Luego de casarse y sufrir una serie de maltratos. Perla vuelve al día en que cometió uno de los peores errores de su vida. Ahora está lista para vengarse, no se permitirá que la traten como trapo sucio de nuevo.
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Damián me ama.
... Perla llega a su oficina y escucha buenas noticias, Selina está en el hospital, ella decide visitarla, se hace pasar por su amiga frente la recepcionista y entra a la habitación.
— Hola Selina.
— ¿Qué haces aquí?
— Visitó a una vieja amiga. ¿Cómo estás?
— No necesito tu hipocresía. Se que estás feliz al verme aquí.
— ¿Por qué tienes esas lágrimas? ¿No me digas que perdiste a tu bebé? — Perla se burla.
— Aunque eso te gustaría no. Mi bebé y yo estamos bien. — Perla no está satisfecha con el resultado.
— Me da mucho gusto, aunque deberías cuidarte, los embarazos son muy delicados, si pierdes a tu bebé ya no podrás casarte con Damián.
— Damián me ama.
— Pero su familia no te acepta. Una familia de alcurnia nunca acepta nueras nefastas y pobretonas. Por eso usaste el truco más viejo, un bebé.
— Lárgate.
— No te alteres, le puede hacer daño al pequeño. — Perla le toca la panza. — Ya está algo grande.
— No lo toques.
— ¿Por qué no? — Perla aplasta su panza con irá.
— Duele. Déjame.
— ¿No querías que el me hiciera perder a mis bebés? — Perla recuerda sus perdidas, y no contiene su rabia, ella pone más fuerza.
— Déjalo. Puedes lastimarlo.
— ¿Por qué me importaría tu hijo? — La mirada de Perla cambia, ella quiere verla sufrir, y que mejor manera que hacerle lo mismo que ella le hizo, matando a su bebé dentro de su vientre.
— ¡Ayuda! ¡Ayuda! — Empieza a gritar, Perla se ríe al verla asustada, ella se hace para atrás.
— Sobre aviso no hay engaño, cuida bien al pequeño. Se te puede escapar el negocio. — Le da una última risa burlona y se va.
En el camino llama a su amiga.
— Ana necesito que te encargues de algo.
— Lo que sea por ti. — Perla le da instrucciones precisas. — Está bien, es muy sencillo.
— Gracias. — Sin pruebas no hay delito, piensa ella sonriente, ahora se tiene que encargar de ese bebé, ¿pero cómo? no puede enviar más regalos, podrían descubrirla. Ella piensa en esa mujer que trabajaba en la casa, a ella no le caía bien Selina, si le ofrece dinero, podría ayudara en su plan.
Con eso en mente va al supermercado, no recuerda muy bien los días que ella hace las compras, pero definitivamente la encontrará uno de esos días.
No tuvo suerte en su primer intento, pero no se dará por vencida, sería fácil investigar su número, pero prefiere un encuentro casual, será menos sospechoso si alguien un día la descubre.
... Perla regresa a casa al atardecer, pide que le sirvan la cena y come tranquila. Mauricio llega un poco más tarde.
— No me esperaste.
— El estómago me exigía alimento.
— ¿Qué hiciste hoy?
— Trabajé, visité a una enferma, fui al super. ¿Y tú?
— Trabajé, comí, y volví a trabajar.
— Aburrido.
— Es mi rutina, me gusta.
— Si tú lo dices. — Perla termina su cena y sube a dormir, antes de eso se quita el maquillaje, se baña, y se pone algo cómodo. Mauricio llega a dormir y ella se inmediato va a sus brazos.
— Se nos está olvidando algo. — Le recuerda.
— Es verdad. — Mauricio sonríe.
— Apaga la luz. — El le da una mirada de disgusto.
— No habló de eso. — Ella recuerda.
— Es verdad. Bueno, bésame rápido. — Mauricio acerca sus labios y empieza un beso suave, Perla piensa que ya es suficiente, pero el continúa, haciendo que ese beso sea más profundo, Perla se siente extraña. — Creó que ya fue suficiente. — Ella lo empuja nerviosa.
— Tienes un largo camino que recorrer. Todavía besas muy mal.
— Ya aprenderé.
... Perla cierra los ojos y trata de dormir, al día siguiente, al despertar, Mauricio ya se ha levantado, ella toma un termo de café, un poco de fruta, Mauricio la alcanza y se ofrece a llevarla al trabajo. A Perla le parece una buena idea, así su padre verá la buena relación que ellos tienen.
En su oficina todos se ven serios, ella se pregunta que está pasando, lo descubre al llegar con su secretaria.
— Señora, el señor Damián está en su oficina. — Le informa.
— ¿Qué quiere ese imbécil aquí? — Mauricio muestra su molestia. Perla lo sospecha, Selina se quejo con el.
— No se. Hay que averiguar. — Ella entra primero, Damián camina a su encuentro y levanta su mano dispuesto a golpearla, Perla se paraliza, si no es por Mauricio que le agarra el brazo, la bofetada hubiera impactado en su bello rostro.
— ¿Qué tratas de hacer? — El arroja a Damián lejos. — ¿Cómo te atreves a levantarle la mano?
— No te metas, es entre tu mujercita y yo.
— Los problemas de mi mujer son míos también. No voy a permitir un imbécil cómo tú se atreva a tocarla.
— Ella tocó algo mas sagrado. Tocó a mi hijo.
— No sabía que para ti los hijos son sagrados. — Ella reacciona burlándose. La hizo perder, no uno o dos, si no tres, y ahora viene a darse baños de pureza, es un descarado.
— Le pusiste la mano encima a Selina.
— No se de que estás hablando, hace meses que no veo a esa tipa.
— Ayer fuiste al hospital.
— ¿Te consta?
— Ella me lo dijo.
— Y tú cómo estúpido le crees todo. ¿Para que iba yo a querer verla? Dime.
— Para molestarla. No le perdonas el hecho de ser mejor que tu.
— ¿Mejor que yo? — Lo mira con burla. — ¿En serio eso crees? — Damián la observa furioso. — Tu mujer no me llega ni a los talone. Yo soy una dama, y ella es una mujerzuela. Se mete con hombres ricos para sacarles dinero.
— No te atrevas a difamarla.
— ¿Por qué? ¿Me vas a demandar? — Lo reta. — Adelante hazlo, pero te recomiendo que lo pienses bien, yo no hablo por hablar. Tengo pruebas de lo que digo, y lo voy a sostener enfrente de quien sea. — Damián se tensa ante las amenazas. Aunque no cree en ella, el mismo mando investigar a Selina, la chica era huérfana, pero con trabajo y mucho esfuerzo logro estudiar y abrir su boutique, ella se ganó su respeto gracias a su trabajo duro, en su mente, Selina es mil veces mejor que Perla, pues está última es una niña mimada que no sabe hacer nada, ella creció teniéndolo todo, nunca se esforzó para conseguir algo, su padre le dió mas de lo que cualquiera puede pedir.
— Si no tienes nada más que decir lárgate ya. — Habla Mauricio.
— No te acerques de nuevo a mi mujer.
— No tengo ningún interés, y te aclaro que jamás he ido al hospital, puedes revisar las cámaras de seguridad y verás que no miento, a tu mujer le está dando un ataque de nervios, o peor, seguro se está volviendo loca.
... Damián sale lleno de dudas, Selina estaba muy afectada, ¿será posible que imagino todo?El la visita en el hospital, aunque antes pasa a revisar las cámaras de seguridad, en ninguna de las cintas aparece Perla, incluso en la cinta de la habitación de Selina.
Felicitaciones
Dios Altísimo la siga llenando de bendiciones y éxitos. 💐👍🙏