La Gordita Será Mi Reina

"No eres lo que logras, eres lo que superas". 

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La mañana estaba fría, pero el fuego del despacho bastaba para calentar la habitación.

Adrick observaba el mapa extendido sobre la mesa: rutas de comercio, puertos, sellos, nombres. Todo lo que los llevara a una pista.

A su lado, Isayel revisaba documentos con la precisión de quien no teme ensuciarse las manos por la verdad.

Aquí dijo ella, señalando una marca con tinta roja. Esta cuenta bancaria se usó para transferir fondos a la fundación fantasma que mis tíos Alekséi y Yuveska descubrieron.

* Y el nombre que la autorizó… pertenece a alguien del consejo.

Se miraron.

El enemigo no estaba fuera.

Estaba dentro del palacio.

Horas más tarde, el despacho se llenó con los demás.

Kira, imponente en su traje gris perla, se sentó frente a ellos; Aimara, Isabella, Alexander y Maximiliano se sentaron en la mesa, mientras Alekséi y Yuveska desplegaban informes confidenciales.

* Nuestros espías confirman movimientos en la frontera rusa. Alguien con el nombre Elena Vassiliev ha cruzado hacia territorio inglés con documentación falsa.

Kira entrecerró los ojos.

Elena… el mismo nombre que encontraron la otra noche.

Exacto respondió Isayel, alzando la mirada. Y estoy segura de que tiene algo que ver con Bárbara.

Todos guardaron silencio unos segundos.

Adrick fue el primero en romperlo.

Entonces, si ella planea algo, lo hará para la fiesta del sábado. Tenemos que avisarle a Demetrio y a Sofhie para que protegan a Dimitrio.

Se preguntarán ¿Quienes son estos? bueno ellos son los que tienen al hijo de Bárbara, pero eso se los explicaré en otro capítulo.

Aimara sonrió con una mezcla de orgullo y picardía.

Por fin mi yerno piensa como un estratega.

Kira asintió.

Perfecto. La dejaremos creer que tiene la ventaja. Que todos estamos distraídos… Que crea que no sabemos que se volvió a escapar la mustia esa.

" Sí, se volvió a escapar" 🤭

Isayel completó la idea, con una chispa en los ojos.

Y cuando se acerque demasiado, la haremos caer de nuevo con su propio veneno.

Adrick la miró, sin poder evitar sonreír.

Ahora sí reconozco a mi reina.

Y yo a mi compañero, entrelazando su mano con la suya.

Esa noche, cuando el palacio dormía, ambos se quedaron frente al ventanal.

La luna bañaba sus rostros con una luz plateada.

¿Sabes qué es lo peor de todo? susurró él.

* ¿Qué? le dijo ella.

Que una parte de mí todavía teme perderte.

Isayel apoyó la cabeza en su hombro.

Entonces pelea conmigo, no por mí. Si vamos a enfrentar la tormenta, será juntos.

El viento sopló fuerte, como si el destino aprobara aquel pacto silencioso.

💝

El salón del consejo imperial estaba impecable.

Cortinas de terciopelo, emblemas reales, una larga mesa de roble y las banderas de los reinos aliados ondeando tras los ventanales.

Ese día no había música.

Solo poder.

Isayel entró del brazo de Adrick, con la frente en alto. Su vestido azul oscuro resaltaba su porte sereno y su mirada firme.

A cada paso, sentía cómo las miradas de algunos nobles aún la veían como la plebeya que robó el corazón del príncipe.

Pero ella no bajó la vista.

No lo haría nunca más.

Arthur y Kira presidían la mesa, mientras representantes de Grecia, Francia y Rusia tomaban asiento.

Alekséi y los demas observaban desde un rincón, vestidos de civil, fingiendo ser parte del cuerpo diplomático.

Todo estaba medido… menos el destino.

Agradezco su presencia dijo Adrick, con su voz grave. La estabilidad del reino depende de la cooperación entre nuestras naciones.

Uno de los embajadores asintió, pero otro, un hombre delgado con bigote fino, sonrió con sarcasmo.

* Y también de la pureza de la sangre real, ¿no es cierto, majestad?

El comentario cayó como un golpe seco.

Isayel percibió cómo Adrick tensaba la mandíbula, pero ella colocó su mano sobre la de él, silenciosa, calmándolo.

* La pureza no está en la sangre respondió ella con voz firme, sino en los actos.

El salón entero la miró.

Incluso Arthur esbozó una sonrisa contenida.

Isayel acababa de ganarse el respeto de más de un incrédulo.

Pero entre los asistentes a la reunión, estaba una mujer con cabellos rubios y ojos grises de unos 30 y tantos años levantó apenas su copa.

Llevaba un vestido sobrio, pero su aura imponía.

Unos pocos la conocían como Elena Vassiliev, representante de la Casa Rusa.

Kira, desde su asiento, apretó el brazo de Arthur sin apartar la vista.

La tensión aumentó.

Durante el brindis, Adrick se acercó a Elena con cortesía diplomática.

Bienvenida al reino le dijo con una sonrisa controlada.

Ella le sostuvo la mirada, desafiante.

El placer es mío, majestad. Aunque debo admitir… Que esperaba que su esposa fuera más alta y bonita.

El comentario quedó flotando como veneno en el aire.

Adrick no respondió.

Solo tomó la copa, y con una serenidad helada replicó:

Y yo esperaba que su lengua fuera menos venenosa señora Elena. Además mi reina no es bonita, en eso se equivocó, es bella por dentro y por fuera.

Un silencio incómodo se apoderó del salón.

Kira sonrió satisfecha.

Isayel, sin perder la compostura, se inclinó hacia la mesa y dijo con calma

Supongo que todos tenemos nuestras decepciones, señora Vassiliev. Y recuerde que por comentarios así puedo hacerla encarcelar, le doy ese consejo gratis.

Alekséi murmuró

Esta guerra se va a poner interesante.

Cuando la reunión terminó, Adrick e Isayel caminaron juntos por los jardines.

El aire estaba tenso, cargado de presentimientos.

Esa mujer no es una simple enviada dijo él.

Lo sé amor. Y lo peor… es que parece disfrutar el peligro.

Como tú.

Ella lo miró de reojo, sonriendo.

Sí, pero yo peleo por amor, no por poder.

Adrick se inclinó para besarla en la frente.

Entonces tenemos la mayor ventaja de todas.

Desde una ventana alta del palacio, Elena los observaba con una sonrisa fría.

* Ya veremos cuánto dura su amor cuando descubran lo que tengo guardado para ustedes susurró.

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Hola ❤ 👋 mis querid@s lector@s

Espero que estén bien

acá les dejo estos capítulos

saludos desde mi bella 🇱🇹🇱🇹🇱🇹