En un mundo devastado por el apocalipsis zombi, la supervivencia es una guerra constante. Ayanokouji Kiyotaka, un joven calculador y frío, escapa de la opresiva Sala Blanca solo para encontrar un mundo aún más brutal. Ahora, atrapado en el instituto Fujimi, debe usar su inteligencia y habilidades estratégicas para liderar a un grupo de estudiantes en medio del caos.
A medida que las hordas de muertos vivientes se acercan, Ayanokouji se enfrenta a una amenaza aún mayor: la traición y la desconfianza dentro de su propio grupo.
Mientras los aliados se vuelven enemigos y la violencia alcanza su punto álgido, Ayanokouji debe tomar decisiones drásticas para proteger a a los suyos. Entre la lucha por los suministros y la constante amenaza de los zombis, cada día se convierte en una prueba de ingenio y fuerza.
¿Podrá Ayanokouji mantener la unidad y liderar a su grupo hacia un futuro incierto, o caerá ante las fuerzas que buscan destruirlo?
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Capítulo 2: La Fortaleza de la Mente
El amanecer llegó, y el instituto Fujimi se sumió en un silencio inquietante. Las primeras luces del día revelaron un campus en ruinas, con cadáveres esparcidos y señales de lucha por todas partes. En el gimnasio, Ayanokouji Kiyotaka estaba despierto, observando los débiles rayos de sol que se filtraban por las ventanas cubiertas de polvo. Su mente trabajaba incansablemente, planeando el próximo paso.
Los demás empezaban a despertar, todavía aturdidos por los eventos del día anterior. Takashi Komuro y Rei Miyamoto se levantaron primero, seguidos por Saya Takagi, Saeko Busujima y Kohta Hirano. Ayanokouji aprovechó el momento para tomar el control de la situación.
"Necesitamos reunir información sobre lo que está sucediendo afuera", dijo, su voz calmada pero autoritaria. "Takashi, Rei y Saeko harán una exploración rápida del perímetro. Kohta y Saya revisen los suministros y asegúrense de que tengamos suficiente comida y agua."
Takashi asintió, dispuesto a seguir las órdenes de Ayanokouji. "Vamos, Rei y Saeko regresaremos pronto."
Mientras el grupo se dispersaba para cumplir sus tareas, Ayanokouji se acercó a Saya, sabiendo que ella sería clave para mantener el control. "Saya, necesitamos tu intelecto para entender lo que estamos enfrentando. ¿Qué piensas de la situación hasta ahora?"
Saya, siempre orgullosa de su inteligencia, se sintió halagada por la atención de Ayanokouji. "Esto no es una simple infección. Parece más bien una plaga que convierte a las personas en zombis. Si esto se propaga, podríamos enfrentarnos a una crisis a nivel mundial."
Ayanokouji asintió, mostrando interés genuino. "Tu análisis es invaluable, Saya. Necesitamos una mente como la tuya para encontrar una solución. Trabajemos juntos para mantener a todos a salvo."
Kohta, que había estado escuchando, intervino. "¿Y qué hacemos con los zombis que ya están aquí? Necesitamos armas más eficaces."
"Estoy de acuerdo, Kohta", dijo Ayanokouji, mirando a Saya. "Tu conocimiento sobre armas puede salvarnos. Si encuentras cualquier cosa que podamos usar, infórmame de inmediato."
Kohta se sintió empoderado por la confianza que Ayanokouji depositaba en él. "Entendido. Haré un inventario completo."
Ayanokouji observó cómo Saya y Kohta se sumergían en sus tareas con renovado entusiasmo. Sabía que mantenerlos ocupados y sentirse útiles era crucial para evitar el pánico y mantener la cohesión del grupo.
Poco después, Takashi, Rei y Saeko regresaron de su exploración. "La mayoría de los zombis están concentrados cerca de la entrada principal", informó Takashi. "Parece que están atraídos por el ruido. Si mantenemos el silencio, podemos evitarlos."
"Bien hecho", dijo Ayanokouji, asintiendo. "Vamos a usar eso a nuestro favor. Necesitamos trazar un plan para movernos con seguridad dentro del instituto y buscar más suministros. También debemos encontrar una manera de comunicarnos con el exterior."
Mientras discutían los detalles del plan, Ayanokouji evaluaba a cada miembro del grupo. Sabía que mantener la moral alta y la cooperación era esencial, pero también entendía que necesitaba controlarlos sin que se dieran cuenta. Manipular sus emociones y percepciones era su herramienta más poderosa.
"Takashi, tu liderazgo natural es importante para nosotros. Necesitamos que mantengas a todos motivados y organizados", dijo, reforzando la confianza de Takashi.
" Saeko tu habilidad con la espada es excepcional. Te necesitamos en la primera línea de defensa", añadió, mirando a Saeko con aprecio.
Mientras hablaba, Ayanokouji notó cómo sus palabras tenían el efecto deseado. Cada miembro del grupo se sentía valorado y esencial, lo que les daba una razón para seguir luchando.
A lo largo del día, el grupo trabajó sin descanso, fortificando el gimnasio y explorando áreas seguras del instituto. Cada vez que surgía un problema, Ayanokouji ofrecía soluciones prácticas y efectivas, ganándose la confianza y el respeto de todos.
Al caer la noche, el gimnasio estaba más seguro y organizado. Ayanokouji convocó una reunión para revisar sus progresos y planificar el siguiente día.
"Estamos haciendo un buen trabajo", dijo, mirando a cada uno a los ojos. "Pero esto es solo el comienzo. La clave para nuestra supervivencia es la estrategia y la unidad. No podemos permitirnos errores."
Todos asintieron, conscientes de la gravedad de la situación. Ayanokouji se recostó contra la pared, satisfecho con el resultado del día. Había logrado establecerse como el líder indiscutible del grupo, utilizando su inteligencia y capacidad para manipular las situaciones a su favor.
Sabía que los desafíos más grandes aún estaban por venir, pero estaba preparado. Con cada paso, Ayanokouji estaba decidido a mantenerse un paso adelante, utilizando su mente afilada para navegar el caos del apocalipsis y asegurar la supervivencia de su grupo.
Esta era su fortaleza, su nuevo campo de batalla. Y en este juego mortal, Ayanokouji Kiyotaka no tenía intención de perder.