Ayelen lo entrego todo por amor, pero termino marcada por la humillación y el rechazo.
Expulsada de su manada, tuvo que criar sola a sus gemelos. Mientras el mundo licantropo la señala como traidora.
El destino la lleva a encontrarse con el rey lobo frío y maldito, cuya herida no solo está en su cuerpo, también en su alma. Entre tratamientos y silencios empieza a descubrir un lazo entre él y sus gemelos.
Lo que parecía un nuevo comienzo se convierte en un juego de poder, secretos familiares y tradiciones.
¿Podrá renacer como la gran luna, frente a las manadas o volverá a ser destruida por quienes mas odian verla brillar?
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El peso del futuro
Ayelen había aprendido a organizar sus días con precisión, entre los turnos en el hospital y las largas horas dedicadas a sus gemelos, apenas quedaba espacio para ella. Pero nunca se quejaba, su fortaleza no estaba en vivir sin cansancio, sino en encontrar sentido incluso en las pequeñas victorias.
Aquella mañana, la sala de fisioterapia estaba particularmente silenciosa, el olor a desinfectante flotaba en el aire, mezclándose con el tenue murmullo de la televisión encendida en la sala de espera. Ayelen revisaba una carpeta de pacientes cuando escucho la voz temblorosa de una enfermera.
--- Ayelen, aquí está el pequeño Benjamín, ---- dijo la enfermera.
Un niño de no más de ocho años entro cojeando, acompañado por su madre, el accidente que había sufrido en la calle le había dejado secuelas en la pierna, y aunque los médicos habían hecho lo posible, el dolor persistía. Su madre lo miraba con los ojos cansados de quien ha llorado demasiado, pero intentaba esbozar una sonrisa para darle ánimo.
Ayelen los recibió con la calma que la caracterizaba,--- hola Benjamín, soy Ayelen y vamos a trabajar juntos, te prometo que no dolerá más de lo necesario, ----
El niño la miró con un poco de desconfianza, pee también con esperanza, ella lo condujo a la camilla y comenzó a preparar los ejercicios.
Al colocar sus manos sobre la pierna del niño, Ayelén sintió algo extraño, primero fue un cosquilleo en la punta de sus dedos, como si una corriente eléctrica ligera recorriera sus manos. Intento ignorarlo, pensando que era cansancio, pero pronto notó que el cosquilleo crecía, extendiéndose hasta sus muñecas.
De pronto, una luz casi imperceptible brotó de su piel, un resplandor pálido, aquello, apenas visible, que se apagaba y encendía como una brasa oculta. Ayelen parpadeó, sorprendida, pero mantuvo las manos en su lugar, no quería asustar al niño ni a su madre.
El pequeño suspiro profundamente, donde antes había tensión, su cuerpo se relajó.
---No duele...,--- murmuró Benjamín incrédulo.
La madre abrió los ojos con asombro, al ver como su hijo comenzaba a mover la pierna con menos rigidez.
---¿Cómo...cómo hiciste eso?,--- pregunto con un hilo de voz.
Ayelen no respondió de inmediato, fingió una serenidad que no sentía, sonrió y continuó con la terapia como si nada hubiera sucedido, aunque por dentro su corazón latía con fuerza desbocada.
Los días siguientes confirmaron lo imposible, en apenas tres sesiones, Benjamín mostraba una recuperación qué habría tomado meses. El dolor había desaparecido casi por completo, y su movilidad mejoraba a pasos agigantados.
Las enfermeras comenzaron a comentar entre murmullos, algunos pacientes pedían ser atendidos por ella, convencidos de que "tenía manos milagrosas", Ayelen escuchaba en silencio, con una mezcla de temor y desconcierto.
Aquella noche, al acostarse agotada, sintió un llamado en lo profundo de su ser, cerró los ojos y, en el mundo interior donde habitaba su loba vio aparecer a Irem.
La figura de la loba era majestuosa, con un pelaje negro, sus ojos de un plata brillante, que brillaban con destellos de poder.
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Ayelen dio un paso hacia ella, con la respiración entrecortada. <<¿Qué me está pasando? ¿Qué fue esa luz en mis manos?,>>
La loba la observó con paciencia, como una madre que finalmente revela un secreto guardado durante años. <
Ayelen abrió la boca, pero ninguna palabra salió, recordó el rostro de Benjamín, la sorpresa de su madre, los rumores en el hospital, <
<< Ese es precisamente el corazón que necesitabas para despertar este poder, la sanación no surge de la ambición ni del orgullo, sino de la compasión, tu bondad permanece intacta incluso después del dolor y el rechazo >>
Un silencio reverente se extendió entre ambas, Ayelen bajo la mirada, sintiendo el peso de esas palabras.
<<¿Porque yo?>> pregunto Ayelen
Los ojos de Irem brillaron con un matiz solemne.<< tú sanación es más que un don para los cuerpos, pero debes tener cuidado, si los alfas se enteran harán todo por tenerte sin importarles nada más que su egoísmo, >>
Ayelen sintió un escalofrío, no sabía si sentirse honrada o aterrada, sus pensamientos volaron hacia sus hijos, hacia el futuro incierto que les aguardaba.
Irem se acercó y rozó su frente con la suya,<< el futuro pesa, si, pero no debes cargarlo todo ahora. Paso a paso, tu don se fortalecerá, paso a paso, descubrirás la verdad, pero ahora, confía en ti, confía en lo que eres, no estás sola, estamos juntas,>>
Las lágrimas ardieron en los ojos de Ayelen, por primera vez en mucho tiempo, no sentía que todo lo que llevaba encima era un castigo. Tal vez, solo tal vez, había un propósito detrás de su dolor.
Cuando abrió los ojos en el mundo real, los gemelos dormían plácidamente a su lado, Ayelen los observó, acarició sus cabecitas, y susurro con un nudo en la garganta.
--- Por ustedes...aprenderé a cargar con este futuro, ---
La luna llena brillaba a través de la ventana, derramando un resplandor plateado sobre la habitación, como si Selene misma aprobara aquel juramento silencioso.
Mientras tanto en el hospital los pacientes pedían ser atendidos por Ayelen eran cada vez más, le habían puesto el sobrenombre de manos milagrosas.
Ayelen disfrutaba pasar tiempo con sus hijos, llevarlos al parque a jugar, ir a las actividades de la guardería, ahora con Irem a su lado nuevamente no se sentía tan sola.
Sus pensamientos viajaban a Kim y Elides, que sería de sus vidas, dos mujeres diferentes que la ayudaron sin saber quién era, sin importar, ni pedir nada a cambio, suspiro mirando a los gemelos jugando en el césped.
Ayelen sintió un poco de tristeza por ellos, los lobos necesitan contacto con la naturaleza, necesitan un lugar de pertenecía, pero sus hijos no sabían que era una manada, pensaba en su transformación a futuro.
Ya empiezan con la cizaña..... a qué Señora es que llaman ??? .... La Luna de Hendrix está viva ???
y confíe en ella y la proteja ahora vien esa ama de llaves a quien llamó espero no sea otra piedra en el zapato si a si ya tienen bastantes enemigos como para que salgo otro más