Un encuentro con un salvador desconocido provoca que Jaden recuerde su primer vida. Y se da cuenta de que en realidad es un carne de cañón, quien es sacrificado por el villano en la historia original.
No solo eso, sino que su salvador resulta ser su personaje favorito del libro, quien también muere traicionado por sus amigos.
Con esta nueva información Jaden toma una decisión, ¡destrozar la trama del libro!
¿Lo logrará? O, antes de que pueda hacer un movimiento, ¿será arrastrado de nuevo a lado del villano para ser sacrificado?
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Cueva
...
Jaden miró a su alrededor y solo pudo ver enormes árboles, que casi ocultaban la luz del sol. Sin embargo, no sintió ninguna opresión o miedo de encontrarse ahí, dado que iba acompañado por los chicos.
Y fue luego de una corta inspección del lugar que se acercaron a la entrada de una cueva. Se podía decir que esta era grande y de cierta manera, majestuosa. A un costado había una placa de madera, en donde se leía con claridad “Cueva del sur”. Por lo que habían dicho los chicos mientras se dirigían ahí, en esta zona existían seis cuevas en total.
Cuatro tenían el nombre del punto cardinal en el que se encontraban, aunado a que pertenecían a un elemento, y podían ser visitadas por los turistas sin restricciones. Pero las otras dos cuevas, que algunos asociaban a la magia oscura, y a la aún más misteriosa magia de luz, no podían ser visitadas. La versión oficial de esto era por la inestabilidad del suelo, así como los posibles derrumbes en su interior.
Claro que bajando mucho la voz, los chicos afirmaron que el año pasado se habían escabullido en estas dos, pero no hubo nada interesante en ellas. Por lo que en lugar de perder el tiempo yendo ahí, se dirigieron al lugar en el que estaban ahora, la cueva del sur, también conocida como la cueva del fuego.
Jaden giró el rostro, y vio cómo a su lado pasaban varios alumnos, ansiosos por entrar al interior. La emoción en sus rostros era pobremente reprimida.
—¿Por qué son tan visitadas estas cuevas? —preguntó sin comprender la emoción. —¿Existe alguna leyenda de este lugar, o algo así?
“Si es un lugar tan importante, ¿no debió mencionarse de pasada, al menos, en la novela? Y eso sin olvidar que por dieciséis años no he escuchado nada relativo a las cuevas.”
Antes del viaje, él no conocía la existencia de estas cuevas… aunque debía reconocer que el nombre en la placa le sonaba conocido. No obstante, ningún pensamiento venía a su mente, por lo que asumió que estaba imaginando cosas.
—Oh… —Los chicos le miraron con sorpresa y Lance fue el primero en reaccionar y acercarse a él. —Mi buen y pequeño Jaden, deja que este maestro te ilumine.
El pelinegro le miró con burla.
—¿Qué clase de enseñanza puedes darme tú?
—De hecho, no es nada complicado. Es una historia que ronda entre nobles y plebeyos, aunque de igual modo, no es muy conocida, así que no te sientas mal por no conocer la historia. Pero aquí estoy yo. Te la contaré. Déjame decirte que soy un excelente narrador de cuentos.
—Aquí va de nuevo… —susurró Fegan, resignándose a lo que venía. La pena era evidente en su tono.
Por su parte, Jaden, quien no se sentía nada mal por no conocer la historia, no supo qué responder, aunque sí notó la acción de su favorito.
“¿Es Lance tan malo para contar historias?”, se preguntó. Lo dedujo porque el pelirrojo solía ser muy amable, y si incluso él se expresaba así, era porque Lance… estaba lejos de ser un buen narrador.
Sin embargo, el peliazul, ignorando al resto, se puso a hacer su trabajo.
—Se dice que hace muchos años, siglos, tal vez, hubo una catástrofe provocada por la magia negra que amenazó al mundo. —Su tono era excesivamente misterioso, lo que convertía a su narración en algo cómico. Sumado a la linda cara que pretendía lucir solemne…bueno, en resumen, perdía sentido.
—Vale —asintió Jaden, resistiendo las ganas de reír. Sin embargo, Fegan y Dathan no fueron tan considerados. Ambos tuvieron que girar sus rostros para no revelar sus expresiones.
—Pon atención, pon atención. —Con un apretón de hombros para avivar su interés, Lance retomó su misticismo. —Y seis magos, los líderes de sus elementos en aquel entonces, ya sabes, agua, aire, fuego, tierra, oscuridad y luz, se alzaron para proteger al mundo. Ellos, de alguna manera, combinaron su magia y lograron derrotar la catástrofe. Y la leyenda dice que el lugar en el que estaban en ese entonces, eran estas cuevas. Desde su interior fue que estos héroes conjuraron su magia, la conectaron y salvaron al mundo. Ahora, podemos visitarlas y apreciar un poco de la historia.
El pelinegro escuchó la historia, que había resultado ser mucho más corta de lo que imaginó. Y miró el orgulloso semblante de Lance. Sin embargo, él mismo no encontró una expresión correcta que poner en su rostro.
—¿Y ya? ¿Eso es todo?
—¿Qué? —inquirió el peliazul con indignación. —¡Los héroes salvaron al mundo! Es un final feliz. ¿No es excelente?
—¡Pero no hay historia!
—¡Claro que sí!
—Por supuesto que no. No se dice quién, cuándo o cómo salvaron al mundo. ¿Seguro qué no es algo inventado por los lugareños solo para atraer turistas y estafarlos? —Esto último lo preguntó en voz baja, pues no muy lejos había un empleado que recibía “propinas” de los demás alumnos para poder ingresar a las cuevas.
—Bueno, tal vez lo sean —aceptó Fegan, riendo ligeramente por la expresión rota de Lance. —Pero algo es cierto, cada cueva es especial a su manera. Al estar conectadas con un elemento, las personas de dicho elemento que se adentren en la cueva se sentirán… cómodas, por decirlo de alguna manera.
—Oh… —Eso si era más misterioso e interesante que la historia sin detalles del peliazul, aunque Jaden no dijo nada en voz alta, para no lastimar los sentimientos de su amigo. —Es así.
Una duda surgió en su interior, ¿él mismo se sentiría “cómodo” en la supuesta cueva de oscuridad?
Fegan miró su pequeño rostro, y pudo adivinar lo que estaba pensando.
—Cuando salgamos de aquí, podemos ir a… aquella cueva. Verás si te sientes influenciado por ella. —Ante su consideración, el chico sonrió y aceptó.
Fue así como luego de darle una generosa propina al empleado, tuvieron pase libre para ingresar a la cueva. Claro que antes de eso, Jaden encontró a Malih en la distancia. Al parecer, también planeaba visitar el lugar con sus amigos, los otros dos chicos omega con los que compartía habitación.
En un acto impulsivo, levantó la mano y saludó. El chico no tardó en corresponder el saludo con una sonrisa.
—¿Quieres esperarlos? —preguntó el pelirrojo a su lado.
—No, así está bien —respondió él. —A sus amigos les provoco un poco de miedo. Es mejor si no me acerco por ahora.
Ante sus palabras, Fegan no se sorprendió, después de todo conocía el prejuicio que existía contra las personas de cabello negro. Sin embargo, cuando vio que la mirada del omega perdía un brillo del que ni siquiera era consciente al inicio… fue extraño. ¿Su propio corazón había perdido un latido?
El alfa suspiró, y no pensó en ello a profundidad.
—Bueno, entonces es mejor que entremos —pidió en lugar de consolarle, pues sabía que nada de lo que pudiera decir en ese momento cambiaría la realidad. Un discurso dulce no eliminaría el prejuicio, ni el rechazo. Bien podría ahorrarse las palabras vacías, y distraerlo con otra cosa. —Quizás encontremos algo interesante allá adentro.
Fue así como los chicos se adentraron por fin a la misteriosa cueva, en la que si era sincero, Jaden solo veía cosas ordinarias. Así que en su interior lo consideró como una simple caminata, a diferencia del resto.
Y media hora después siguió pensando lo mismo. No sentía ninguna especie de misticismo en las rocas del terreno sinuoso, o nerviosismo cuando el camino se estrechaba. Así como tampoco sentía ninguna opresión en el espacio reducido, dado que cada par de metros, en las paredes de piedra estaban fijadas antorchas que iluminaban todo.
Realmente, solo lucía como un camino intrincado, diseñado para que turistas lo visitaran.
Sin embargo, eso no impedía que disfrutara de la excursión, pues agradecía que el camino sinuoso le sirviera para poder acercarse sin vergüenza a su favorito, “chocando” por accidente con él cada poco.
Así, pasó otra media hora. Y luego de ese tiempo, él se sintió cansado. Por ello, los chicos propusieron volver. Claro que antes, Jaden recordó cierto detalle y preguntó.
—Y bien, ¿sienten algo al estar aquí? —Fegan y Dathan eran magos de fuego, por lo que ellos deberían ser los más influenciados por la cueva y la dichosa conexión con el elemento del fuego.
Al escucharle, ambos alfa se miraron el uno al otro y luego a sus propios cuerpos.
—Pues a decir verdad, solo siento un poco de calor, como si mi temperatura corporal hubiese aumentado —respondió Fegan. —Pero no es algo tan evidente, por lo que no me habría dado cuenta si no hubieses preguntado.
—Lo mismo para mí —secundó Dathan.
—Oh.
“Quizás esa supuesta conexión también es un cuento para estafar a más personas”, concluyó el omega. Y el pasaje de las cuevas podía dejarse en el olvido.
—Como sea, regresemos ya —instó Lance. —A ustedes no les afecta realmente, pero a mí me incomoda.
—¿Estás bien? —preguntó el príncipe.
—Lo estoy, solo siento mi cuerpo un poco pesado, supongo que la naturaleza del elemento fuego choca con la de mi propio elemento.
—En ese caso es mejor regresar —dijo Fegan. —Recuerdo que el año pasado yo también me sentí incómodo en la cueva de agua. Si no hubiese sido por la insistencia de Bel, no habríamos aceptado estar tanto tiempo en ese lugar.
Hace mucho que nadie mencionaba ese nombre, por lo que Jaden casi olvidaba su existencia… sin embargo, era su favorito quien jamás podría olvidarlo…
“¿Por qué debía recordarlo ahora?”, el pinchazo en su corazón fue sencillamente inesperado pero no sorpresivo.
Dathan notó su pequeño movimiento, y se limitó a darle un golpe en el hombro sin cruzar palabras. No hacía falta que lo hiciera.
—Vamos —dijo. Y cuando se disponían a volver, se encontraron con Malih y sus amigos.
Con grata sorpresa, y dejando que las cosas lúgubres se esfumaran Jaden quiso saludar al otro. No obstante, antes de tener la oportunidad de hacerlo, una cabeza esponjosa y rojiza se interpuso en su camino. Se trataba de uno de los omega que solía tenerle miedo y mantenía siempre su distancia cada mañana. Aunque, ahora mismo no parecía haber ningún signo de aquel temor. Por el contrario, le miraba con entusiasmo. Casi parecía que en verdad se alegraba de verlo, como si fuesen viejos conocidos que se reencontraban.
—¡Jaden! —gritó con voz aguda, provocando que el sonido atravesara sus tímpanos, así como los del resto. Claro que este chico no pareció ver el problema con su actitud y siguió parloteando. —No esperaba verte aquí tan pronto.
El pelinegro miró al omega que le hablaba con tanta cercanía, y por un momento le fue imposible relacionar aquella expresión brillante con la temerosa que solía ver cada mañana.
“¿Y a este qué bicho le picó?”, tuvo que preguntarse con incredulidad. Sin saber cómo reaccionar exactamente, giró el rostro y se encontró con la mirada de Malih, quien tenía la misma expresión que él. Aunado también a un rastro de vergüenza y disculpa.
Jaden volvió a concentrarse en el chico que no había dejado de hablar, y vio su boca abrirse y cerrarse sin parar. Si era sincero no había escuchado nada de lo que dijo el otro. No es que fuese descortés… solo que su entusiasmo le ponía nervioso y lo aturdía.
No obstante, cuando la voz por fin se detuvo, Jaden apenas tuvo tiempo de recuperarse, antes de que la ridícula escena se reanudara.
Malih se acercó, con el rostro sonrojado de vergüenza y tomó al chico del hombro.
—Disculpa Jaden, Eni suele entusiasmarse demasiado cuando habla. Les dejaremos pasar.
—¿Qué dices? —exclamó el chico, alejándose de la mano de Malih. —A él no le importa si hablamos un poco, ¿no? Después de todo, somos compañeros de habitación de Jaden. Y solemos llevarnos muy bien.
El pelinegro se sorprendió por la desconexión con la realidad que este chico presentaba. ¿Se habían llevado bien? ¡Desde luego que no! De hecho, no era necesario ir tan lejos. Más bien, debía preguntarse ¿cuándo habían hablado siquiera? Con el único que había conversado antes era Malih. ¿En qué momento se incluyó a alguien más?
Malih pareció pensar lo mismo que él y le lanzó una mirada a Eni que parecía preguntar “¿has enloquecido?”
Pero nuevamente, este no se dio cuenta de la situación, o quizás no quería hacerlo. Y ensanchó su sonrisa, girándose hacia los alfa presentes. Parecía aprovechar que si no se hacía a un lado, ellos no podrían pasar en el angosto pasillo de piedra.
—¡Hola! —saludó. —Somos compañeros de cuarto de Jaden, un placer. —El chico no se olvidó de extender la mano para saludar a Dathan, quien estaba más cerca a él. Y fue entonces que el pelinegro comprendió por qué el entusiasmo del otro. La verdad no era que se emocionara por haberlo visto a él, sino que solo le estaba utilizando como trampolín para poder acercarse al protagonista.
Después de todo, aunque Dathan era un príncipe sin respaldo, a los ojos de muchos no dejaba de ser un príncipe, con el prestigio que eso conllevaba. Pensándolo así, un príncipe rechazado era mil veces mejor que cualquier noble, ¿no?
Eni no parecía tan desquiciado por su movimiento, aunque sí desvergonzado.
Jaden vio la mirada radiante del chico y pareció encontrar en sus ojos rojos la sombra de muchos otros que intentaron utilizarlo de igual manera en el pasado, y desde luego él se molestó.
—Se siente extraño que no evites mi mirada y te pongas a temblar apenas muevo un pie —dijo el pelinegro con voz apacible, cuando Dathan estaba estrechando la mano de Eni. Por su rostro, era evidente que este príncipe se sentía un poco incómodo, así como el resto de los chicos. Sin embargo, al escuchar sus palabras, las expresiones de los tres alfa se volvieron sutiles. No pudieron evitar lanzarle una mirada interrogativa al omega, cuya sonrisa se había estancado.
Para todos los presentes se volvieron visibles las intenciones del chico.
El príncipe asintió con rigidez y retrocedió un paso. Su molestia y rechazo eran evidentes en sus acciones, pues a decir verdad, solo había correspondido el saludo pensando que eran conocidos de Jaden.
—¡Me has malinterpretado! —exclamó Eni en menos de un segundo. Intentaba rescatar su imagen, pero ¿quién escucharía las palabras de un desconocido sobre las de un amigo? Solo un tonto, y desde luego el grupo del protagonista no tenía ninguno.
—Bueno, es mejor que nos vayamos ahora —interrumpió Lance. Se estaba volviendo evidente su incomodidad a simple vista. Ese lugar realmente le sentaba mal.
—Claro, disculpen por esto —asintió Malih y se hizo a un lado.
—¡No, es un malentendido! —Inconscientemente, Eni intentó tomar el brazo del príncipe. Sin embargo, en su lugar, a quien alcanzó, no fue a nadie más que Lance.
Y no había pasado ni un segundo de eso, cuando todo se descontroló.
Jaden no supo qué sucedió con exactitud, solo que alguien, quizás Dathan, gritaba el nombre de Lance, así como los tres omega gritaban, presas del pánico. Mientras que al mismo tiempo, una mano se aferraba a su cintura y lo jalaba hacia atrás para evitar el golpe de lo que parecía ser una bomba de agua. Aunque esto fue infructífero, pues vaya que fue golpeado.
Una fuerte presión lanzó su cuerpo y el de Fegan hacia la pared más cercana. El impacto fue tal que ambos quedaron sin aliento por unos cuantos segundos.
Lo siguiente que escuchó en medio del desorden fue un estruendo ensordecedor. ¿Una explosión? ¿Un derrumbe? No estaba del todo seguro. Lo único de lo que tuvo certeza fue que un delicioso aroma amaderado, que no era capaz de identificar, envolvió su nariz, y apaciguó sus pesadas emociones.
Dicha paz parecía fuera de lugar frente a lo que estaba sucediendo, pero de igual manera no se sintió incorrecto pensar que las cosas no resultarían mal al final de todo.
¿Eso tenía lógica? Él no lo sabía. No obstante, no tuvo el tiempo suficiente para definirlo, dado que un “crack” se hizo presente. Y luego una terrible sensación de ingravidez inundó su cuerpo.
Comprendió que el suelo… la roca sólida se había roto.
Y caía, con una rapidez brutal, hacia la oscuridad.
...
Oigan, ¿les agradan los capítulos tan largos? O, ¿prefieren que los escriba más cortos?
posdata autora mira seirei gensouki je
me encanta tu historia espero con ansias más capítulos /Smile/