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Amandote En Secreto

Amandote En Secreto

Status: Terminada
Genre:Romance / Completas / Amor prohibido / Esclava / Sirvienta / Amor eterno / Ascenso de clase social / Matrimonio entre clanes
Popularitas:6.6k
Nilai: 5
nombre de autor: Marializdh

Hamilton, un príncipe rebelde que nunca ha encajado en el mundo de la realeza. Obligado a seguir el camino que su familia ha trazado para él, Hamilton sueña con una vida de libertad, lejos de las responsabilidades del trono. Sin embargo, todo se complica cuando su corazón comienza a latir por Esmeralda, una humilde criada del palacio. Su amor prohibido pone en peligro no solo sus vidas, sino también el destino del reino.

NovelToon tiene autorización de Marializdh para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

capitulo 8

–¿Por qué iría? (Nicolás habla de pie, ¿por qué estaba arrodillado frente a Esmeralda?).

–Para que dejes de hacerle preguntas a mi esposa sobre nuestro matrimonio (hablo de salir con mi esposa) Vienen Esmeralda y Nicolás).

Miro a Esmeralda y ella parece tan perdida y curiosa por saber de qué se trata.

Luego le hablaré de lo que hizo mientras comíamos y por qué seguía contagiando.

comida en la mesa de esa manera, mi hermana menor y algunos empleados se reían de mi Hombre, no me gusta nada.

–Auch. (Esmeralda gime de dolor y la miro, tiene los ojos llorosos).

­¿Qué fue? (Hablo molesto).

–Es que… me estás aplastando la mano. (Estaba tan distraída en mis pensamientos que ni siquiera me di cuenta de que mi puño estaba cerrado con tanta fuerza con la mano de Esmeralda dentro de la mía).

Solté su mano y sigo caminando como si nada hubiera pasado.

Llegamos al jardín y las criadas hicieron lo que les ordené y pusieron la sábana sucia con algunas manchas de sangre de la mujer con la que estuve ayer.

Te estarás preguntando por qué prefería estar con cualquier mujer que con Esmeralda, lo cual sería mucho más fácil.

La respuesta es clara, para ensuciar las sábanas una mujer necesitaría ser verdaderamente pura.

Esmeralda narrando...

No puedo mirar al Príncipe Hamilton, parece estar muy enojado por lo que pasó en la mesa pero no es mi culpa porque le dije que nunca tuve lecciones de etiqueta.

Al menos el rey no parece enojado conmigo, ni tampoco el príncipe Nicolás, pero conmigo es diferente.

¿Está molesto porque me casé con su hermano?

–¿Entonces estás satisfecho? (P. Hamilton habla mirando la sábana que estaba extendida cerca del muro de Palacio).

–Decepcionaste a tu primera madre. (La reina habla furiosa, regresando a palacio).

–Te lo advertí. (Habla P. Hamilton).

– Parece que ya no tienes dudas sobre tu matrimonio. (El rey habla sensatamente acercándose a mí). Bienvenida a la familia real, Esmeralda.

–S­sí, muchas gracias mi rey. (Digo haciendo una reverencia).

El rey entra al Palacio y siento un enorme malestar cuando veo al Príncipe Nicolás mirando la sábana sucia.

–Hermano no lo hará... (El Príncipe Hamilton habla y es interrumpido).

El Príncipe Hamilton no pudo terminar de hablar ya que casi le corta el cuello con la hoja afilada de la espada de un pelinegro que parecía estar furioso, pero afortunadamente el Príncipe Nicolás fue muy rápido y desenvainó su espada, protegiendo al Príncipe Hamilton.

El Príncipe Nicolás usó su espada para detener al hombre y luego usó su pie para patearlo en el pecho y dejarlo caer sobre su espalda.

–¿¡Su Alteza!? (Grito preocupado hacia el P. Hamilton). ¿Estás bien?

­Estoy bien. (P. Hamilton habla, desenvaina su espada y se dirige hacia el hombre). ¿Quién eres?

–¿Cómo te atreves a intentar matar a mi hermano? (P. Nicolas habla colocando su espada en el cuello del hombre).

–¡Tu hermano bastardo humilló a Francisca! (Incluso con una espada apuntando a su cuello todavía expresa su odio).

–¿Y tú qué tienes que ver con esto? (Puedo sentir la furia del Príncipe Hamilton, lo va a matar, estoy seguro). No le dije que fuera estúpida y le creyera a mi madre.

–Voy a matarte a ti y a ese plebeyo asqueroso con el que te casaste. (El hombre habla mirándome).

–Toca a Esmeralda y te mato si dudas (habla P. Nicolás).

–No te preocupes, no dejaré que salga vivo de aquí, después de todo casi mata a uno de los príncipes del reino y aún así no parece arrepentirse. (P. Hamilton habla mientras levanta su espada).

–Por favor no lo mates. (Hablo y me tiro al suelo encima del pecho del hombre, y el príncipe casi me golpea).

­¿Qué estás haciendo? (P. Nicolas habla y abro los ojos, que se cerraron cuando pensé que el príncipe me iba a pegar).

–Altezas, este hombre no tiene la culpa de nada, solo está poseído por la ira porque la señora Francisca fue cambiada así, cualquiera lo sería. (Hablo mirando a los ojos del Príncipe Hamilton). Por favor no lo mates.

–Nicolás saca a ese idiota de ahí. (Habla P. Hamilton, parece que este hombre no logra empatizar).

–No me voy, alteza. (Hablo abrazando el cuerpo del hombre que me mira incrédulo ante la situación).

–Esmeralda, no me provoques y te corto la cabeza junto con la de ese hombre. (P. Hamilton habla irritado y parece sincero).

­¿Lo que está sucediendo? (El rey dice viniendo con la reina). Alma dijo que un hombre quería matar a Hamilton.

–Su Majestad, perdone a este hombre, simplemente está lleno de odio y no pensó detenidamente en lo que estaba haciendo. (Me adelanté antes de que uno de los príncipes dijera algo).

–¿Quién eres y por qué intentaste matar a mi hijo? (Habla la reina).

–Soy el Príncipe Jales, el hermano mayor de Francisca. (Eso explica su enfado). Y tu hijo hizo que mi hermana perdiera la dignidad y el respeto con esa humillación.

–Si te arrepientes de lo que hiciste, podemos olvidarnos de ello y podrás regresar a tu reino sin ningún castigo más que no poder volver nunca más a ese reino. (El rey habla ofreciendo una oportunidad al hombre que ahora sabemos que

es un príncipe y se llama Jales).

–Preferiría morir antes que llegar a casa y encontrarme a mi hermana llorando y decir que no hice nada para protegerla. (Habla con convicción).

–Esmeralda, sal de ahí. (El rey habla).

–Por favor, altezas. (Falo).

–Hamilton, ¿no puedes controlar a tu inútil esposa? Ella no te obedece porque no te ve como un hombre de verdad. (La Reina habla y el P. Hamilton parece más enojado viniendo hacia mí).

–Por favor, alteza. (Le digo quien me levanta del brazo).

­Ven aquí. (Me aprieta mucho el brazo mientras me lleva al interior del Palacio).

–Hermano, no te atrevas a lastimarla. (P. Nicolás dice que quiere venir).

–Cállate y ocúpate de tus propios asuntos, hermano. (P. Hamilton habla mientras todavía me carga).

–Nicolás, lleva a este hombre a los calabozos y da órdenes de no alimentarlo hasta que se arrepienta de lo que hizo. (Escucho al rey hablar y el P. Nicolás se acerca al hombre y le ata los brazos).

Gracias a Dios el rey tiene buen corazón y no mató a ese hombre.

Si el hombre quisiera matar al príncipe por otra razón, no me importaría que el rey lo matara, pero ella solo quería defender a su hermana.

–Entra aquí. (Habla P. Hamilton, abriendo la puerta de su habitación y arrojándome dentro).

–¿Te das cuenta de lo que hiciste? (Dice P. Hamilton enojado y me pone contra la pared y me toma del cuello). ¡Me desobedeciste delante de mi padre, mi hermano menor, ese hombre y mi madre, sin mencionar a los empleados chismosos que estaban observando todo!

–Lo siento señor, pero no podía mirar sin hacer nada. (Hablo y siento que me quedo sin aire).

–Pudiste haber salido de allí y no verías nada, niña estúpida. (dice Prince mientras sigue sosteniendo mi cuello). ¿Y ese desastre que hiciste en el desayuno? Incluso los empleados se rieron en mi cara.

–N­no era mi intención, m­perdóname. (Hablo y se me llenan los ojos de lágrimas).

–No debí detenerme, debí golpearte con mi espada para poder deshacerme de ti.

(Habla el Príncipe Hamilton).

–No puedo respirar. (Digo tomando tu muñeca). S­señor.

–No me ves como un hombre de verdad, ¿verdad? (Prince habla y me tira sobre la cama). vamos entonces lidiar con eso.

–Por favor, príncipe. (Digo tosiendo mientras trato de alejarme de él pero me sujeta las piernas).

–Puedes incluso gritar y suplicar pero nada puede detenerme porque soy tu marido y puedo hacer lo que sea.

quiero contigo. (Prince habla y comienza a rasgarme el vestido). Tal vez entonces vengas a mí respeto.

–Déjame ir, te lo ruego. (Hablo mientras lloro y él sigue besando mi cuello mientras termina) quitarme la ropa y quitarte la tuya).

. .

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1
maya
¿Que tal?
Maureen D. Caviedes
Normal
Maureen D. Caviedes
aurora?? no sé supone que se llama esmeralda
Silvia Diaz
tiene algún problema con el idioma??? linda la novela pero mal escrita
maya: Hola, como se encuentra? termine de publicarlo, tranquila, voy a editarlo, no se preocupe
total 1 replies
Inirida Contreras
divina
Inirida Contreras
emocionante
maya
Gracias!
Maria Cristina Casaña Larrosa
esta completa?
maya: Si, está completa.
total 1 replies
Inirida Contreras
encantadora
Inirida Contreras
está maravillosa la historia
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