Adriano Mancini, un mafioso de Sicilia, dueño de varios casinos, frío y despiadado, le hará una propuesta a Alice, una bella joven que acaba de entrar en uno de sus casinos para ayudar a su hermano que ha contraído una elevada deuda de juego.
Alice tendrá que elegir, o firma el contrato de matrimonio, o su único hermano muere.
El sueño de Adriano es ser padre, pero quiere una mujer pura, que dé a luz a su hijo, con un pasado que no le gusta recordar, se niega a volver a amar a una mujer, pero será imposible luchar contra el amor que sentirá por Alice, su esposa por contrato.
Una historia de amor de un gángster con un corazón tan frío como el hielo, que acabará derritiéndose por su mujer que para él, sólo era un contrato.
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Capítulo 8
-No tienes que estresarte, no me gustan las mujeres que dicen lo que piensan- dijo Playboy.
Alice, que estaba de pie, toma un bolígrafo y señalándolo, dice:
-Y me gusta cuando pongo a un despistado en su sitio, si crees que te tengo miedo o que debo callarme, sólo porque eres uno de los mejores clientes de la empresa, estás muy equivocado.
-No tienes miedo de perder tu trabajo, resulta que entiendo por qué eres tan audaz, te acuestas con el jefe.
Brian vuelve y ve a Alice de pie y pregunta:
-¿Está todo bien?
-Creo que es mejor que tengas cuidado Brian, esta subordinada tuya es muy creída, sólo porque te acuestas con ella, ya se cree con derecho a decir y hacer lo que quiera-dijo Jackson.
Brian se acerca a Jackson y le dice:
-Levántate, por favor.
Se levanta y Brian le da un buen golpe y dice:
-Me picaba el gusanillo, pero dejé que mi lado profesional no actuara por impulso, pero que luego me juzgues y digas que me acuesto con un compañero de trabajo es demasiado.
-Puedes estar seguro de que te demandaré, ahora que tengo pruebas de agresión física, perderás tu trabajo y haré todo lo posible para que no puedas ser abogado en Sicilia.
-¿Quién te crees que eres? -intervino Adrián, agarrando el cuello de la camisa de Jackson.
Alice mira a Adrián y se sorprende, no sabía cómo estaba justo en ese momento y lo que su marido escuchó.
Adriano tenía acceso a las cámaras internas de la empresa en la que trabajaba Alice, la noche anterior había enviado un equipo de seguridad a todos los lugares en los que podía estar su mujer, quería vigilarla mientras él no estuviera.
Puede sonar posesivo, pero era muy inseguro y no dejaría que su entonces esposa lo traicionara.
-Cálmate, Adriano, ¿qué haces aquí? -preguntó Jackson.
-Alice y Brian, salgan de aquí ahora, tengo que hablar con su cliente a solas-dijo Adrián.
Alice y Brian salen en silencio y Adriano cierra la puerta y dice:
-Hay un dicho que uso mucho cuando alguien hace algo que no debe, hoy te lo voy a enseñar, seguro que no lo olvidarás, dice:
El mal debe ser cortado de raíz.
-Adrian, te conozco desde hace años, ¿vas a dejar que dos subordinados te afecten? -dijo Jackson.
-¿A quién llamas subordinado? -preguntó.
Adriano comienza a golpear las partes de Jackson y dice:
-Tu maldad está entre tus piernas, parece que no aprendes que no puedes tomar a quien quieras y salir ileso, haré que la mujer que te está difamando te quite todo en los tribunales, te demostraré que no debes dárselo a una mujer casada, especialmente si es mía.
Jackson gritó de dolor, pidiendo a Adriano que parara.
-Se disculpará con mi esposa y luego aceptará todo lo que quiera la mujer que lo está demandando, de lo contrario, no sólo haré que su empresa quiebre, sino que acabaré con usted.
Adriano sale de la habitación y Brian, que estaba asustado junto a Alice, se sorprende al verlo acercarse.
-Lo siento señor Mancini, no debí dejar a Alice sola con ese hombre -dijo Brian asustado.
-No te preocupes por eso, tiene un marido que la protege, a partir de hoy, tu sueldo será el triple de lo que ya recibes, como le pegaste por su honor y por la calumnia que le hizo a mi mujer, también recibirás un bono-habló Adrián.
Brian se sorprendió, ya ganaba la cantidad más alta de todos los abogados de la empresa, por ser el mejor entre todos los que tenían allí, escuchar que su sueldo se triplicaría le hizo mucha ilusión.
-Disculpe señor -habló Brian saliendo hacia su despacho.
Jackson salió de la sala de reuniones, caminando con una cojera, estaba claro que sentía mucho dolor, podíamos oírle gemir mientras caminaba hacia Alice y Adrian.
-Señora Mancini, siento todo lo que le he causado hoy -dijo Jackson.
-¿Esto es lo que llamas una disculpa? ¿Es así como quieres seguir viviendo? Esfuérzate más -intervino Adrián-.
-¿Quieres que me ponga de rodillas? Ni siquiera puedo caminar en línea recta después de tus patadas -dijo Jackson.
Adrian mostró su arma a Jackson que pronto recordó con quien estaba hablando y gimiendo fuertemente por el dolor que sentía se arrodilló frente a Alice y le pidió perdón por todo lo que le había causado.
Adriano se acerca a Alice y le dice:
-No olvides que vamos a comer juntos, ahora tengo que irme.
Sale en dirección al ascensor y Alice va tras él y justo cuando iba a pulsar el botón para cerrar la puerta, dice:
-Gracias por lo de hoy.
Adriano la mete en el ascensor, cierra la puerta y dice:
-Ese no es el tipo de agradecimiento que quiero que me des, por la noche me lo agradeces mejor.
-Necesito trabajar- dijo ella, temerosa de lo que se avecinaba.
-Quiero que me beses antes de volver a tu trabajo.
-También puedes ser el primero en besar, parece que disfrutas avergonzándome.
Ella se acerca a él y le da un beso, luego se aleja de él, Adriano la jala por la cintura y la besa, los dos parecían una pareja en el inicio de la pasión, donde un beso terminaba por aumentar la necesidad de tener más del otro, Adriano le aprieta el trasero mientras la besa con su lengua y ella termina por volver en sí, tratando de recomponerse, su cabello estaba desordenado y él tenía los labios rojos por la marca de su labial.