Laurent fue invitada a un evento, allí se encontró con una extraña situación, a ella le dieron un afrodisiaco, debido a esto pasó una noche con un hombre, que además es el hijo de su jefe. Pero todo se tornó de una forma inesperada, ella no quería que la tacharan como una oportunista, para Santiago fue así, por eso decidió irse y no volver.
Laurente decidió esconder el secreto de quién era el padre de su hijo, algo que hasta el momento no le había afectado, su pequeño hijo creció rodeado de amor y con la compañía de una madre amorosa.
Pero él volvió y está dispuesto a recuperar lo que perdió 4 años atrás, esto hará que muchas cosas cambien, y en especial la relación de ambos.
¿Podrá su pequeño hijo unir nuevamente a ambos? ¿Podrá ganar el amor en esta batalla de orgullos?
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Capítulo 2
Laurent Vitale
Una vez dentro del salón, veo muchos rostros conocidos y otros no tanto. Noté que muchos de los invitados se me quedaron viendo, a lo que me pregunté si tenía algo mal conmigo o la ropa.
Luego de eso siento una mano en mi hombro que me hace dar un respingo en mi lugar. Al darme la vuelta, veo la sonrisa agradable de mi jefe y me tranquilizo.
_ Perdón querida, no quise asustarte _ Me dice con su notable acento ruso y tan cariñoso como siempre.
_ No se preocupe señor _ Le devuelvo la sonrisa.
_ Que bueno que viniste, quiero presentarte a mis cuatro orgullos en esta vida _ Dice feliz, extendiendo su brazo
_ Claro, con gusto _ Digo correspondiendo a su gesto.
Mientras caminamos hasta donde él estaba, veo a cuatro hombres que a mi entender deben ser sus hijos. Los observo discretamente a los cuatro mientras nos acercábamos y debo reconocer que son como dioses griegos o mejor dicho rusos. Son altos, fuertes y jodidamente sexy. Ya casi a pocos pasos de ellos, vi que había una mujer muy linda parada junto a uno de los hermanos y a la esposa de mi jefe. Por lo que deduje que bebía ser o amiga de la familia o la novia de alguno.
_ Laurent querida, que gusto verte aquí. Estás guapísima _ Dijo la señora Mayara con una gran sonrisa.
_ Gracias, usted también se ve espectacular y para mí es un gusto estar aquí con ustedes.
_ Querida ¿Cuántas veces te he dicho que me trates de tú?
_ Muchas sin duda, pero para mí es más cómodo tratarla de usted.
_ Bueno está bien, si te sientes cómoda así no se discute más el tema. Aun de esta forma no dejaremos de ser amigas ¿Hecho?
_ ¡Hecho! _ Y diciendo eso nos dimos un fuerte abrazo.
_ ¡Bueno ya mujer! _ Dijo mi jefe _ Laurent ahora quiero presentarte mis cuatro orgullos y herederos de todo lo que tengo _ Dijo con satisfacción en sus palabras _ Él es el más chico Michele, tiene 19 años y pronto cumplirá los 20.
_ Es un gusto joven Michele _Digo estrechando su mano con cortesía a lo que él respondió igual se ve que es un joven muy simpático y todo un galán.
_ El que le sigue es Darío, que ya tiene 26 años.
_ Un gusto, señorita _ Acepte su saludo y también me presenté. Pero al tocar su mano, sentí algo raro tal vez porque su apariencia seria demanda cuidado.
_ Este que vez aquí es Santiago, quien recientemente cumplió 27 y de mis hijos es el más ingrato porque para saber de él. Tengo que ir a Rusia a jalarle de las orejas.
Al decir eso no puede aguantar una pequeña risa que escapó de mis labios ante tal ocurrencia del señor Vólkov. Ambos nos saludamos estrechando nuestra mano. Y lo que no puede evitar en ese momento, fue sentir cómo una corriente eléctrica recorría mi cuerpo ante su tacto en mi mano. Y como si la piel me quemara, tuve que soltarme de él disimuladamente.
_ Y el mayor de mis hijos, él es Bruno y tiene 30 años. Esta bellísima joven que vine acompañándolo, es Inca su esposa.
_ Un placer, Laurent _ Dijeron los dos a la vez, se ven que están conectados el uno con el otro.
_ El placer es todo mío.
_ Hijos míos ella es la asesora financiera de la empresa que tengo aquí en Italia. Laurent es muy buena en lo que hace y es un lince en los negocios, por lo que también es mi mano derecha. Y lo será para uno de ustedes cuando tomen mi puesto de presidente.
Aquellas palabras de mi jefe me alentaron mucho, ya que eso quería decir que si él faltara yo seguiría conservando mi puesto que tanto me gusta. Estos cuatro hombres a simple vista se ven que son de armas tomar, y de carácter muy distinto. Por lo que debo tener mucho cuidado con ellos.