De Regreso a Mis Días de Escuela

"¡Impresionante!" elogió Rendi cuando ya estaban en el autobús de camino a casa.

"Es normal. Tal vez tenga suerte de que nuestra escuela pueda ganar", respondió Clarissa con humildad. No se sentía en absoluto engreída.

En realidad, la propia Clarissa todavía estaba confundida. ¿Desde cuándo era buena jugando baloncesto?

Clarissa a menudo veía a Steven y a sus amigos jugar baloncesto. Cada vez que Steven jugaba, Clarissa nunca faltaba, aunque tuviera que renunciar a sus lecciones. Pero para jugar ella misma, Clarissa nunca lo había hecho.

"Tu actuación fue realmente increíble, ¿sabes? Pero, ¿por qué no te uniste a la celebración de la victoria?"

"No soy miembro del equipo. Así que no me sentiría bien si me uniera a ellos", respondió Clarissa casualmente.

Además, tampoco estaba preparada para reunirse con Steven. Especialmente porque no todos aceptaban que Clarissa entrara en el equipo.

"¿Quieres celebrar conmigo?", dijo Rendi con esperanza y temor.

"¿Qué vamos a celebrar? Pero... parece tentador. ¿Qué tal si nos cambiamos de ropa primero y luego salimos?"

No parecía una mala idea la que había expresado Rendi. Porque también estaba sola en el apartamento.

"Está bien... Pero recuerda ponerte ropa sencilla. Porque el lugar que vamos a visitar no es lujoso."

"Vaya... casi lo olvido. ¿Me acompañarías a comprar ropa?", preguntó Clarissa, que de repente recordó que no había comprado ropa.

"¿Eh?"

"¿Hay tiendas de ropa cerca del apartamento?"

"Sí... puedes elegir, hay desde las más baratas hasta las más caras."

"Si es posible, que no sea demasiado caro."

"¿De verdad? No estoy seguro. Por lo que he visto, ¡todo lo que usas no es de imitación!"

"Eso era antes. Ahora... quiero aprender a vivir de forma sencilla. Aunque tal vez sea difícil", dijo Clarissa mientras se reía de sus propias palabras.

"Está bien."

Como Clarissa había deseado, después de bajar del autobús, ambos se dirigieron directamente a la tienda a la que Rendi se refería.

La tienda era grande. Todos los tipos de ropa estaban disponibles en la tienda. Los precios asequibles hacían que el lugar estuviera lleno de compradores.

Aunque los precios eran baratos, la ropa que se vendía en la tienda no era barata. No era inferior a la ropa que se vendía en las boutiques.

"Está lleno, ¿verdad, Ren?", dijo Clarissa cuando entraron en la tienda.

"Así es. Los precios asequibles hacen que esta tienda esté siempre llena. Además, los vendedores también son amables", respondió Rendi con sinceridad.

"Tienes razón."

Clarissa eligió ropa que era realmente diferente de la ropa que había comprado antes. Anteriormente, Clarissa siempre compraba ropa con precios altísimos y, en promedio, su ropa era escasa.

La mayoría de la ropa que compró Clarissa eran pantalones largos, camisetas y camisas. Rendi, al ver eso, se quedó boquiabierto.

Rendi no había visto a Clarissa con ropa normal solo una o dos veces. Por lo que sabía, Clarissa siempre usaba vestidos y faldas cortas. Eso lo sorprendió.

"¿De verdad vas a comprar esta ropa?", preguntó Rendi, que ya no podía ocultar su curiosidad.

"¿Por qué? ¿Parece que estás sorprendido?"

"Es extraño."

"¿Qué tiene de extraño?"

"La ropa que estás comprando."

"Oh... Quiero cambiar de moda."

"Como quieras."

Después de comprar ropa, volvieron a sus respectivos hogares. Después de cambiarse de ropa, se volvieron a encontrar.

Clarisa está lista.

Clarissa parecía hermosa con la ropa que usaba. Rendi parecía cautivado por su apariencia. Especialmente con la sonrisa que se dibujaba en los dulces labios de Clarissa.

Rendi no se veía menos genial.

"¿Estás lista?", preguntó Rendi tan pronto como Clarissa se acercó a él.

"Claro que sí. ¿Adónde vamos?"

"Es un secreto... espero que te guste. ¿Te importa ir en moto?"

"¿En moto? ¿Quién le teme a eso? ¡Vamos!"

Rendi estaba muy contento con la respuesta de Clarissa. Antes estaba muy preocupado por la respuesta que daría Clarissa.

Rendi llevó a Clarissa al lugar donde había estacionado su moto.

Clarissa ya estaba familiarizada con la moto que Rendi traía. Porque Rendi también solía llevar esa moto a la escuela cuando no le apetecía ir en autobús.

Rendi llevó a Clarissa a un lugar que nunca había imaginado antes. Un lugar que nunca había visitado en su vida.

"Orfanato Kurnia... ¿vamos a ir aquí?"

"Sí... ¿te importa?", preguntó Rendi nerviosamente.

"No, claro que no. Pero no podemos venir aquí con las manos vacías. En serio."

"Oh... No te preocupes por eso. Alguien llegará pronto."

"¿Qué?"

"¡Ahí está!"

Resultó que había un camión que llegaba. Parecía que traía los artículos que Rendi había pedido.

"Vamos... Entremos", invitó Rendi mientras extendía su mano para que la tomaran.

Sin pensar demasiado, Clarissa aceptó la mano extendida. Rendi sonrió feliz.

Su presencia fue bien recibida por el orfanato. Resultó que Rendi era un donante habitual en el orfanato.

Una vez al mes, Rendi venía aquí con pequeños regalos para los residentes del orfanato.

"Assalamualaikum..."

"Wa alaikum salam warahmatulloh... bienvenido den Rendi", saludó la mujer de mediana edad propietaria del orfanato Kurnia.

"¿Cómo está, señora?"

"Alhamdulillah... todos estamos bien. ¿Es raro que traigas pareja?"

"Preséntese, señora, esta es mi amiga Clarissa. Da la casualidad de que estamos felices. Así que queremos compartir nuestra felicidad con los niños del orfanato", dijo Rendi amablemente.

Clarissa miró a Rendi con admiración. Nunca pensó que Rendi tuviera un espíritu social tan alto.

"Alhamdulillah... Los niños estarán felices."

"Espero que sí, señora. Trae todos los regalos, bang", pidió Rendi al conductor.

"Listo, jefe."

Había varios alimentos, pasteles, bocadillos y varios tipos de juguetes. Todo fue descargado del camión. Quién sabe cuánto dinero había gastado Rendi.

"Gracias, bang", dijo Rendi sinceramente.

"De nada, jefe. La próxima vez, el jefe puede contactarnos de nuevo."

"¡De acuerdo!"

Rendi les pidió a los niños del orfanato que se reunieran. Luego distribuyó los artículos que había reservado para los niños del orfanato.

Fueron guiados por una chica que tenía la misma edad que Clarissa o Rendi. Su relación con Rendi también parecía cercana.

"¿Cómo estás, Dy?"

"Cindy está bien... ¿cómo está Abang?"

"Bien."

Al ver a Rendi charlando con Cindy, Clarissa se acercó a algunos niños que estaban jugando.

"¿Puedo unirme?", preguntó Clarissa tratando de mezclarse con los niños del orfanato.

"Claro que sí, hermana", respondió uno de ellos.

"Gracias... ¿Estás feliz con los juguetes?"

"Muy feliz. Gracias..."

"No es de mi parte. Es del hermano Rendi."

"El hermano Rendi es bueno. ¿Quién eres del hermano Rendi?", preguntó un niño que tenía unos nueve años.

"Oh... Soy amiga del hermano Rendi."

"¿Solo amigos, no novia?"

"¿Qué importa si soy la novia del hermano Rendi?"

"No está permitido", dijo el niño con firmeza. Clarissa se sorprendió al escucharlo. Al igual que Rendi, que estaba ocupado charlando con Cindy.

Curioso por lo que estaba sucediendo, Rendi se acercó a ellos. Cindy lo siguió desde atrás. Clarissa no se dio cuenta de que los dos se acercaban a ellos.

"¿Qué pasa?"

"El hermano Rendi encaja con la hermana Cindy. La hermana Cindy dijo que es la novia del hermano Rendi. Así que no deberías ser una robamaridos."

¡¿Qué?!

¿Un niño tan pequeño ya sabe lo que es un robamaridos? ¿De verdad parece que soy un robamaridos? Clarissa negó con la cabeza.

Rendi miró a Cindy. Su mirada parecía pedirle una explicación a Cindy. Cindy solo pudo bajar la cabeza.

"¿De verdad sabes lo que es un robamaridos?", preguntó Clarissa, curiosa por la inteligencia del niño frente a ella.

"Claro que lo sé... Alguien que arrebata al novio de otra persona. ¡Así que no te atrevas a arrebatarle el hermano Rendi a la hermana Cindy!", respondió el niño con firmeza. Ni siquiera había una expresión de miedo en su rostro.

"¡Rara!"