intentando asimilar la información. Finalmente, tras un profundo suspiro de frustración, se dio la vuelta y abandonó la sala, dejando a su paso un silencio inquietante.
Dónde dejaste a la sanguijuela de la Débora ????!!!!
A sobarse pués 🤭
Nunca estuviste de acuerdo con ese matrimonio arreglado....
Espero las próximas líneas no sean de maldad desmedida y una mujer doliente, sumisa
ayyy Dëbora.... pobre de tï 🤭