Alana, una joven de 21 años, lleva tres años comprometida con Nick, el hombre que siempre creyó sería su único amor. Criada en una familia rica y protegida, su vida parece perfecta: un futuro asegurado junto al hombre de sus sueños, un matrimonio en tres meses y una graduación que la llena de orgullo. Pero todo se desmorona cuando decide celebrar en Eclipse, un bar recién abierto en la ciudad. Lo que parecía una noche común, pronto se convierte en una pesadilla al descubrir que Nick tiene un oscuro secreto, uno que podría destruir todo lo que ella creía saber.
Mientras Nick juega un doble juego, Alana empieza a cuestionarse todo. ¿Será su amor verdadero o solo una fachada? Y en medio de su dolor, un misterioso empresario, Dante, aparece en su vida, dejando una marca profunda en su corazón.
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Capítulo 9- Marcas de una noche inolvidable
Nick apretó los dientes, apartando la mirada de la escena incómoda frente a él.
—¿Cómo se te ocurre llamarme para ver esto, Camila? —espetó entre dientes, sin levantar la voz, pero con una tensión evidente—. ¿Qué crees que van a pensar mis socios de la empresa Salvatore? ¡Esto es una locura!
Camila se encogió de hombros, intentando disimular su incomodidad.
—Solo quería que vieras el tipo de prometida que tienes —murmuró con un tono venenoso, esperando generar la reacción que buscaba.
Pero Nick frunció el ceño, sin dudar en su respuesta.
—¿A qué te refieres? Alana no tiene nada que ver con esto. Lo que pasa con Lorena es asunto de ella.
-Creo que me equivoqué contigo, alana nunca me haría pasar esta vergüenza, es educada y sabe cuando guardar silencio a diferencia de ti.
Camila se quedó sin palabras por un segundo. Uno de los socios, un hombre de unos cuarenta años, se acercó sonriendo con cortesía a Nick y miró a Camila de arriba abajo.
—¿Así que ella es tu prometida? Mucho gusto, señorita…
Camila intentó sonreír, encantada por la suposición, pero Nick negó con la cabeza de inmediato.
—No. Mi prometida no está aquí —dijo con tono seco, provocando que el gesto encantador de Camila se quebrara.
Camila apretó los labios, tratando de no mostrar el enojo que le hervía por dentro.
En otro rincón, en la habitación privada de la oficina del bar Eclipse, Alana despertaba lentamente. Sus pestañas temblaron antes de abrirse del todo. El cuerpo aún le dolía, como si una intensa corriente de calor la envolviera, pero era un calor distinto. Uno más íntimo, uno que calaba hondo en su pecho y en sus pensamientos.
Se removió suavemente. Estaba envuelta en unas sábanas suaves, y a su lado, un brazo fuerte la rodeaba. Sintió la piel cálida y el olor masculino que la envolvía. Al girar un poco la cabeza, vio el tatuaje en el abdomen del hombre que dormía a su lado: una media luna negra, simple, marcada justo sobre el hueso de la cadera.
Su corazón dio un vuelco.
Esa luna…
Era idéntica al colgante que su madre le había dejado antes de morir. Un sencillo dije en forma de media luna, sin piedras ni adornos llamativos. Lo había perdido tres años atrás, la noche en que tuvo una fuerte pelea con Nick. Esa noche, tomada y furiosa, salió a caminar y fue testigo de un accidente. No dudó en ayudar. Sacó a un hombre inconsciente de un coche en llamas y se quedó a su lado hasta que llegó la ambulancia. Luego, desapareció. Su collar se quedó allí, y ella nunca supo más de él ni del hombre al que había salvado.
Ahora esa luna estaba tatuada en el cuerpo del desconocido con el que había pasado la noche. Un hombre al que ni siquiera le había dicho su nombre…
Sus pensamientos se agolpaban mientras sentía la vergüenza quemarle la piel. Se llevó la mano a la boca, conteniendo un pequeño sollozo. Había perdido su virginidad con un extraño, bueno no era un extraño del todo porque ya lo había visto una vez y aunque algo en ella le gritaba que no se arrepintiera, el miedo y la confusión eran más fuertes.
Se levantó con cuidado, asegurándose de no despertarlo. Buscó algo para escribir y encontró una pequeña hoja de papel sobre la mesa. Tomó un bolígrafo y dejó una nota, su letra temblorosa:
“Lo siento. No debí estar aquí. Gracias por cuidarme. Quiero que sepas que no planee nada de esto, todavía no tengo claro que pasó. Pero no tienes que hacerte responsable de mí.
De parte de— la Señorita equivocación.”
Volvió a mirar al hombre dormido. Su rostro, ahora relajado, parecía menos intimidante. Hubiera querido quedarse un minuto más y explicarle pero no sabía cómo , no podía. Se vistió en silencio, abrió la puerta con sumo cuidado y huyó.
Minutos más tarde
Dante se removió en la cama cuando la luz matutina comenzó a colarse por la rendija de la persiana. Extendió el brazo buscando el cuerpo tibio de la mujer que había dormido a su lado, pero solo encontró sábanas frías.
Se incorporó, el ceño fruncido.
—¿Se fue? —murmuró para sí, rascándose el pecho.
Notó el pequeño papel sobre la mesa y lo tomó. Lo leyó una vez. Luego otra. Y solo se le quedó la frase.“Señorita equivocación.”
Una sonrisa casi imperceptible se formó en sus labios. Recordaba perfectamente aquella respuesta torpe cuando le preguntó su nombre la primera noche que la vio en el bar.
Pero había algo más. El recuerdo de sus ojos, la forma en que tembló bajo sus caricias, el dolor dulce de su primera vez.
—Era virgen… —dijo en voz baja, sorprendido.
Se quedó sentado un instante, repasando la noche. No era como cualquier otra. Hubo algo distinto, algo que lo descolocó. La ternura con la que ella lo miró, la forma en que lo tocó y pensar que semanas atrás sentía mucha curiosidad por ella, ahora más .
Volvió a observar la nota. La dobló con cuidado y la guardó en su billetera.
—No te escaparás tan fácil, señorita equivocación.
Y sin saber aún su nombre, Dante ya había decidido que la encontraría. No sabía por qué, pero tenía que hacerlo. Porque algo en su pecho ardía con una urgencia que no podía ignorar.
Hasta ahora he actualizado y ordenado todo hasta el capítulo 3, por lo que es posible que noten ciertas inconsistencias a partir de ahí. Les pido un poco de paciencia mientras termino de ajustar todo. De corazón, gracias por seguir aquí y por su comprensión. ¡Muy pronto seguirán conociendo más de esta historia que tanto me emociona compartir con ustedes!
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