Daniela es una joven madre soltera que vive con su madre. Una mañana llega a su puerta un hombre joven buscando a su madre. Su nombre es Enrique, un joven militar que ha venido a cumplir la promesa que le hizo a su mentor. En este breve encuentro, Daniela y Enrique sintieron una conexión con tan solo mirarse. ¿Acaso todo lo sucedido ha sido un capricho del destino para que ellos se conocieran y juntos poder sanar sus heridas del pasado?
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capitulo III cumpliendo una promesa
Enrique Olivera Castillo
Soy Enrique Olivera Castillo de treinta y tantos años, Ingeniero de Sistemas, el último de cuatro hermanos, provengo de una familia tradicional que durante muchas décadas se ha destacado en el ramo de las empresas de alimentos en los rubros cárnicos y lácteos, en la actualidad poseen un empresa sólida con varias sucursales en diferentes áreas del territorio nacional, los cuales gracias a la implementación de tecnología han superado con creces los dividendos económicos.
En particular mi familia siempre creyó que tomaría el mando en la empresa como tradición familiar, sin embargo, decidí estudiar ingeniería de Sistemas y tras un fracaso amoroso y problemas familiares me asimilé en las fuerzas militares, en donde me siento muy a gusto, lejos de mi familia y en constante movimiento en la geografía nacional a parte, me ha permitido especializarme en la aplicación de software en el ámbito militar.
Según mis expectativas voy creciendo en mi área, aunque es algo que no complace a mis padres.
En mi transcurrir de ir y venir por diversas ciudades, volví a compartir con una familia amiga de mi casa desde niños y a la cuál le debo muchísimo, mi gran tutor Luis Felipe Delmoral Sánchez siempre me apoyó en mi decisión de ser militar y convenció a mis Padres para eso, también me ayudó a conseguir una beca para una especialización en el extranjero.
Un día fui a visitarlo y para sorpresa mía se encontraba muy delicado de salud, ya los años no pasan en vano, conversamos varias horas y al despedirme, me preguntó si tenía acceso a viajar a diferentes sitios del país.
A lo que respondí - Obviamente sí. - y puedes localizar a una persona? Volvió a preguntar.
Si, depende de la persona. Respondí con una sonrisa.
Me tomó de la mano y me dijo:
-Hijo, te llamaré luego.
Me tomó por sorpresa esa actitud y tuve un sentimiento extraño pero asentí obediente.
Con una sonrisa me despedí y prometí volver.
Al final de ese mes tuve una llamada del señor Luis Felipe.
su voz se escuchaba bastante apagada, me dijo que estaba hospitalizado y necesitaba hablar conmigo.
- No estoy en la zona ahorita, sin embargo, solicitaré un permiso especial .
A la mañana siguiente me dirigía en mi auto de servicio al centro clínico.
Al llegar me presente y solicité en recepción información de la habitación donde se encuentra recluido el Señor Delmoral.
Me atendieron amablemente y me indicaron el número de la habitación y por donde debía seguir.
Al salir del ascensor me consigo en el pasillo con uno de los hijos de Luis Felipe, nos saludamos y esperamos unos minutos que salieran el doctor y las enfermeras que se encontraban haciendo la revisión.
Al salir - preguntó .- Doctor, ¿ Cómo se encuentra?.
El paciente está muy delicado, su corazón aunque coloquemos los tratamientos ya no aguanta más.
El concluyó.-Recomiendo dejarlo descansar y procurar hacerlo Feliz. Y se marchó
En ese momento no supe que hacer, coloque mi mano en el hombro de mi amigo y apreté como indicando "Estoy contigo".
Me pidió que entrara a la habitación, él buscaría algunas cosas para su padre.
Abrí la puerta y entré.
Estaba allí en cama con muchos equipos, y para nada el Señor fuerte y autoritario que conocía, jamás imaginé verlo así.
Tenía los ojos cerrados, pense que dormía.
Pero me habló:
- Muchacho sabía que vendrías.
Me ofreció su mano y la tomé.
Al cabo de una conversación larga y explicativa me entregó un sobre y me hizo prometerle que encontraría a esa persona y cumpliría su última voluntad.