La bruja del caos a despertado, y ella podría traer la salvación o la destrucción del mundo, ¿que camino elegirá?, todo dependerá de lo que ella crea valga la humanidad. Pero, para desatar todo su poder necesita liberar por completo al dragón de la oscuridad, así que, para romper el sello que lo mantiene en su prisión, es necesaria la energía de un guardián de dragón, y en el mundo, solo existen 2, y el único cuya energía es más poderosa, es la del príncipe Calix, el guardián del dragón blanco, ¿podrá la bruja de caos conseguir su energía para liberar todo su poder?
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Capitulo 03. para liberarte
Cuando el médico llego a ver a la reina, esta ya había perdido mucho sangre, pero, lo que no esperaba, era que, esa sangre tuviera un olor a carne podrida, incluso el rey apenas podía permanecer en la habitación, mientras que la reina había caído inconsciente debido al dolor.
Al día siguiente, el rey acudió a la corte, un mensajero llegó para pedir alojamiento de parte del príncipe heredero de Celes, y aunque este apenas era un niño de doce años, se dice que era un niño muy astuto, y que sus padres, los reyes de Celes respetaban sus opiniones pese a su edad. Así que, deben de dar una buena impresión.
— Duncan, estas por ser nombrado príncipe heredero, así que quiero que seas quien este a cargo de la hospitalidad del príncipe heredero de Celes.— ordena el rey.
Duncan se pone de pie haciendo una reverencia.— no lo decepcionare majestad.
Los nobles que no apoyan el nombramiento de Duncan cuestionan de si el chico esta preparado para recibir a una visita tan importante como lo es el príncipe de Celes, ya que este reino, no es un simple reino, es el reino cuyo guardián es el dios dragón blanco.
— Duncan es joven, pero ha sido educado desde muy pequeño, se que puede manejar algo como esto.— asegura el rey.
El debate sigue, pero, al final, el rey permanece con su decisión.
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Ravenna, miraba hacia el bosque desde su ventana. Necesitaba liberar el resto de su poder, y para eso, debe de romper el sello que mantiene en su prisión al dragón oscuro, quien ahora solo puede acompañarla como una fiel sombra.
—¿como puedo liberarte?— pregunta.
{Necesitamos el mana de un guardián dragón.} Responde su sombra.
—¿sabes donde encontrar uno?— no importa que tenga que hacer, tomara su energia.
{Aun no lo sé, pero lo encontraré, se paciente, bruja.}
—Ravenna...ese será mi nombre de ahora en adelante.— pues el suyo, ya no lo recuerda, han pasado tantos siglos desde su encierro.
{Ravenna...digno nombre para una bruja, este cuerpo estaba destinado a ti.} Responde la sombra de dragón.
Ravenna muestra una leve sonrisa. Anne entra a la habitación con una bandeja de comida, mientras le dice a la pequeña que la reina parece estar enferma, y que quizás gracias a eso, el rey no le preste atención a lo que paso anoche y así evitará un castigo.
—también dicen que vendrá un invitado al palacio, que solo va de paso.— Anne se veía emocionada.
—ese invitado, ¿es importante?, ¿sabes quien es?— pregunta curiosa.
—creo que es un príncipe, si es así, la señorita Elvira estará pegada a él, igual de ofrecida que su madre, y eso que apenas tiene doce años.— se queja Anne.
—que desagradable, educar de esa manera a su hija...— hace una mueca de desagrado.
La reina si que no sirve como madre, ha criado a un abusador y a una niña que apenas tiene doce años y ya actúa como si fuera una adulta buscando seducir hombres.
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La reina despertó durante la tarde, el dolor se había calmado, pero, el médico le sugirió descansar más días. Elvira, que ha ido a visitar a su madre, le menciona sobre la visita del príncipe heredero de Celes, así que la reina manda llamar a sus doncellas para que se encarguen de vestir correctamente a Elvira, porque debe de darle buena impresión al príncipe de Celes.
— no permitas que esa bastarda se acerque al príncipe, debe verte solo a ti, fijarse en ti, para que te quiera como su futura reina.— le explica a Elvira.
—¿reina?, si madre, quiero ser una reina, juro que conquistare el corazón del príncipe heredero.— responde emocionada.
—así se habla, mi querida hija, te irá muy bien en la vida.— sonríe orgullosa.
La reina acaricia suavemente el cabello de su hija, sintiéndose orgullosa porque estará siguiendo sus pasos, y muy pronto su hija se ganará la aprobación de la reina de Celes y esta seguramente no tardará en pedirle al rey pactar un compromiso entre Elvira y el príncipe heredero.
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Tal y como fue previsto, el carruaje de Celes acompañado de sus escoltas, llego al palacio durante el anochecer, los sirvientes del palacio junto a Duncan y Evelin, ya estaban en la puerta para saludar a su invitado. La puerta del carruaje se abrió, bajando de este, un jovencito que no pasaba de los 12 años, de cabellera dorada al igual que sus ojos, y un traje elegante que resaltaba su linaje real.
Elvira al ver al niño quedo encantada, ya que no solo se casaría por el estatus, también lo haría porque el príncipe le ha gustado. Duncan, es el primero en acercarse y saludar con una reverencia, por lo que el niño lo mira fijamente, para después observar a su alrededor.
El ambiente era pesado, había una especie de mana cubriendo el lugar, podía sentirlo, y la neblina, le daba un toque más escalofriante al palacio. El joven príncipe al ver que solo estaba aquel joven rubio junto a una jovencita con el mismo color de cabello, frunce los labios, porque, antes de llegar, sus doncellas le dieron información de la familia real, y el rey, solo tiene una hija biológica, mientras que los otros "príncipes" son solo hijos del anterior matrimonio de la reina, y aquel par, deben de ser ellos.
—¿el rey no viene a recibirme?— pregunta el niño rubio.
—su majestad me encargo a mi, ser el anfitrión de su alteza.— responde Duncan.
—¿y se puede saber usted quien es?— pregunta el niño.
—Duncan Van Rossem, el hijo de la reina, su alteza.— se presente con una sonrisa.
El niño se queda en silencio y es uno de los caballeros quien se inclina y le susurra algo al oído, a lo que el príncipe heredero asiente.
—ya veo, el bastardo de la reina.— habla lo suficientemente alto para que se escuche.
Duncan aprieta los puños al escuchar las palabras del príncipe, era un niño, pero con una lengua muy filosa.
—espero que mañana pueda saludar al rey, y agradecerle por su hospitalidad.—
—mi padre estará presente en el desayuno, podrá hablar con él, su alteza, lamento que esta noche no sea posible.— responde Duncan mientras se esfuerza en mantener la calma.
Elvira tira de la capa de su hermano para llamar su atención, y este se aclara la garganta, pasando delante de él a Elvira.
—su alteza, ella es Elvira, mi hermana menor, como es de su edad, creo que pueden entenderse muy bien.—
—saludos su alteza, es un gran honor estar presente ante usted.— hace una reverencia y después levanta la mirada con una sonrisa.
El joven príncipe, solo observa a la niña, pero, desvía la mirada dando bostezo.
—joven Duncan, ¿ya pueden llevarme a mi habitación?, he viajado durante todo el día y estoy cansado.— pide el joven príncipe.
Elvira mantenía su sonrisa, pero, el príncipe pasa de largo sin siquiera mirarla, las doncellas que llevan la maletas del príncipe pasan también de largo junto a Elvira, que incluso la empujan un poco, causando molestia en la caprichosa niña.
Desde el bosque, una ventana, Ravenna observó la llegada del príncipe heredero de Celes, y el dragón de la oscuridad le revelo algo importante, aquel niño que había llegado, es el guardián del dragón blanco, cuya energía necesita para liberar su poder completo.
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