Diana es una mujer de personalidad tranquila y muy trabajadora, pero es alguien solitaria, tiene muchas deficiencias. Hasta que tuvo un accidente.
Su esposo es el protagonista principal de su libro favorito, y ella ¡Es la villana que muere sola al final! Pero, espera ¡Este marido es tan lindo que quiere quedárselo!
¡Qué se pierda la protagonista principal, este esposo solo puede pertenecerle a ella!
No importa si todos la odian, el protagonista masculino nunca lo hará. Pero entre cambios tan inmensos ¿Qué tan fácil es saber sí su amor por él es sincero?
¡Es tan complicado!
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Sacar a las escorias 2.
-Resulta que encontraste a un ricachón, no me extraña que seas tan arrogante, es una lástima que él sea inválido...- Las palabras del tipo estaban llenas de saña y crueldad, mientras miraba a Diana.
Sin embargo, estas no terminaron de caer cuando una zapatilla blanca cayó sobre su hermoso rostro.
Su nariz comenzó a desangrarse a causa de la patada que recibió, sin embargo, el pie se quedó sobre su rostro, aplastando su cabeza con bastante fuerza.
Un quejido salió de su boca, pues su cabeza se sentía como si pudiese romperse en cualquier momento.
-¡Diana, déjalo!¡Dañaras su rostro, suéltalo!- Exclamo entre llanto Sofía, retorciendo su cuerpo para soltarse, mirando con angustia a Stephen. Fue hasta entonces que mostró verdadera tristeza, llorando desconsoladamente.
Diana miró con ojos fríos al hombre, quien también la miraba desde abajo con furia, sus labios se abrieron con frialdad -No me importa quién seas, no te conozco y no me interesa conocerte. Solo diré una cosa...- Ella se inclinó hacia abajo.
Los ojos de la chica se curvaron con un brillo cruel en sus ojos -...si te atreves a llamar de forma tan irrespetuosa a mi esposo, me encargaré de arruinar tu horrenda reputación y rostro.- Junto con sus palabras, ejerció más fuerza en su pie.
-¡AHHHHH!- El grito de Stephen resonó por todo el pasillo, él logró soltar una de sus manos y trató de apartar el pie de su cabeza, sin embargo, uno de los guardias lo detuvo.
-¡Diana, ya no iremos, no te buscaremos más si no quieres! ¡Sólo deja ir a Stephen, sabes que él vive de su rostro!- Sofía estaba extremadamente angustiada.
En un movimiento repentino, logró soltarse del guardia, se puso de pie y corrió hacia Diana.
Su intensión era empujar a Diana lejos, sin embargo, una cachetada cayó sobre su mejilla justo cuando estaba a punto de tocar a Diana. La bofetada fue tan fuerte que cayó al suelo sin cuidado alguno, con sangre en las comisuras de su boca.
Sus ojos estaban abiertos en estado de shock y la mano que cubría su mejilla cacheteada temblaba con miedo, miró a Diana como si viese a una completa extraña.
¿Era esta la verdadera Diana? ¿La Diana que otros temían, pero de la que ellos dos se aprovechaban? ¿Enserio los olvido hasta el punto de tratarlos de este modo?
-He dicho que no los recuerdo, por lo tanto, sus vidas o muertes me valen una mierd*. Será mejor que se vallan ahora sí no quieren que los ate y los tiré desde un puente desnudos.- Diana quitó el pie de la cabeza de Stephen y se dio la vuelta.
La chica regresó obedientemente al lado de su esposo.
-Tiralos afuera.- La voz fría de Diego volvió a sonar, pero esta vez era una frialdad indiferente, no parecía nada molesto por lo que su esposa había hecho.
La recepcionista hizo una reverencia y respondió con respeto -Como ordené, Señor Shang.- Luego se volvió hacia los guardias y les hizo una señal para que los sacaran a los dos.
Aunque Stephen aún se resistía, no luchó demasiado. En cuanto a Sofía, ella ni siquiera se movió mientras era arrastrada.
Perdió su tarjeta de crédito andante por culpa de una maldita perdida de memoria.
Al verlos irse, la recepcionista finalmente dio un suspiro de alivio, si se hubiese negado hace unos segundos, talvez ya estuviese desempleada ¿Quién diría que su jefe vendría hoy?
Y sobre todo ¿QUIÉN DIRÍA QUE ESTA CASADO CON SU ÍDOLO?
-Por favor, déjenme llevarlos a su habitación.- Dijo la joven con una reverencia profunda. Diana Claudio y asintió gentilmente -Muy bien, ya quiero comer un delicioso postre.- Respondió con un tono alegre.
¿Talvez ahora sí podría sentir la dulzura de un postre? Antes de morir, su paladar era extremadamente opaco, no podía sentir los sabores de los postres dulces o salados.
Siempre veía a los niños disfrutar alegremente de un gran trozo de pastel, pero cuando ella lo intentaba, era tan simple y hasta lúgubre que le daba asco.
Luego de algunas pruebas, ya no siguió intentando ¿Talvez su vida solitaria y fría la había hecho olvidar como saborear los dulces?
Diego miró a su esposa de reojo, nunca pensó que ella sería tan feroz.
Antes, su abuelo lo obligaba a investigar cosas que su esposa hacía, y descubrió que ella era muy buena intimidando a otros y actuando con arrogancia.
Incluso descubrió que tenía un amante, pero viendo como lo trató hoy y como trató a su mejor amiga, no parecía que tuviese amor sincero por ellos.
De cierto modo, una mujer tratando así a su amante y a su mejor amiga le pareció algo cruel. Una mujer así es realmente peligrosa ¿Realmente los olvido también?
¿Entonces porque sí lo recordó a él? Solo olvido sus comportamientos cuando se encontraban, la forma en la que lo trababa también fue olvidada por ella.
Además, fue inducida fácilmente por el mayordomo Qiao para comportarse mejor. Bueno, esta pérdida de memoria realmente parecía beneficiosa para él.
Pero de todo esto, lo que más lo sorprendió fue que hiciera eso para defenderlo. Muy pocas veces hablaron, nunca comían juntos, mucho menos salido juntos, pero esta vez, en tan solo un día, habían batido un récord.
¡Incluso durmieron en la misma cama! Simplemente era demasiado irreal. Estaba cada vez más seguro de que Diana realmente perdió la memoria.
Si no ¿Cómo podría tratar a su mejor amiga y amante de esa forma tan despiadada?
Diana empujó a su marido hasta la habitación privada, la cual estaba justo al lado de la que habían reservado antes.
La recepcionista se disculpó, pues tenía que regresar a su puesto en la primera planta, pero sólo se fue después de llamar a algunos de los camareros de mejor categoría.
Diana pidió varios postres dulces y sólo unos pocos salados, además de un batido de fruta múltiple, en cuanto a Diego, solo pidió postres simples que contenían frutas secas y un té.
Incluso los postres que pidió eran tan fríos como él.