30 Días Con Un Mafioso

Varios días pasaron desde que llegamos a la mansión de los padres de Nicolás, en todo este tiempo no vi, para mi suerte a su hermana, aunque tampoco conocí a sus sobrinos, pero debo reconocer que pasar las horas con Magdalena era algo que me agradaba mucho. Al perder tan de niña a mi madre, aunque mi abuela siempre había estado, nunca tuve oportunidad de esas conversaciones madre e hija o de esos momentos de chicas, así que pasaba con ella gran parte del día hablando, cocinando o solamente estando en el mismo lugar. Su compañía era tan agradable que a veces Nicolás me había hecho alguna que otra escena de celos porque siempre me encontraba a su lado.

Hannah aprovechaba que Maria había venido con nosotros y se la pasaba en el patio con ella. Cada tanto tomábamos algún refresco al costado de la pileta todos juntos, pero como Nicolás pasaba mucho tiempo con sus negocios y su padre en su despacho, odiaba interponerme y molestarlo.

Note que habían aumentado la seguridad y aunque nunca pregunte nada, si habia algo dentro de mí que se preocupaba demasiado por toda la situación, pero intentaba no darle demasiada importancia.

Estaba dando un paseo por los jardines, cuando de repente sentí como unos brazos se aferraban a mi cintura y me apretaban con fuerza.

Estos días has estado un poco alejada de mí ¿acaso ya no disfrutas de mi compañía?- me dijo apoyando su rostro en mi hombro.

En estos últimos días se había comportado de manera rara, había empezado a ser más romántico y atento, a pesar de que jamás volvió a besarme como el día que llegamos aquí.

Digamos que tú tampoco te encuentras mucho en esta casa- le reproche ¿esperen estoy celosa? ¿Porque? si es un adonis y tiene un cuerpo increíble, es bastante caprichoso cuando quiere y también puede ser muy comprensivo. Acepta a mi pequeña y nos llevó a conocer muchos lados, bien ya entendí me gusta este hombre.

¿Acaso me recriminas que trabajo en exceso?- me dijo en tono burlón y si me derretía por este sujeto.

Solamente soy justa, ni yo estoy contigo ni tú estás conmigo- le dije intentando dar un paso hacia adelante. Aunque fue fallido, ya que su agarre era sumamente fuerte, como si sintiera que en algún momento desaparecería.

Ahora estoy libre, a la noche tengo una reunión en unos de mis restaurantes del centro de la ciudad, pero ahora ¿qué te gustaría hacer?- me dijo de forma seductora al oído y doy gracias que no me vea porque siento mis cachetes arder.

Lo que tú gustes- le dije soltándome por fin de sus brazos.

¿Quieres que toque el piano para ti?- me dijo alcanzando mis pasos.

Claro, tenías que saber hacer todo- dije casi en un susurro que obviamente él escuchó porque su risa no tardo en resonar en aquel jardín.

No todo mi querida, No sé cómo conquistar a una mujer- me detuve abruptamente y mi corazón latía como un loco.

Con todas las que seguramente pasaron por tu cama ¿te atreves a mentirme de forma tan descarada?- mi enojo era visible en mis palabras. Los celos podían hacer de una persona un demonio y yo que jamás los había sentido, ahora no sabía como controlarlos.

Su mano me tomo por la muñeca y me dio vuelta para quedar frente a él y mirarlo a esos ojos tan hermosos como misteriosos.

Que te quede algo en claro Cass, zorra muchas, pero mujeres como tú ninguna. No sé cuantas pasaron por mi cama, pero si estoy seguro de que quiero que seas la última- me dijo con su mirada fija en mis labios.

Puse mi mano libre en su pecho y lo alejé, me gustaba si, pero Antony me había dañado lo suficiente como para considerarme insuficiente para cualquier persona, es más, gracias a su hermana me enteré de que ni bien llegó a Argentina les explico a todos lo que había pasado dejándome como una mala persona y él se había llevado todas sus cosas de nuestra casa al departamento de Belén. Mis ojos comenzaban a picar de una forma tan lastimera que solamente atine a refregarlos intentando calmar las ganas de llorar qué a este punto eran inminentes. Mi cabeza agachada daba a entender que esquivaba algo, tome el valor y con un nudo en la garganta solamente conseguí decirle que se alejara y me hizo caso. no levante la cabeza hasta que ingrese en mi habitación, daba gracias a los dioses que Hannah se hallará en la cocina haciendo galletas. Me tire como una niña en la cama y escondí mi cara en la almohada, deje salir mis lágrimas y grite acallando mis gritos en ella.

No sé cuanto tiempo estuve así, solamente me calme cuando luego de creo que fueron minutos, pero podrían haber sido horas, sentí unos suaves golpes en la puerta.

Permiso ¿me dejas pasar?- Magdalena tenía el don de aparecer justo cuando se la necesitaba.

Perdón no deseaba que nadie me viese así- dije secando mis ojos, aunque sin lágrimas igual, cualquier persona se hubiese dado cuenta de que había llorado porque estaban hinchados y rojos.

Hay preciosa ¿qué ocurre?- me dijo tomando asiento a mi lado, mientras con una mano acariciaba mi cabello.

Me desahogué como nunca había podido hacerlo, mis dolores, mis frustraciones y mis penas. No sé porque se me hizo tan fácil con ella hablar de esta manera, pero lo cierto es que si lo era. Necesitaba esa comprensión y ese apoyo de alguien, quería que comprendieran que debajo de esta coraza que por mi hija había creado, se encontraba una mujer sumamente rota, que necesitaba unas palabras de aliento y un abrazo de esos que mantienen el alma aún junta a pesar de estar en pedazos.

Mi niña, todo esto soportaste y jamás lo hablaste con nadie. Te admiro con todo mi corazón, eres tan fuerte que cualquiera tendría miedo de enfrentarse a ti, sé que esto es una farsa, pero no hay nada de malo en enamorarse nuevamente y créeme cuando te digo que mi hijo se ha enamorado y que esas palabras fueron sinceras- su abrazo era tan fuerte que sentía como todos los fragmentos de mi corazón se volvían a encastrar - y si en algún momento lo deseas, hago desaparecer al papá de Hannah para que deje de lastimarlas- su seriedad al hablar me hizo reír. Sabía que lo decía de verdad, si se lo pedía ellos lo harían, pero me causó gracia igual que me lo dijera.

No creo que eso vaya a ser necesario- dije mientras reía.

Así me gusta, ríe siempre hermosa Cassidy. Ninguna persona en este mundo excepto nuestros hijos merecen nuestras lágrimas. Y hazme caso déjate guiar por tu corazón y si te equivocas no te preocupes por que tú habrás dado solo cosas buenas y el universo sabrá recompensarte con cosas buenas- me dijo sonriéndome.

Gracias- le dije antes de abrazarla yo y darle un beso en la mejilla. Me hacía tanta falta mi mamá y mi abuela, pero al menos ella había ayudado a que la falta no se hiciera tan profunda.