Reynaldo Marrugo, un hombre de 28 años con una dura infancia por parte de su padre; estaba en su oficina recordando todo por lo que ha pasado.
Se acordó que a sus 14 años su padre lo puso a ver películas para adultos, la razón fue porque pasaba con un amigo todo el tiempo, su amigo se quedaba a dormir en su casa, en su cuarto y en la misma cama, la madre no le veia problema a eso, pero su padre si, el era Emiro Marrugo.
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SECRETARIO
Él no podía creer lo que estaba leyendo, para el era una pesadilla lo que tenía que vivir por culpa de la prensa, lo juzgaban sin conocerlo, vio la foto donde estaba con su mejor amigo cenando en un restaurante y charlaban animadamente, Reynaldo leyó donde decía que su pareja de juventud había regresado al país y por eso la felicidad que nunca le habían visto en público.
Él suspiró y apago la computadora, después sonrió al recordar todo lo que su amigo le contó, en ese momento entró la recepcionista muy coqueta con unos documentos, ella estaba dispuesta a comprobar si era verdad lo que la prensa decía de él, se acercó y le tocó la mano a propósito; en ese momento Reynaldo se sintió mal, se agarro el estómago y se fue corriendo al baño a vomitar, se llenó de ronchas y se tomó una pastilla que mantenía para la alergia, cuando salió la mujer aún estaba en la oficina, el la miró y dijo.
REYNALDO: ¡Que sea la primera y última vez que me tocas! sal de mi oficina.
La mujer salió nerviosa y se dio cuenta que era verdad todo lo que decían de él, Reynaldo se sentó en su silla, se sentía demasiado herido, enfadado y adolorido; esa situación lo estaba destruyendo y tenía que guardárse todo esos sentimiento, no entendía ¿porqué le daba asco las mujeres? eran mujeres bonitas las que se acercaban a él. Reynaldo estaba completamente seguro que no le gustaban los hombres, pero ellos lo tocaban y era normal, pero si lo hacía una mujer le revolvía el estómago y vomitaba porque le daba asco, el no entendía lo que le pasaba.
Su secretario era un hombre de 60 años, era de su confianza, le quedaba un año de trabajo junto a Reynaldo porque ya quería descansar, pero antes tenía que conseguir su remplazo, no podía irse sin dejar a alguien capacitado para el puesto.
La madre llegó a la oficina y lo encontró preocupado, ella inmediatamente se acerco a el, Reynaldo no espero que su madre preguntara y le contó lo sucedido; ella era su mejor amiga, Minerva lo miró sonriente y le dijo.
MINERVA: Eres un hijo estupendo, un hombre de buen corazón, estoy segura que puedes solucionar tus problemas.
REYNALDO: ¿Cuando mamá?
MINERVA: cuando llegue la persona indicada, de cualquier género y sabes que no me importa, de pronto tu cuerpo está esperando ser complacido por una mujer especial, quien sabe. Recuerda que cada persona tiene su propio ritmo y proceso de autodescubrimiento, mi amor y mi apoyo incondicional hace una gran diferencia en tu vida hijo mío, la orientación sexual no define a una persona, su amor y respeto sí.
Reynaldo no dijo nada, se sintió más tranquilo porque las palabras de ánimo de su madre siempre eran alentadoras; el salió con su madre y le dijo a su secretario que no regresaría a la oficina, ya eran las tres de la tarde.
Reynaldo se fue a casa con su madre, quería que pasará rápido lo que tenía que pasar con su vida, si su destino era un hombre que llegara rápido, pero el estaba seguro que no le gustaban los hombres, y si era una mujer que llegara a revolucionar su vida lo más rápido posible.
A las cinco de la tarde salió el hombre de 60 años de la empresa, llegó a su barrio y se encontró con un vecino amigo, le preguntó que si estaban necesitando personal, le dijo que era para la hija de una amiga que estaba necesitanto urgente; el vecino amigo le dijo que estaba seguro que podía ayudar a solucionar algo para ella.
Él hombre lo pensó y le preguntó ¿que tan sería era la chica? El amigo dijo que era muy seria, una chica descente y muy respetuosa; el secretario le dijo que iba a ver que podía hacer, el vecino le dijo wue estaba seguro que podía ayudarla a conseguir algo.
Muy cerca de los hombres vivía Kenia, una joven de 24 años, estaba con su madre Alicia, estaba muy estresada porque no conseguia trabajo y habia hecho planes para ella y su madre, pero nada salía como quería, su madre era el motor de ella, ella para animarla le dijo.
ALICIA: Hija, todos hacemos planes y sufrimos contratiempos, ¿verdad? Todos tenemos nuestros altibajos en la vida. Pero siempre conseguimos volver a levantarnos, el vecino dijo que te iba ayudar con un amigo.
Kenia miró a su madre, después miró en dirección donde vivia el vecino y le dijo a su madre.
KENIA: El vecino me cae demasiado bien, se ve que le gustas, si tu quieres puedes darle la oportunidad.
ALICIA: La oportunidad te la voy a dar a ti para que te calles, también me caen demasiado bien y no quiero perder su amistad por malos entendidos, no estoy interesada en buscar pareja.
KENIA: Ok, como tú digas.
Alicia le daba ánimo a su hija y le mostraba tranquilidad, pero por dentro no podía con la preocupación porque no sabía como ayudar a su hija, ella planchaba dos veces a la semana en casa de familia pero no alcanzaba lo que ganaba porque había otros gastos, ella habló con su jefa pero le dijo que si sabía algo de trabajo le avisaba.
A ella le preocupaba su hija, era una joven trabajadora que no sabía estar en casa sin hacer nada, se le media a cualquier trabajo honrada por muy duro que fuera, pero el lugar donde trabajaba lo cerraron y quedó desempleada, ella habia estudiado secretariado, pero no habia podido ejercer, Alicia y Kenia sabían que los trabajos estaban difíciles, más si no contaba con una buena influencia, aunque Kenia salía todos los días a restaurantes, supermercados y almacenes para ver si conseguía algo, pero no contaba con suerte.
Madre e hija a las nueve de la noche decidieron acostarse y esperar la voluntad de Dios, Kenia hizo una oracion por su trabajo, se durmió con la fe de conseguir algo al siguiente día.
A las siete de la mañana él hombre llega a la empresa y va a la oficina de su jefe a recibir instrucciones, Reynaldo lo notó incómodo mientras le hablaba y preguntó.