- ¿Victoria, que piensas hacer?
Una pregunta que le hacen últimamente, y la respuesta no la sabe, ya que tiene un deber como asistente del fiscal y llevar al hombre que ama ante la justicia o decide salvar el amor de su vida y padre de su hermoso hijo.
Su deber será más fuerte que su amor, o dejará todo por amor y se volverá al lado oscuro.
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Capítulo 13
La has encontrado. - Victoria que salía de su casa y Antón que llegó tres días después, encontrando una pequeña nota, en la mesa de centro.
"Esa fue toda la información que logré reunir, también le dejo los archivos por lo que usted decidió salvarme hace meses".
No señor, nadie la ha visto ni a ella ni a la señora Silvia o al pequeño.
- Ella piensa que esto ha acabado, pero sé que Mijaíl no la va a dejar en paz, lo conozco muy bien.
- Pero eso ya no es problema tuyo, ella decidió irse, que se defienda como pueda.
Enojado por las palabras de Amanda, la tomo por el cuello golpeándola contra la pared, como podía decir esas cosas, de una mujer tan hermosa, carismática, entregada a su trabajo y a su familia.
- Es mi problema, le gustó o no.
- Su... Suel... suelta me... Me ... Lástimas.
Las palabras de Amanda salían entrecortadas, la presión que estaba ejerciendo Antón sobre ella era bastante fuerte, estaba como loco. En sus 25 años de vida era muy rara la vez que se ponía así.
- La encuentras, o la próxima vez no seré tan misericordioso.
Soltándola, Amanda cayó al piso, tratando de buscar aire para sus pulmones, tanto tiempo trabajando juntos y era la primera vez que se ponía así, y solo por un comentario. Muchas veces los había dicho, pero una reacción así nunca la había logrado.
- Si señor.
Tomo todo lo que Victoria había dejado y se fue para su casa, en donde esperaba encontrar a una mujer cariñosa esperándolo, pero lo que encontró fue a la empleada tratando de calmar al bebé, dos meses había salido de viaje y no sabía cómo se encontraban las cosas en la casa.
Y al parecer lo que encontró no le gustó de a mucho, la empleada estaba tratando de emitirle la leche al bebé, era como si el universo estuviera conspirando en su contra, para que él se pusiera de mal genio y fuera de sus cabales.
-¿Qué HACE?. - el grito que pego fue tan duro que todos los empleados quedaron como estatuas. - Responda.
- El niño no quiere comer y...
- Y lo va a obligar, donde está Ela. - los empleados no sabían si contestar con la verdad o parte, pero no tenían muchas opciones, o era la verdad o la verdad.
- La señora Novikov salió desde la mañana.
Eso fue la gota que derramó el vaso, como era posible, que Ela no estuviera si todavía no había terminado su licencia.
Antón desesperado, tomo al niño e indico a sus empleados que le llevarán lo que necesitaba hasta su habitación, al llegar a la habitación se concentro en su hijo lo baño, lo cambio, le dio el tetero y lo durmió.
La noche avanzaba y Ela no aparecía por ningún lado, no hasta ya entrada la madrugada, en un estado deplorable. Estaba borracha, su ropa era un desastre sin mencionar su pelo y maquillaje.
- Amor como estás.
- Mejor que tú, por lo visto, ¿dónde estabas?.
- Con unos amigos, sabes de qué tengo ganas amor, de que me hagas tuya.
- Ni muerto, bañarte y haste cargo del niño, tengo que ir a trabajar.
- Yo no pedí quedar embarazada, consigue a alguien que se haga cargo de él, yo soy muy joven para encerrarme a cuidar a un mocoso.
- Es nuestro hijo.
- Tú quisiste que lo tuviera no yo, así que déjame dormir y consigue a alguien que lo cuide.
Antón sabía que esto pasaría, Ela era un par de años más joven que él y nunca estuvo de acuerdo con el matrimonio, pero negocios son negocios y esto había sido una transacción, en la cual la familia Novikov fue la beneficiada.
Y partir de ese día su hijo quedó cargo de una empleada, su esposa se la pasaba de fiesta en fiesta, por ahora no tenía tiempo de pensar en un divorcio, tenía que encontrar a Victoria, poner a prueba a la familia Orlov con toda la información reunida, pero primero tenía que intervenir en la policía y el FBI.
Antón sabía que Mijaíl había comprado a más de la mitad del departamento, y la ciudad estaba a sus pies.
- Señor mañana hay un evento, en el cual está invitando usted y su esposa.
A pesar de todo, Amanda seguía con Antón era su mejor aliada y si amiga.
- Ela ya sabe.
- Le acabo de informar, está más que contenta de pavonearse contigo en la gala.
- Será lo único que le gusta hacer, y gastar mi dinero. Vamos a casa.
- Ya aviso.
- Pero no donde Ela, vamos donde se quedaba Victoria.
Un mes había pasado, y no tenía rastros de ella ni de su familia, la incertidumbre lo agobiaba nunca debió de haberla dejado sola por tanto tiempo, tiempo que perdió.
Desde que la beso, no había vuelto a tocar otros labios, ella lo estaba volviendo loco, y eso que solo había sido un beso, pero que demostraba muchas cosas, no sabía si ella había sentido esa misma conección, o solo ese sentimiento era unilateral.
Esperaba, que ella sintiera lo mismo, solo podía esperar a que apareciera, pero si estaba en manos de Mijail, eso era otro cuento, el no iba a permitir que nadie la encontrará y eso era lo que más le preocupaba.
También conocía el temperamento y el cómo trataba a las mujeres, la violencia era lo que más le excitaba, él lo había vivido de primera mano. Un sentimiento desgarrador lo acompaño durante toda la noche, sentía que muy pronto volvería a ver a Victoria, a esa mujer de labios rojos que lo volvió loco, desde la primera vez que la tuvo en sus brazos.
Habia recordado, esa fantástica noche, recordó cada cosa, cada palabra, cada caricia, cada beso. Conocía cada parte de su cuerpo, sabía que ella tenía un lunar en su muslo izquierdo.
A pesar de que solo fue una noche, eso alcanzo para que el quedara flechado, el tenía veinte y ella tenía veinticinco, la edad no importaba cuando se amaba de verdad.