Te daré un millón de dólares por pasar 30 días con tu mujer- dijo con ese tono altanero que lo caracteriza desde el primer día que lo escuche hablar.
Debes estar loco- contesto mi esposo sin dudar un solo segundo.
Acepto- dije recibiendo las miradas de todos los presentes. Quizás nadie lo entendería pero era la única manera de salvarla y darle todo aquello que luego de la operación necesitaría.
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capitulo 17
Los murmullos no se hicieron esperar, me empecé a sentir bastante incómoda por como todos me miraban. ¿ qué había sido aquello de la joya de los lobos? ¿Acaso me estaba perdiendo de algo? Todos los hombres ahora me veian como si fuese un jugoso premio y las mujeres, oh dios, ellas me miraban algunas con odio y otras con miedo.
Siento que soy un bicho raro y que todos me observan, sin querer apreté más el brazo de Nicolás y clave mis ojos en los suyos. Podía sentir su mano sobre mi mano como dándome fuerzas para seguir caminando hasta la mesa donde nos sentaríamos, pero yo no podía moverme y él lo sabía.
Tranquila, yo te cuidaré- me dijo en un susurro.
No quiero estar aquí, no me gusta como me ven desde que dijiste mi nombre- le dije desviando mi mirada.
Serán solo un par de horas- empecé a temblar sin quererlo. ¿Un par de horas? - comeremos algo y luego bailaremos, intenta no beber demasiado porque son bebidas muy fuertes-
No suelo beber alcohol- le dije antes de que llegáramos a la mesa.
Mejor así, pero si quieres beber algo pídemelo a mí. Nunca se sabe cuando alguien puede ponerle algo a tu bebida- su sonrisa se borra y pasa a tener una mirada seria.
Trague grueso y casi me ahogo con mi propia saliva. Deje que él me corriera la silla para sentarme y una vez que apoye mi espalda en el respaldo, solté todo el aire que venía conteniendo mientras caminábamos hasta aquí. En la mesa había una pareja de ancianos qué nos miraban bastante curiosos.
Oh, pero si eres Nicolás, no te había reconocido muchacho. Has crecido mucho y te has vuelto muy apuesto. Que hermosa señorita es quien te acompaña- dijo el señor, mientras su esposa nos miraba con una sonrisa en el rostro.
Lucius es un placer volver a verlo después de tanto tiempo, ella es mi prometida Cassidy Matzkevich. Amor ellos son Lucius y su esposa Katrina- me dijo y volvió su vista a ellos quienes a diferencia de todos los demás, no parecían estar muy sorprendidos.
Eres hermosa- me dijo Katrina.
Traigamos algo para beber- dijo Nicolas mirando al otro sujeto y nos dejaron allí.
Veo que por fin mi pequeño Nicolás decidió sentar cabeza, debo admitir que eres muy hermosa mujer- me dijo la señora sonriendo. Por alguna razón mis mejillas se sentían acaloradas y podía llegar a imaginarme como estaba de rojo mi rostro.
Es un gran hombre- le dije mientras lo buscaba con la mirada, se había acercado a la barra y conversaba con Lucius mientras reía, jamás lo había visto así, él siempre estaba serio y pensando en su próximo movimiento, pero ahora parecía más relajado y debía admitir que así me gustaba mucho.
Si lo es, se nota que lo tienes embelesado- me dijo y voltee a verla.
¿Usted cree?- le pregunte dudosa, no parecía que yo pudiese dominar a ese hombre.
Pequeña, se nota que Nicolás está superenamorado de ti- me dijo riendo. Me sentía tan confundida ¿acaso no era esto un contrato?.
No creo que sea tan así- le dije bajando la mirada.
¿Acaso crees que te está usando? No dudo que enterarme qué eres la descendiente de los lobos blancos me sorprendió un poco, pero creo que en sus ojos si puedo ver amor verdadero- ¿qué soy quien?
Disculpe mi ignorancia, pero ¿quiénes son los lobos?- le pregunte y pude notar que había mucha sorpresa en sus ojos.
Pequeña ¿es broma tu pregunta verdad?- me dijo mirándome seriamente.
No señora Katrina en verdad no sé dé que está hablando- se quedó pensando un segundo si debía responderme o no. Pero se levantó de su asiento y se sentó más cerca mío.
Dime niña ¿quién es tu padre y tus abuelos?- me pregunto con suma curiosidad.
Pues mi padre se llamaba Marcus Matzkevich y mi mamá era Rosa Hidalgo. Mi abuela era Victoria Matzkevich y a mi abuelo no lo conocí, tengo entendido que no viajo a Argentina con mi abuela porque murió en Rusia antes de que saliera el barco- le dije intentando recordar las historias que mi abuela me había contado.
Oh niña, no sé si me corresponde a mí el decirte la verdad? Pero quizás si hablas con Nicolás él podría explicarte todo- me dijo y pude sentir como cada palabra iba perdiendo tono.
¿De qué hablan estas bellas damas?- dijo Lucius detrás de nosotras.
Oh querido, solamente estaba alabando esos hermosos ojos. No todos los días puedes ver esa combinación de ojos claros con pelo negro azabache. Vuelvo a repetirlo eres preciosa y perfecta- me dijo tomando mis manos.
Quería seguir hablando y que me contará que era lo que me estaba escondiendo, pero Nicolás carraspeo detrás de mí y eso hizo que volteara a verlo. Su mano estaba extendida hacia donde yo me encontraba pidiéndome a gritos qué la tomara.
¿Me concedes esta pieza mi amor?- dijo con una sonrisa pícara en sus labios.
Claro que si- le sonreí y puse mi mano sobre la suya.
Podía sentir nuevamente las miradas de muchos en mi espalda, pero poco me importaba. Dejaba que él me guiará a la pista de baile y cuando el sonido de la música comenzó, empezamos a movernos en perfecta sintonía. Como si dos piezas de un rompecabezas encajaron perfectamente, nuestra danza dejaba a más de uno con la boca abierta y me sentía como flotando sobre una nube. Nuestras miradas solamente estaban puestas en los ojos del otro. Su mano en mi cintura me provocaba una corriente eléctrica agradable. Por un momento me quedé viendo sus labios ¿hacia cuánto que nadie me hacía sentir de esta manera? Era como si me devorara con la mirada y eso en vez de asustarme en algún punto me gustaba. porque necesitaba sentirme deseada por alguien y si era por él no me molestaba en lo absoluto. Obviamente, averiguaría que era eso de los lobos, pero por ahora seguiría danzando a su lado y dejando que los demás crean en esta farsa qué siendo sinceros comenzaba a gustarme.