EL DESEO POR RYLER DE LOS LOBOS ALFA

Mágico. 

Pov Ryler

El sol se filtra suavemente por la ventana mientras mis dedos recorren el cabello de Tharos, quien descansa plácidamente en mis brazos.

Amamantarlos se ha vuelto uno de los momentos más preciosos del día, una conexión tan profunda que a veces el mundo parece detenerse. A mi lado, Eryan juega tranquilo con sus pequeños deditos, siempre juicioso, observador y paciente.

Tienen el mismo cabello oscuro e intenso y esos ojos azulados, profundos y misteriosos de Draven. A pesar de mis esfuerzos por borrar cada recuerdo de ese hombre, es imposible cuando veo su reflejo en los ojos de nuestros hijos.

No importa cuánto trate de ocultar el pasado o silenciarlo, siempre vuelve, a veces en la sonrisa traviesa de Tharos o en la mirada seria de Eryan.

Hoy cumplen tres meses. Es maravilloso ver a Josh arrullar a Tharos para dormirlo mientras nos sonreímos con picardía, pues el plan es dormir a cada gemelo para aprovechar la noche y llevar nuestra jornada sexual al máximo.

Josh no deja su posesividad, y más ahora que he vuelto al instituto y estoy por graduarme, donde mi asistencia es importante.

Nixara, mi híbrida, es maravillosa. He comprendido cosas que antes no entendía, y ahora mis dones están en su máximo esplendor.

Aún no me he transformado en loba, pero esta noche lo haré. Nixara está frenética y ansiosa.

Josh me acompaña a un bosque cercano donde saca a Rav. Nuestros cachorros se quedaron en casa con la niñera que Josh contrató para ayudarme mientras estudio.

Cuando llegamos, Nixara hace lo suyo y descubro que soy una hermosa loba de color gris claro. Me imaginaba de un tono oscuro, pero mi híbrida me sorprendió.

Como vampira, mis reflejos son rápidos y casi impecables. Además, los poderes heredados de mi linaje de hada se intensifican cada día: la conexión con la naturaleza y la percepción aguda de los sentimientos a mi alrededor son maravillosos y únicos.

El instituto terminó, y hoy es mi graduación. Mi guapo compañero está feliz y pensativo a la vez, pues sabe que deseo estudiar una carrera universitaria. Claro, Josh no puede evitar su posesividad.

—¿Estás lista, mi chiquita hermosa? —sonríe mientras su barba raspa mi cuello.

—Solo un segundo, amor... Hoy Eryan estuvo inquieto y no quería dormirse.

—Pero ya estás hermosa —me contesta Josh con un puchero y besos.

—Tú también estás guapo.

La recepción es increíble y única. Mis nuevos amigos son geniales, y claro, Josh no deja de presentarme como su prometida, pues aún no tengo la edad para casarme.

Al final del día se cierra un capítulo. Ahora, la universidad se extiende ante mí como una nueva etapa llena de posibilidades y sueños por cumplir.

...**...Dos años después...**...

—Cumpleaños feliz, les deseamos a Tharos y Eryan, cumpleaños feliz... —terminamos de cantar mientras Tharos destruye parte del pastel. Eryan, en cambio, es más calmado y serio.

Josh lo carga para salvar lo que queda del pastel, mientras Eryan hace pucheros para contener el llanto.

—Ven, chiquito, no llores. Mira, aquí está el pastel, ¿quieres? —lo consuelo, pero ahora Tharos comienza a gritar porque no pudo terminar su cometido.

Mis cachorros son exactamente iguales físicamente, pero sus gestos y actitudes son diferentes. Aun así, cada movimiento y expresión me recuerda a él.  “El  Alfa Supremo”.

Hace tiempo pasé por una amarga experiencia, pero decidí pasar la página. Al descubrir el apellido de Josh, "Torrerife", sentí un ataque de pánico.

Sin embargo, investigué y descubrí que es común, por lo que no quise indagar más para no despertar los celos de Josh ni traer un pasado triste a este presente donde somos felices.

La madre de Josh vive en una manada con su esposo y su hermanita. No los conozco, como tampoco al gran Caius, su hermano, aunque lo he visto. Es guapo, pero según Josh, es un amargado, prepotente y egocéntrico. Le creo, tiene cara de serlo.

Caius está al otro lado del mundo, entrenando para ser un gran líder, pues su padre le entregará la manada.

Ahora, con 18 años, Josh está feliz y, como imaginaba, me propuso matrimonio el día de mi cumpleaños.

Nuestra boda será en ocho meses, ya que él quiere que las fechas sean perfectas para que estemos todos juntos, incluidos sus padres y hermanos.

No me opuse. Será increíble conocer a su familia. Josh es un gran lobo y espero que su familia también lo sea.

¡La clase fue de lo más interesante! Camino por los pasillos con la mochila colgando de un hombro y mi mente repasando algunos pendientes.

Ser estudiante de arquitectura, mamá, esposa e híbrida me ha mantenido al máximo durante este tiempo.

Aunque no me arrepiento, mi vida es maravillosa. Mi carrera ha sido una experiencia intensa, pero cada clase siempre me deja con ganas de más.

Sin embargo, hoy algo no anda bien. Mi estómago se revuelve y una sensación incómoda sube por mi garganta.

Las arcadas llegan de golpe, obligándome a buscar un baño cercano. Apenas entro, me inclino sobre el váter y vacío el contenido de mi estómago.

—Maldita comida de la cafetería —murmuro, enjuagándome la boca.

Intento convencerme de que solo es algo que me cayó mal.

Lavo mi boca y voy a casa. Hoy Josh me espera. Hace un año se graduó en ingeniería civil y pasa tiempo en casa con nuestros cachorros.

—¡Hola, mis amores! ¿Cómo están? —casi grito al llegar. Lo mejor es ver a un semental de lobo en pantalones y sin camisa con nuestro cachorro y un tetero, mientras el otro, mi travieso Tharen, corre hacia mí.

—¡Maaa! —Estos momentos son únicos, solo que se ven opacados por mi fuerte malestar estomacal.

Han pasado tres días y estoy igual. Aunque estoy algo sorprendida, Josh lleva casi el mismo tiempo, pero con diarreas repentinas.

Ahora mi malestar ha evolucionado: mareos, náuseas y una fatiga que no tiene sentido me acompañan a cada paso.

Lo peor es que nuestros cachorros nos reclaman tiempo y energía. Lo bueno es que somos lobos y nuestra regeneración es increíble.

Estoy buscando pañitos húmedos, pero en vez de eso encuentro mi caja de tampones. Miro la fecha del calendario y...

—Mierda, tengo un retraso. No puede ser... —susurro, llevando una mano a mi vientre.

No está en mis planes tener otro bebé pronto. ¡No! Son ideas mías. Tomo pastillas anticonceptivas humanas, siempre me habían servido.

Claro, con Josh como mi pareja destinada, sé que no sería extraño quedar embarazada, pero... ¡no! Me estoy cuidando. O bueno, eso pensaba. ¿Será que tiene que ver con dejar de amamantar a los cachorros?

No aguanto la incertidumbre, y lo peor es que me da terror contarle a Josh. La última vez me fue como a los perros en misa.

Compro dos pruebas caseras, voy al baño y tomo las muestras. Pero lo inimaginable pasa: Josh no tiene sentido de la privacidad conmigo y entra al baño mientras yo aún estoy haciendo pis.

—¿Chiquita, qué es eso? —El terror se apodera de mí. No sé qué responder; sé que se refiere a las pruebas que tengo en la mano.

No lo soporto y estallo en llanto.

—Yo... yo... yo no quería, Josh. Lo siento —sollozo.

Él se acerca, me arrebata las pruebas, me mira fijo y molesto.

Yo ya parezco un lago con la cantidad de lágrimas. Estoy muy asustada.

—¿Estás...? ¿Estás...? —Josh no logra ni decir palabras. Luego vuelve a mirar las pruebas, frunce el ceño, me ve y sonríe.

—¡Tienes a mi bebé en tu vientre, chiquita! ¡Me harás padre nuevamente!

—¿Tendremos otro bebé? —me levanta del suelo y me hace girar con una sonrisa de oreja a oreja— ¡Voy a ser papá otra vez!

—Lo siento, amor, no lo hice a propósito —intento disculparme.

—¿Por qué? Estoy feliz, chiquita. Nuestra familia está creciendo, y no puedo esperar para conocer a mi bebé.

Estoy recostada sobre Josh, quien acaricia mi vientre plano. Su teléfono suena y contesta animado.

—Hermano, vas a ser tío otra vez —anuncia con orgullo.

Caius, siempre tan serio, frunce el ceño.

—Felicidades, hermano. Ser padre para un lobo siempre será increíble, único y maravilloso.

Mi corazón martillea al escuchar a mi cuñado felicitar a Josh. Confieso que me aterré con la relación de Josh, pero fue mucho mejor de lo que imaginé.

—Estar con mi chiquita siempre será para mí mágico, Caius. Ella es mi vida.

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