JAZMÍN: El Dulce Caramelo Del Boss.

JAZMÍN LOBO🍬

Mi nuevo penthouse es un refugio que he estado esperando. A medida que coloco recuerdos de mi familia, fotos y decoraciones, siento que cada objeto cuenta una historia. Las paredes comienzan a llenarse de vida, con imágenes de mis siete sobrinos que siempre han sido mi alegría. Marcello y Matteo, los gemelos de mi hermano Efraín y Ashley, son traviesos y adorables. Ariel y Alessio, los hijos de Emiliano y Abigail, siempre tienen una sonrisa en el rostro. Y no puedo olvidar a Giulia, Helmut y Giada, los trillizos de Aurora y Bastian, que han llenado mi vida de risas y amor. Esos niños son preciosos, una completa ternura, aunque son bastante traviesos se han ganado mi corazón, ni que decir de Lisa, la hija de Juliana y Natanael, es preciosa, de piel canela como su madre y los ojos de su padre.

Hoy solo estuve en la clínica hasta el mediodía. Después, disfruté de un delicioso almuerzo con mis compañeros en un acogedor restaurante italiano, donde preparan una pasta exquisita, aunque no tan buena como la que hace mi madre. En mi nueva casa, me he vestido con ropa cómoda de algodón, sintiéndome ligera y feliz mientras escucho música suave y termino de decorar mi habitación a mi gusto.

Coloco una foto de mi madre sonriendo, que me recuerda su apoyo incondicional. Ella lloró cuando finalmente me mudé, pero todos en mi familia han estado a favor de mi búsqueda de independencia. Mientras coloco los últimos detalles, escucho un suave toque en la puerta.

—¿Si? —pregunto, abriendo la puerta con curiosidad.

_Tiene una visita, señorita _me informa la empleada.

_¿De quién se trata? _cuestiono, mientras abro la puerta de la habitación.

De pronto, la risa alegre de Aurora inunda el pasillo.

—¡Sorpresa! —exclama, y no puedo evitar gritar de alegría.

—¡Aurora! —la saludo, y ella me abraza con fuerza, llenando el espacio con su energía contagiosa. —¡Te ves hermosa!

—¡Gracias! La maternidad me ha sentado de maravilla, ¿no crees? —responde, sonriendo, y puedo ver la felicidad en sus ojos.

—¡Ni siquiera parece que hayas parido trillizos! —digo, admirando lo radiante que se ve.

Nos sentamos en la sala, que ahora está decorada con fotos familiares y detalles que la hacen acogedora. La empleada nos trae un par de tés, y opto por un *tè alla pesca*, un delicioso té de durazno que me hace sentir en casa.

—¿Cómo están los trillizos? —le pregunto, mientras saboreamos nuestras tazas.

—Están con mi mamá. Dijo que los cuidaría mientras yo salía a hacer un par de diligencias —responde Aurora, tomando un sorbo de su té.

—¿Y Bastian? —pregunto curiosa.

—Está en una reunión con mi padre y el tuyo —dice, y su expresión se torna seria. —Nos quedaremos un par de días aquí en Italia y luego viajaremos a Rusia para la boda de Yulia.

Hablamos un poco respecto a la boda de Yulia y la muerte de la hermana de la madre de Damir.

Luego el silencio se hace presente por un momento, y entonces Aurora me mira con picardía.

—¿Y qué pasa entre tú y Damir? Quiero saber todos los detalles. ¿Ya se han besado? ¿O han hecho algo más? —pregunta, con sus ojos grises brillando de curiosidad.

Me sonrojo y empiezo a reír.

—Aurora, Damir y yo solo somos amigos —respondo, sintiendo que mi corazón late un poco más rápido al mencionar su nombre.

—¡Qué lentos y aburridos son! —bufa, y no puedo evitar reírme más.

—Hablamos todos los días por llamadas y mensajes. Siento que hay algo especial entre nosotros. Sabemos que nos gustamos, pero estamos llevando las cosas despacio, y a mí me gusta así. —Confieso, sintiendo una mezcla de emoción y temor.

Le cuento lo especial que es Damir, lo bien que me trata, lo bien que la pasamos juntos solo hablando y también de los temores que siento.

—¿Temor? ¿De qué? —me pregunta, inclinándose hacia adelante.

—Si mi familia se entera, podrían oponerse. La reputación de los Novikov pesa mucho, y no quiero que eso afecte lo que tenemos —explico, sintiendo la preocupación en mi voz.

Aurora asiente, comprensiva.

—Entiendo. Pero tú eres fuerte y quién decide a quien amar, Jazmín. Si realmente sientes algo por él y el por ti, deberías luchar por eso. No dejes que otros decidan por ti, sobre todo cuando tú misma dices que el es diferente a su padre.

La conversación fluye entre consejos, sugerencias, risas y confidencias. Después de unos minutos, Aurora saca una caja pequeña de su bolso.

—Te traje algo —dice, con una sonrisa traviesa.

—¿Qué es? —pregunto, intrigada.

—¿Te gustan las tangas de hilo? —me pregunta, y no puedo evitar sonreír al verla tan emocionada.

—Sí, claro —respondo, abriendo la caja. Al ver el contenido, mi boca se queda abierta de impresión y un tanto apenada. —¡Aurora, esto es...!

—¡Demasiado pequeño, lo sé! —se ríe, disfrutando de mi reacción—. Las diseñé yo misma. Estoy segura de que te quedarán hermosas.

—Esto parece más una tira que una tanga —le digo, sintiéndome algo avergonzada.

—¡Es la última moda! —responde, riendo. —Tienes que probarlo, volverás loco a Damir si usas eso, créeme te lo dice la voz de la experiencia.

Ambas nos reímos, y por un momento, siento que la presión de la vida se disipa.

Durante un par de horas converso con Aurora, ella halaga mi nuevo hogar y me desea suerte, luego se marcha y yo le escribo a Damir, quince minutos después el me responde y hablamos durante un buen rato, ya quiero verlo de nuevo y estoy segura que cuando vuelva a verlo no desaprovecharé el momento, si el no me besa, lo haré yo.