Daiana Anderson Greco es hija mayor de Alejandro Anderson y Sara Greco Alvarez , conoce a Dante Wesley en la mansión de su abuela como el hijo del jardinero .
En el primer momento en que se vieron se enamoraron tuvieron una relación pero la envidia y las mentiras de los demás .
Lograron que ellos se separaran , pero después de seis años por cosas de la vida se vuelven a encontrar el como un gran ceo y ella como la poderosa ejecutiva .
Dónde el amor está ahí vivo en cada uno de ellos , ¿ que sucederá cuando se vuelvan a ver ?...
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CAPITULO 21
—Helena, deja de mirar. Si no detienes a Dante, lo va a matar a golpes.
—Déjalo que cobre cuentas, ese miserable mató a su mejor amigo, mató a su padre adoptivo, le hizo daño a Janeth y, además, se fijó en Daiana —le guiño un ojo. Hermanito —le doy un abrazo y le dejo un beso en la mejilla.
—Sabes que Helena, mejor me voy a alistar las motos y llamo a Andreína para que tenga lista la bodega.
—Dile a Andreína que aliste una muy buena bienvenida para nuestro invitado de honor —le digo con una sonrisa malvada.
—Si no fuera tu hermano, estaría orinado por el miedo.— Pero eres mi hermanito, no puedo hacer nada más que aguantarte, mi querido Héctor.
—Dante, suéltalo, ya lo vas a matar. Mira cómo están sangrando tus puños y tengo cuentas que cobrar con él —doy un largo suspiro, sabiendo que esto va para largo.
—Ya voy a terminar, solo dame un cuchillo afilado, Helena.
—Aquí tienes. ¿Qué vas a hacer? —me cruzo de brazos, esperando una respuesta.
—Le voy a sacar un ojo por mirar a mi mujer, cortarle una mano por pegarle a mi hijo, pero le pego a Daiana.
Entro al apartamento con mis dos hijos. Valeri está dormida, la llevo a su cama dándole un beso. "Te amo, hija", le susurro, cubriéndola con sus cobijas.
Al salir, veo a Alejo mirándome con sus ojitos llenos de lágrimas. Me parte el corazón verlo así. Me agacho, lo alzo y lo llevo a la sala, abrazándolo. "¡Cariño! No llores más, todo va a estar bien".
"Mami, ¿y si le pasa algo a papá? Yo no lo quiero perder de nuevo", me dice abrazándose a mí. "Ese señor me dio mucho miedo, mamita. Es muy malo".
"Papá va a estar bien, mi campeón. Mañana lo verás temprano, mi pedacito de cielo. Vamos y duermes un rato", lo alzo y lo llevo a su habitación, lo acuesto, lo arropo y le doy un beso.
"Mami, te amo", le doy un beso y un abrazo.
"Yo también, mi vida. Te amo con todo mi ser", me levanto y le doy un beso en su frente.
Daiana llegó a la sala, se sentó y cubrió su rostro con sus manos para ocultar sus lágrimas, — dando un pequeño grito de dolor y frustración que sentía en ese momento.
Después de un rato, me levanté de la silla y me serví una copa de vino mientras miraba por la ventana.
Mi amor, espero que estés bien. Mañana, cuando llegue a la empresa, espero encontrarte en tu oficina. “Eres mi paz y mi refugio”.
Suena el timbre. ¿Quién será a esta hora?
Dejo la copa de vino y voy a abrir. ¿Dante? —me lanzo a sus brazos.
¿Estás bien, mi amor? —le pregunto con lágrimas en mis ojos.
—Amor, no llores. ¡Cálmate! —le digo abrazándola, murmurando un ¡TE AMO!
—Yo también te amo, Dante. Tenemos que hablar, mi príncipe.
—¿Me amas, Daiana? —con toda mi alma, —me responde con una sonrisa.
—Entra. ¿Quieres tomar algo?
—Un whisky, pero no quiero hablar hoy. —me acerco y la abrazo por la cintura, colocando mi cabeza en su cuello y dejándole un beso.
—¿Qué quieres ahora, Dante?
—Ahora mismo, a ti. —aprieto mis labios en los suyos, nos perdemos en todos los besos que nos damos, las caricias.
—Llévame a la habitación, Dante. —“Guíame”, me contesta con su voz ronca y sexy.
—Nos besamos como dos locos enamorados , necesitados .
—Llegamos a la habitación con ella en mis brazos. La deposito en la cama y le quito su camisa, dejándola expuesta para mí. En menos de nada, los dos estamos desnudos, yo encima de ella, besándola. —Estás más sexy, más hermosa. Te amo, Daiana.
—Mentiroso, pero tú sí te ves más sexy. Desde aquí siento sus labios en los míos, besándome con tanta pasión. Nuestras lenguas se enredan entre nuestro beso. Besa mi cuello, baja por mi abdomen, pasa sus manos por mis piernas, las abre y siento cómo entra en mí de una sola estocada.
—¡Ahhhhh! Decimos los dos. Me aferro a sus brazos, donde los dos nos movemos en un vaivén de caderas, donde entra y sale de mí sin piedad.
—¿Así, mi amor? ¿Así te gusta? —Sí, le contesto entre gemidos.
Se mueve con fuerza, entierro sus uñas en su espalda. Él me besa mis pechos, busca mi boca para dejarme un beso.
—¡Más, Dante, dame más! Agarra mis manos y las pone sobre la cabecera de la cama.
— Agárrate, princesa, porque cuando termine, no vas a poder caminar.
—Te amo, Dante. —Te amo, Daiana. —Lo miro y sé que es verdad.
—¡Santo cielo! Eres increíble, mi reina, mi amor, mi princesa, mi mujer. Eres mía y yo soy solo tuyo.
—Dante, no pares, muévete más rápido, mi amor.
—Claro, como tú digas. Doy dos estocadas más donde ambos explotamos en una liberación como nunca la habíamos tenido. Yo termino dentro de ella.
—¡Sí! Lo digo, eres increíble, Dante —le digo agotada, dándole un beso en sus labios.
Se deja caer encima de mí y así nos quedamos por un buen rato, hasta que me di cuenta de que está dormido. Me muevo despacio, pero él se aferra más a mí, así que me quedo contemplándolo y mirándolo dormir en mi pecho, así como miro a Valeri y Alejo cuando duermen conmigo.
Me acomodo para dormir. Cuando despierto en la mañana, veo a Dante con sus ojos cerrados, tan varonil, tan mío, que solo me quedo ahí, observándolo dormir, tan sexy, guapo y perfecto.
Me voy a levantar, pero siento un beso en mi cuello.
—Este es el mejor amanecer que he tenido en años. ¿Quieres desayunar?.
—Me encantaría. ¿Vas a hacer el desayuno? Tráemelo a la cama.
—Me río, haciéndole pucheros como una niña pequeña.
—Está bien, voy a preparar el desayuno y te lo traigo, mi amor. Le dejo un casto beso en sus labios y me levanto.
—Gracias por eso te amo, por ser mi príncipe azúl...
Continuara...
En qué mundo de crío esa mujer 😡😡😡😳😳😳⭐