El maltrato que sufrió Alessandro en toda su niñez se verán opacada cuando un chico de otra ciudad, lo empieza a tratar de una manera distinta.
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Capítulo 20 "Cesaretin"
Mi cuerpo estaba adolorido, tenía fatiga, sentía que todo me salió mal en la vida.
—¿Tanto mal hice para que esto me pase así? —me cuestionaba.
No podía aguantar el llanto. La habitación estaba casi oscura; la luz de la luna entraba por la persiana americana. Tapé mi boca con la almohada para poder llorar.
Escuché la voz de Lucas, quien me hablaba.
—Perdón por haber llegado tarde —se disculpó por algo que él no hizo.
—No es tu culpa, tranquilo —dije, tratando de calmar su llanto.
—Me salvaste de mi padre, en la escuela, en Bariloche, acá también lo hiciste. Siempre llegas en el momento que es necesario —dije.
—Gracias por haberme salvado —exclamé mientras acariciaba su cabeza.
—Sé que es muy difícil ahora para vos, pero quiero saber si todavía te acordás de lo que te dije la otra vez, cuando te dije de mis sentimientos —preguntó.
—Quiero que lo pienses, así tendrás nuestro apellido y nadie volverá a tocarte —dijo Lucas.
—Ya me han tocado. Incluso así, me quieres todavía —le dije a Lucas.
—Eso es horrible, lo sé, pero mis sentimientos van más allá de simplemente atracción física —dijo Lucas, mirándome a la cara.
—De verdad te amo y quiero darte un anillo. Así podré amarte hasta que sea enterrado y comido por los gusanos —exclamé.
—Estás loco —dijo entre risas Alessandro.
—Lo estoy, pero por vos estoy loco —dijo él también, quién reía.
Alcé mi mano e hice una señal para que pusiera un anillo imaginario. Él entendió y lo hizo. Ambos reímos, y él me dio un beso en los labios y en la frente.
—Te amo más que a mi existir. Daría todo por verte feliz —dijo Lucas. Me sentí avergonzado y me sonrojé un poco.
—He llorado millones de veces, he perdonado mil veces, pero créeme cuando digo que me he enamorado únicamente una vez —hizo una pausa Lucas.
—Fui afortunado por haberte conocido. Fui y seguiré siendo el hombre más feliz del mundo. Lloré por ti. No dormí pensando en ti —enfatizó lo último.
—¡Escuché mil y mil veces la misma canción que nunca te dediqué! Por miedo a tu rechazo. ¡Y no miento cuando digo que te amo con todo mi ser, con cada poro de mi piel! —dijo él, tomando mi mano y besándola.
—Solamente necesito que me creas, así como yo confío ciegamente en ti. Permíteme amarte y cuidarte —dijo varias veces "cuidarte".
—Intentaré darte todo lo que anhela tu corazón, pero te daré lo que sea necesario primero, porque te amo —me besó Lucas.
—Yo también te amo —dije y volví a besarlo. Él correspondió al beso y lo intensificó. Se apartó un poco.
—Ahora, duerme y recupera fuerzas —me ordenó. Quiso parecer serio, pero no lo logró.
—Lo que diga mi esposo —dije. Él no contuvo la risa y se rio.
Me besó varias veces, dejando su olor en mí, él se acostó de nuevo en el suelo, y yo le di mi mano. Dormimos así.