Águila Harpía
Rakia es una joven que desde el día de su nacimiento es despreciada por su madrastra y su media hermana, y a su padre poco le importa lo que le ocurra, por lo que la joven debe de luchar cada día para sobrevivir, pero todo cambia un día en el que un antiguo poder despierta en su interior, lo que provoca que toda su vida cambie por completo, entrelazando su destino con el de otras tres personas para derrotar un mal ancestral que se acerca.
En un camino lleno de cambios, Rakia deberá de enfrentar muchos obstáculos para lograr su objetivo, pero no lo hará sola, ya que a su lado estará alguien quien sin conocerla, la esperado toda su vida y que la protegerá aun cuando no sea necesario.
Esta es la segunda historia de la tetralogía Los 4 Guerreros de los Elementos, la primera lleva por nombre “El Guerrero de la Tierra”
NovelToon tiene autorización de Maria Guadalupe Vazquez para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 20
NIGEL
Los días pasan y estos se convierten en semanas, y sin darme cuenta, ya han pasado poco más de dos meses, dos muy angustiosos meses en los que la señorita Rakia aún no despierta.
Al comienzo, con el pasar de los días, el médico no se mostraba muy optimista, puesto que la debilidad de su cuerpo, solo aumentaría con el tiempo, puesto que si no despertaba pronto, terminara muriendo de inanición, pero contra todo pronóstico eso no paso, los brebajes del médico, así como la energía que le compartíamos tanto Caelus como yo, la habían mantenido estable hasta ahora, en vez de verse deteriorarse como lo había predicho el médico, la señorita Rakia se veía igual, no había ninguna mejoría, pero tampoco su estado se deterioraba, lo que, tomando en cuenta la situación, era un milagro.
En este tiempo han pasado muchas cosas, una de las más importantes fue la fiesta de compromiso del gran Carnero con la princesa heredera de la tierra Ila Tanah, un compromiso muy esperado por los 4 reinos, desafortunadamente, con todo el asunto de los prisioneros, puesto que hacía poco tiempo que se había realizado el juicio, ni mis padres, ni mi hermana, ni yo, pudimos asistir a dicha celebración, por lo que se mandó a un representante, quien tuvo mucho que decir a su vuelta.
El representante no había sido otro que mi secretario. Nesim era la persona perfecta para la tarea, y por ende fue el elegido por mi madre para asistir a tan importante evento, al volver nos contó el aterrador desenlace de dicha celebración, puesto que el palacio de la tierra fue atacado por el que por mucho tiempo creyeron que erróneamente era el gran Carnero, y que hacía un tiempo había escapado de prisión, pero lo que hizo de este ataque tan aterrador fue el hecho de que aquel joven parecía haber sido bendecido por el dios Daotan, algo imposible, según me explico Caelus, pero Nesim aseguraba que era verdad.
- Una persona no puede ser bendecida por el dios Daotan, él es pura energía negativa, su bendición, sería más bien una maldición y mataría al portador – nos explicó Caelus, puesto que mi madre había organizado una reunión para discutir el asunto.
- Pero si ya eres un bendecido, el dios Daotan solo tendría corromper el poder del dios Kaayo, sobre todo si este se encuentra debilitado, solo piénsenlo, el dios Daotan siempre busco corromper todo lo que el dios Kaayo creo, y en algunas ocasiones lo logro – nos dijo Aura, y todos no quedamos callados ante su deducción, reflexionando cada una de sus palabras
- No es algo tan descabellado, él es maldad y la maldad corrompe, y entre más generaciones han pasado, la conexión de nuestras bendiciones se han alejado del dios Kaayo, es por eso que se han debilitado, pero si el dios Daotan toma eso y lo corrompe, no le sería difícil aumentar el poder de esta persona atreves de la magia corrompida, y esto a su vez no pondría el riesgo la vida del bendecido corrompido, puesto que propio poder del dios Kaayo serviría de filtro – reflexiona Caelus.
- Quiero que un grupo se dirija al bosque y busquen al ex duque Torm, lo quiero vivo o muerto, eso no importa, a pesar de que su magia fue bloqueada, él sigue siendo el primogénito de su familia y por ende es quien posee la bendición de los Rivotra, lo que lo convierte en una amenaza – dice la reina y es el rey quien sale de la habitación para comenzar los preparativos de la búsqueda.
De haber sabido que algo así pasaría, me hubiera mostrado en contra sobre su exilio, y hubiera propuesto mejor la ejecución como castigo, lamentablemente nadie puede ver el futuro, y sin saberlo habíamos cometido un error que debíamos solucionar.
Con el paso del tiempo no encontramos rastro del señor Torm, y aunque no nos rendimos, mi madre opto por no solo realizar una búsqueda, sino que también reforzó la seguridad en el palacio, puesto que estaba asegura que la señorita Rakia sería el objetivo, en caso de que el dios Daotan haya llegado al ex duque Torm.
Desde ese día mis entrenamientos aumentaron, puesto que debía hacerme más fuerte para proteger a la gran Águila, ya poco le importaba a mi madre que aún estuviera dándole mi energía a Rakia, ella me hacía entrenar aún más que antes, si no fuera por mi nana, quien me da su energía, seguramente ya hubiera colapsado.
- Por favor, señorita Rakia, despierte, si lo hace, mis padres se irán y deberás necesitar un descanso – le digo a Rakia, quien aún duerme.
- ¿Molestando a mi niña nuevamente? – me riñe Celeste en broma, mientras se acerca y acomoda las almohadas de su hija, Celeste rápidamente se ganó mi confianza, al punto que es una de las pocas personas con las que me muestro tal cual soy.
- Solo le doy razones para despertar, no la molesto – le digo, puesto que desde hace unos días, siempre que vengo a verla, le pido que despierte, y le digo alguna razón para “convencerla” de hacerlo, algunas son absurdas, otras no tanto.
- ¿Te vez muy cansado? – me dice Celeste preocupada, quien a pesar de no tener mucha magia, toma mi mano y me da parte de su energía, cuando mis entrenamientos aumentaron, Celeste me sugirió que ya no le diera mi energía a Rakia, que con la de Caelus era más que suficiente, pero me negué, puesto que no sabía si esto podría repercutir negativamente en la recuperación de Rakia, y la verdad no quería saberlo – una madre nunca debería tratar a su hijo como la reina lo hace contigo, te está sobreexplotando – me dice Celeste muy enojada, yo por mi parte solo puedo evitar sentirme muy agradecido con ella por su gesto.
- Lo bueno es que mi madre se llama Betzabeth y no Iris – le contestó con una sonrisa, a lo que a Celeste solo le queda sonreír también.
Celeste y mi nana congeniaron desde el inicio, y se han vuelto muy buenas amigas, pareciera incluso que se conocen desde hace años, y no solo hace desde hace un par de meses.
Dejando a Rakia en buenas manos, me dirijo a la habitación de mi hermana, debido al aumento de mis entrenamientos, casi no he podido verla, por lo que aprovecho este pequeño descanso que yo mismo me otorgué para ir a verla.
Al llegar a su habitación, puedo notar que su equipaje ya está terminado y listo, y no puedo evitar preocuparme por ella.
Hace unos días nos llegó la invitación a la boda entre el gran Carnero y la princesa heredera de la Tierra, y debido a que es un evento de tal magnitud, mi madre opto por mandar a mi hermana en mi lugar, puesto que yo debía quedarme para seguir cuidando de Rakia, y después de lo que paso en el último viaje que hizo sola, no puedo evitar sentirme ansioso por su partida.
- ¿Cómo está la princesa más hermosa? – le pregunto mientras llego a su lado y le doy un abrazo.
- Estoy bien, y estaré bien, hermano, no me pasará nada, no cometeré el mismo error de nuevo – me dice Aura para tranquilizarme, y es que estamos tan acostumbrados a no mostrar lo que sentimos, que con el tiempo hemos aprendido a descifrar hasta la más mínima expresión del otro para saber lo que siente.
- Solo no quiero que nada te pase – le digo.
- Y nada me pasará, no eras al único al que madre le aumentó los entrenamientos, a este punto soy como un pequeño ejército de una persona, además de que me acompañaran una buena cantidad de guardias, así que no tienes de que preocuparte, regresaré en unos días, sana y salva.
- Y yo te estaré esperando – le digo y una vez más nos volvemos a abrazar.