Sé Mi Emperatriz, Comandante.

La semana había pasado rápidamente, la fiesta para celebrar el compromiso del emperador estaba iniciando y aunque los nobles siguen sin estar de acuerdo, saben que no acudir sería una verdadera ofensa a la familia imperial. Así que iban llegando a esa elegante fiesta, las mujeres presentes estaban ansiosas por ver a esa mujer que había logrado seducir al emperador, pensando que solo era una extrajera ansiosa de subir al trono, quitandole esa oportunidad a una dama de su país, que si estaría preparada para asumir un cargo tan alto. Las críticas no se hicieron esperar, además de que ya se sabe que la corte esta en contra de la elección del emperador.

Sira estaba presente con su madre y no dudo en decir lo grosera y mal educada que era esa mujer que el emperador trajo, la trato con tanta arrogancia, casi llegando a golpearla cuando ella solo se presento para ayudarla a estudiar. Esto hizo que las mujeres sintieran mayor descontento, hasta que, el guardia de la puerta, pide atención.

— su majestad el emperador, Farkas Cavendish esta entrando, en compañía de la comandante, lady Tatiana Evergarden.— anuncia.

Todos voltean atentos a la entrada, viendo pasar por la puerta a la pareja, el emperador sin duda era un hombre bastante atractivo, todas las damas se sentían atraídas hacía él. Mientras que los hombres, fijaron su mirada, en la bella rubia que lucia un hermosa vestido con decoraciones doradas y un modesto peinado que resaltaba su belleza.

Por supuesto, también hubo críticas debido a la forma en la que el vestido estaba hecho, ya que dejaba al descubierto su pecho, para gente de ese mundo era obvió que eso, era mostrar de más. Farkas por su parte, estaba deleitando sus ojos con tan bello vestido, aunque si le enoja un poco que otros puedan mirar, pero al menos puede presumir que todo eso que salta a la vista, es suyo, así que sonríe ladino, porque al finalizar la fiesta, piensa quedarse en la habitación de Tatiana.

— si sigue mirándome así, quedará en evidencia sus pensamientos lascivos.— le murmura Tatiana.

— no es mi culpa que usted haya decidido lucir tan encantadora.— responde con una sonrisa ladina.

Ambos caminan recibiendo saludos de los nobles, hasta llegar donde se encontraba el trono, ahí, Farkas pide la atención de todos, explicando sobre el trato que su padre hizo con la ninfa celestial, Celestia, la cual accedió a dar a su primera hija como esposa de su heredero, pero, aquella joven ya era una mujer casada, puesto que la ninfa había fallecido sin revelar dicho trato, por lo que, al ya estar casada la hija mayor, ha elegido tomar como esposa a la segunda hija, siendo esa, Tatiana Evergarden.

— por supuesto, su linaje no es lo único que importa, porque al conocerla y pasar tiempo con ella, supe que es la mujer que quiero a mi lado, no solo como emperatriz, también la quiero a mi lado como mi compañera de vida, a la cual le doy mi lealtad absoluta.— Farkas hace una reverencia y besa el dorso de la mano de Tatiana.

Todos los presentes se sorprenden por tal declaración, en especial al ver que él, ha hecho una reverencia ante la joven. Tatiana estaba un poco sorprendida por las palabras del emperador, pero, tan pronto este se reincorpora. Ella también le hace una reverencia.

— agradezco sus palabras majestad, y juro por mi honor, que tendrás una compañera leal y dispuesta a dar todo, para que usted y el imperio, estén protegidos.— Tatiana mira hacía la entrada.

Los presentes se sorprenden al ver entrar una enorme cantidad de caballeros, quienes al estar ante Farkas y Tatiana, se agachando colocando una rodilla sobre el suelo y una mano en el pecho.

— nosotros, la legión Garden, juramos lealtad al emperador, Farkas Cavendish, prometemos proteger la seguridad de su majestad y el imperio.— menciona Arthur.

Los demás caballeros hacen el mismo juramento, siendo esa una inesperado acontecimiento para todos los invitados. Ya que las tropas Garden eran conocidas por todos los imperios y se sabe que solo los mejores guerreros forman parte de dicha legión. Farkas agradece y ordena servirles comida y vino a todos los caballeros, pues de ahora en adelante, si ellos son la familia de su futura emperatriz, también son su familia y merecen lo mejor.

Los nobles comienzan a murmurar por la orden del emperador, pero nada pueden hacer. Sira, quien observa todo desde un punto alejado, se veía molesta, la mujer extranjera estaba dando un espectáculo y el emperador estaba encantado con ello. La fiesta continúa, la comida y el vino se sirve también para los invitados, por supuesto, hay quienes se acercan a Tatiana para tratar de entablar una conversación con ella, siendo estos algunos nobles con sus esposas que buscan dar una buena impresión al ver que el emperador favorece a la joven.

La hora del baile llego, así que los primeros en bailar, son Tatiana y Farkas, ambos pasan en medio del salón, comenzando con un ritmo suave, Tatiana seguía muy bien los pasos del emperador, dejando sorprendidos a quienes la criticaban por ser una mujer sin educación debido a su paso por la milicia, pero Tatiana les esta mostrando que no deben menospreciar a nadie sin conocerlos.

— los has dejado sin palabras, mi pequeña ninfa.— Farkas luce orgulloso.

— y lo que falta, por algo mi padre me contemplo como su heredera.— presume.

— creo que hubieras sido una excelente duquesa, mi pequeña ninfa.—

Tras decir esto, la sostiene de la cintura y da un giro con ella, para después bajarla de nuevo, siendo este el final del baile, y de ese modo, ya todos los que quisieran podían pasar a bailar. Por supuesto, no falto hombre que no quisiera pedirle a Tatiana un baile, pero ella los rechazo amablemente, mientras regresa al trono junto con Farkas. La fiesta continúa, mientras que la madre de Sira le aconseja acercarse hacia el emperador para dejarle ver lo hermosa que luce, pero, cuando ella camina hacía el lugar, ve a Farkas salir, del salón, además de que, ya Tatiana no estaba con él, así que aprovecha para seguirlo, aunque lo pierde de vista. Sira continúa buscando, en algún lugar debió haber entrado, hasta que escucha un sonido de algo caerse, por lo que se apresura al notar que había venido de una sala. Pensando que podría ser un espía o algo, se acerca con cuidado.

En aquel salón, apenas había una tenue luz de una lampara y del escritorio se habían caído algunos libros, pues Farkas ha subido a Tatiana sobre dicho mueble, la falda de la joven estaba levantada, y Farkas movía la cadera entre ellas. La rubia dejaba salir un par de jadeos al sentir como su interior era embestido por aquella dureza firme y caliente, Farkas sin dejar de moverse se deleita con uno de los sen*s de la chica, dejando el vestido todo desarreglado.

— majestad, debió esperar hasta la habitación.—

— no sabes cuanto llevo aguantando, pero eso no quiere decir que no siga en la habitación.— responde el emperador cerca del oído de la rubia.

Ambos se dejan llevar por aquel momento apasionante. Mientras que del otro lado de la puerta, Sira se cubre la boca para no decir nada y da unos pasos hacía atrás, corriendo para salir de aquel lugar, aunque al dar la vuelta, termina chocando con alguien y justo cuando iba a caer, la sostiene de la cintura. Sira levanta la vista encontrándose con aquel apuesto caballero que estaba al frente de los Garden. Arthur de inmediato la suelta y se aparta.

— me disculpo por tocarla, no quise dejarla caer. ¿Se encuentra bien?— pregunta de manera amable.

— ¿e-eh?...y-yo...estoy bien...solo que...gracias...— Sira no pudo evitar sentirse nerviosa.

La joven no dijo nada más y salió corriendo del lugar, no comprende como es que la presencia de ese humano la hizo sentir avergonzado. Al regresar al salón, su madre le pregunta a donde había ido.

— solo fui al baño madre. El emperador ya se ha marchado.— responde.

— y esa extrajera también. Pero no importa, ya tendrás otra oportunidad.— asegura su madre.

La fiesta continúa, aunque ya han notado que el emperador se marchó, eso no significaba que la fiesta había acabado, ya que era algo que suele suceder, pues el emperador es una persona ocupada y pasar tiempo en una fiesta suele ser agotador. Por otro lado, Sira solo se quedo sentado en el balcón, ya que ese incidente con aquel caballero la había dejado algo inquieta.

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