"He regresado de las profundidades del infierno, un viaje oscuro y tortuoso, para reclamar lo que me pertenece. Soy Lucía Casanova, la única heredera de una dinastía marcada por la traición y el secreto. Mis enemigos pensaron que podían arrebatarme mi legado, pero no conocen la furia que despierta en mí la injusticia. Ahora, con cada paso que doy, el eco de mi venganza resuena más fuerte. ¡El tiempo de la redención ha llegado!"
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Capitulo XX Alianzas
Punto de vista de Alfredo
Esa mujer solo me estaba haciendo perder el tiempo, tenía que tener un plan b en caso de que el juez falle a su favor, no podía permitir que me quitara todo por lo que había luchado. La familia Lombardi solo fue el medio para sacar del camino a Camilo Casanova, el padre de Lucia, la ambición de Guillermo me permitió manejarlo a mi manera hasta convencerlo de que lo mejor era acabar con esa mxxxxxx familia. Camilo Casanova era una piedra en mi zapato, un obstáculo que había que eliminar a toda costa. Pero ahora, con la situación tan delicada, no podía dejar que mis emociones nublaran mi juicio.
Mientras miraba por la ventana de mi oficina, el cielo gris reflejaba mi estado de ánimo. La lluvia empezaba a caer, y con cada gota sentía que el tiempo se me escapaba. Tenía que actuar rápido. La estrategia de los Lombardi había sido astuta: aprovecharse de las debilidades de los Casanova, para poder destruirlos, sabía cómo era Guillermo y era muy probable que quisiera aplicar la misma táctica conmigo. Pero yo no podía permitirme eso.
Recordé la conversación que había tenido con Guillermo. Su ambición sin límites lo podía llevar a cometer errores, y aunque lo veía como un aliado, sabía que tenía sus propios intereses en mente. Me pregunté si podría confiar en él o si, al final, se pondría del lado de Lucia por su hijo.
Tomé un sorbo de café frío y decidí que era momento de reunir a mis contactos más cercanos. Necesitaba acabar con los obstáculos antes de que estos acabarán conmigo, así que decidí mover mis piezas en el bajo mundo para que pudieran ayudarme a contrarrestar los movimientos de los Lombardi y de Lucia. No solo se trataba de proteger mi legado; estaba en juego mi libertad y el futuro que había construido con tanto esfuerzo.
Mientras me preparaba para hacer llamadas estratégicas, una idea comenzó a gestarse en mi mente: ¿y si utilizara la misma táctica que utilice con la familia de Lucia? Si lograba infiltrarme en su círculo y ganarme su confianza, tal vez podría descubrir sus verdaderas intenciones antes de que fuera demasiado tarde.
La lluvia seguía cayendo, pero ahora me sentía más decidido. No iba a dejar que Lucia o la familia de Sebastián me arrebataran lo que era mío. Era hora de jugar mis cartas con inteligencia y astucia.
Con un plan en mente y una determinación renovada, me puse en marcha para enfrentar lo que vendría.
También Dimitri estaba de por medio, sabía que su familia no era nada fácil, pero tampoco les temía, Dimitri era el único Ivanov que había salido de ese mundo, aunque su padre siempre ha querido que él se involucre en el negocio familiar, creo que había llegado el momento de mover esas piezas, si lograba que Lucia se alejara de su abogado la podría desestabilizar y así ganar terreno, esa muchacha no sabía de lo que realmente se trataba todo esto, ella no sabía lo que realmente estaba en juego.
Llame a mi mano derecha para qué concretará una reunión con la familia Ivanov, no sería difícil de lograr cuando ellos supieran de lo que se trataba, no me iba a detener y si en el camino también me quedaba con el poderío de los Ivanov no me sentiría mal por ello.
Llegamos donde Nikolay Ivanov, este era un hombre temerario, no había quien pudiera enfrentarse a él y mucho menos quien pudiera cuestionar sus decisiones. La sala estaba decorada con ostentación, reflejando el poder que la familia había acumulado a lo largo de los años. La tensión en el aire era palpable mientras tomaba asiento frente a él. Nikolay me miró con esos ojos fríos y calculadores, como si pudiera leer mis pensamientos antes de que yo siquiera los formulara.
—Alfredo —dijo con voz grave—, he oído cosas sobre ti. Dicen que estás metido en un lío con los Lombardi y la familia Casanova. ¿Qué es lo que realmente quieres?
Respiré hondo, consciente de que cada palabra contaba. No podía mostrar debilidad, así que decidí ser directo.
—Nikolay, no estoy aquí para perder tiempo. Necesito tu ayuda para desestabilizar a los Lombardi. Ellos piensan que tienen el control, pero yo tengo un plan que podría beneficiarnos a ambos. Sabes lo que significaría eso para nosotros.
Su mirada se endureció un poco más al mencionar a los Lombardi. La rivalidad entre nuestras familias era conocida en los bajos fondos, y cualquier alianza tenía que ser cuidadosamente negociada.
—¿Y qué te hace pensar que puedo confiar en ti? —preguntó, inclinándose hacia adelante—. He escuchado rumores sobre tus movimientos. Algunos dicen que estás jugando en ambos lados.
Era un riesgo al que estaba dispuesto a someterme. Tenía que convencerlo de que nuestro interés común era más fuerte que cualquier desconfianza.
—Te aseguro que mi única lealtad es hacia quienes están dispuestos a ayudarme a acabar con esta amenaza —respondí, manteniendo la mirada fija en él—. Si logramos derribar a los Lombardi juntos, podríamos establecer un nuevo equilibrio de poder en esta ciudad.
Nikolay se quedó en silencio por un momento, sopesando mis palabras. Finalmente, sonrió levemente, como si hubiera encontrado algo intrigante en mi propuesta.
—Está bien, Alfredo. Te daré una oportunidad. Pero ten cuidado: si me traicionas o si esto no resulta como dices, no dudaré en hacerte pagar por ello.
Asentí, sintiendo una mezcla de alivio y adrenalina recorrerme. Había dado el primer paso hacia mi objetivo, pero sabía que esto era solo el principio. Con la familia Ivanov de mi lado, podría mover mis piezas con más libertad y comenzar a desmantelar la estrategia de los Lombardi desde adentro.
Mientras salía del lujoso edificio de los Ivanov, la lluvia había cesado y el cielo empezaba a despejarse. Era una señal de que las cosas estaban comenzando a cambiar. Tenía que actuar rápido y con precisión; cada movimiento contaba en este juego peligroso.
Ahora solo quedaba un paso más: infiltrar a alguien en el círculo cercano de Lucia y que logré ganarse su confianza antes de que ella pudiera darse cuenta de que yo estoy detrás de todo. Con cada nuevo día, la tensión aumentaba y el juego se volvía más arriesgado; pero el premio final valía la pena: recuperar lo que era mío y asegurar mi lugar en este mundo lleno de traiciones y alianzas inestables.
Me dirigí hacia mi oficina nuevamente con una nueva determinación: estaba listo para jugar este juego hasta el final.