Sol Rucci es una joven de 18 años que ha sido profundamente marcada por la trágica muerte de su hermana, Flor, sucedida ante sus propios ojos. Al quedar huérfana, fue acogida y protegida por el novio de su hermana, quien asumió su crianza desde que Sol tenía 10 años. Ambos han encontrado en su apoyo mutuo una forma de sobrellevar el dolor de esta pérdida.
Con el paso del tiempo, él ha desarrollado una tendencia a sobreprotegerla, ejerciendo un control sobre su vida. Por su parte, Sol ha experimentado un notable aumento en su belleza, convirtiéndose en un reflejo impactante de su hermana. Con el tiempo, comienza a despertar en ella sentimientos que trascienden la gratitud y el apoyo, mientras que él empieza a verla de una manera diferente, ya no como la niña indefensa a la que él protegía por una promesa hecha a su novia antes de su muerte, sino como una oportunidad de reencontrarse con su amada Flor a través de ella.
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Capitulo 9 Somos uno. 2/3
Kai Vannecelli
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El escolta me entregó la navaja. Abrí su boca y, con un solo movimiento, le corté la lengua.
—Esto es para que nunca más pronuncies el nombre de Sol, malnacido —dije, mientras le introducía la lengua en la boca.
Me levanté y lo observé; no creo que sobreviva a la noche. Está en un charco de sangre, su pulso es débil. Señalé al escolta para que se acercara.
—Aún está vivo. Quiero que hagan un hueco y lo entierren de inmediato —ordeno.
—Enseguida, jefe —me responde.
Me acerqué a él.
—Hoy morirás, pero tu muerte será lenta. Cuando volvamos a encontrarnos, seguiré torturándote en el infierno.
Hice una señal para que lo sacaran. Salí de allí marcando a Sol, pero ella tenía el teléfono apagado. ¿Dónde estás? ¿Por qué me estás haciendo esto? ¿Con quién te fuiste, Sol? Llamé a Gino y, a los minutos, me contestó.
—Milagro, Kai. ¿En qué puedo ayudarte?
—Gino, necesito que me ayudes a encontrar a Sol —le respondí.
—¿Se te escapó tu solecito? Ha tardado —me contestó burlonamente.
—No estoy para bromas, Gino. Ayúdame. Su teléfono está apagado —insistí.
—Bien, ¿dónde la vieron por última vez? —preguntó.
—Te mando los datos y gracias —le respondí.
—No agradezcas, no será gratis —colgó la llamada.
Llamé al conductor para que me entregara toda la información, pero me informó que Sol ya había llegado. Ella había bajado de un carro y venía con una camisa de hombre. ¿Una camisa de hombre? ¿Acaso había estado con otro? No, no podría ser; debe haber una explicación. Ella solo es mía, no puedo permitir que otro la toque. Pregunté si tenía la matrícula del coche que la trajo, y él me respondió que sí. Me lo dio. Corté la llamada y escribí a Gino pidiéndole los datos de esa matrícula. Mientras espero, observo que ya el hueco está listo y me acerco a esa basura que aún está viva. Me alejo un poco mientras lo cargan y lo tiran al hoyo, cubriendo con tierra al finalizar.
Regresé a la casa, me duché y me cambié de ropa. Al salir, ordené que quemaran todo. Flor, te hice justicia; solo deseo que descanses en paz, mi amor. Subí al auto. En el camino a casa quiero que Sol me explique, pero solo pensar que ella estuvo con otro hombre me ciega de ira, y podría cometer una locura. Por eso pido que me lleven a un bar. Tras unos minutos, llegué. Empecé a beber varios tragos de vodka, tratando de despejar mi ira con el alcohol. Miré mi teléfono y vi que era Gino. El auto pertenecía a un tal Víctor. Le haré una visita, pero antes hablaré con Sol.
Al levantarme, salí de allí y me subí al auto, ordenando que me llevaran a casa. Al llegar, pregunté por ella, y me dijeron que estaba en su habitación y que no había cenado. Subí hasta su puerta, entré, pero las luces estaban apagadas; la única luz que entraba era la de la luna. La vi dormida; se veía tan hermosa, con el cabello a un lado y la sábana cubriendo la mitad de su cuerpo, su short apenas cubriendo la mitad de sus nalgas. Me imaginé que ese tal Víctor pudo haber tocado su cuerpo, y esto me hizo hervir la sangre. Se despertó asustada. Me subo encima de ella, intentando controlar mis impulsos, pero no podía. La besé con desesperación, tratando de borrar cualquier huella que hubiera dejado ese malnacido en sus labios. Ella colocó sus manos en mi pecho, queriendo que me fuera.
Tras hablar con ella y que me dijera que no pasaba nada entre ellos, me sentí algo más tranquilo. La besé; yo era el único que podía hacerlo, yo era el único que debía tener su cuerpo. Ella me pertenece. La deseo ahora. Comencé a tocar su piel tan suave, esos labios provocativos, e inicié una intimidad con ella. Ser el primero me daba satisfacción; me sentía tan vivo. Cerré los ojos, besé su oído, sintiendo su aroma que se asemejaba al suyo. Mi flor, mi amada. Expresándole cuánto la extrañaba y que esta vez no la perdería. La amo. Ella estaba de vuelta; solo disfruté del cuerpo de la mujer que amo, y no me cansaría de hacerle el amor.
Al despertar, di cuenta de que no estaba en mi cuarto. Cerré los ojos un momento y luego los abrí; era la habitación de Sol. ¿Qué había hecho? Cerré mis ojos, colocando mis manos en mi rostro. Lo que había soñado sí ocurrió, pero no era con Flor, sino con Sol. Todos los recuerdos venían uno tras otro. ¿Cómo pude hacerle esto a Sol? Ella no merecía esto, no de esta manera. Me levanté de la cama y observé unas ligeras manchas de sangre en las sábanas. Sentí una mezcla de emociones: culpa, felicidad y orgullo. Esto cambiaría todo entre nosotros.
Salí de la habitación y me dirigí a la mía. Después de alistarme, salí de allí y me subí al auto, solicitando que me llevaran al cementerio. Al llegar, compré unas rosas blancas, como le gustaban a Flor, y me dirigí hacia su tumba, donde las coloqué.
—Hola, mi amor, mi dulce flor:Han pasado ya ocho años, y la vida sin ti no ha sido fácil; llevaste contigo una parte de mí. Te pido disculpas por no haberte salvado y también por haberte fallado al confiarme a Sol. Hago todo lo posible por cuidarla y mantenerla a salvo.
Te confieso que anoche estuve con ella. Mi mente se confundió por su aroma y, por un momento, creí que eras tú quien había regresado a mi lado. Creo que me estoy volviendo loco. Sé que puedes pensar que te he traicionado; tal vez así sea. Sin embargo, quiero que sepas que a Sol la quiero y me ha ayudado a sobrellevar tu ausencia.Asumo la responsabilidad por mis acciones. Te prometo, Flor, que haré todo lo posible para hacerla feliz y vivir con ella lo que no pude contigo. Tengo la intención de casarme con Sol y formar una familia, tal como siempre quise que fuera contigo. Siento que puedo hacerla feliz, y sé que ella me ama.Sin embargo, mi amor por ti siempre será eterno. Tú te adueñaste de mi corazón y lo llevaste contigo; no sé qué hiciste para que no pudiera olvidarte, y jamás lo haré. Te amo, mi querida, pero esta será la última vez que venga a visitarte. Si regreso, será con Sol. Es momento de concentrarme en ella. Nunca olvides que te amo, mi amada. Cuando muera, estaremos juntos.—Observó la tumba por unos segundos y luego me retiró, camino a buscar a Sol.
ahora resulta que flor no estaba muerta que la habían llevado a otro país para que se prostituirla ahora que ha escapado qué casualidad que se haya topado con Kai ahora qué pasará kai dejará sol por flor