Emperatriz Tirana

Alise suspira aliviada, aliviada de que al menos existe una forma de sacar esa marca, Pero Frunce el ceño al escuchar las últimas palabras del padre. ¿No es conveniente para ellos? ¿A qué se refiere?

— ¿A qué se refiere? — Cuestiona confundida.

— Su majestad, no creo qué. — Sin embargo, antes de terminar de hablar, Alise lo interrumpe.

— Solo dime de qué se trata. — Primero debía saber qué forma sacar esa marca. — No importa, solo quiero saber de qué forma se puede quitar.

El padre suspira mirando ambos y mira la chica.

— Como bien sabe, debido a esa marca los esclavos sufren dolor en cualquier parte donde sea que está esa marca y ese dolor a veces puede reducir si consumen sangre, para ser exactos no cualquier sangre, ese sello fue hecho por la santa hace años, la sangre solo funcionó si ambos están conectados por el destino o el hilo rojo del destino. Ese fue el castigo de la santa para ellos, pero esa forma no confirma que la marca vaya a desaparecer. Existe otra forma que es, que ambos se deben conectar cuerpo a cuerpo. — La chica Frunce los ceños al escuchar las palabras del padre. — Pero debe ser en una luna roja que sucede cada año en el 5.º mes. ¿Ya ve? Por eso dije que no era conveniente para usted saberlo.

— Ya veo. — Frustrada la chica se echa el cabello atrás, que ridículo que esa santa haya hecho que esa fuera la única manera de sacar ese sello mágico, ahora no tiene forma de sacar esa marca, después de todo no podrá cumplir con su trato, su única salido ahora es seguir tratando a Noah con su sangre cada noche para desaparecer ese dolor; Sin embargo, apenas lo pensó el padre destruyó aquel pensamiento.

— Como le dije en el principio, la sangre de alguien que está destino le puede quitar el dolor del sello Pero con el tiempo dejará de funcionar y la única opción será que duerman juntos.

«Maldita sea» No puede creer lo que está escuchando. Llegará un momento en que su sangre ya no servirá para desaparecer el dolor del chico, ahora si estaba acabada, no iba a poder cumplir su parte del trato.

Mira, Noah, quien está pensativo, después de haber escuchado las palabras del padre. Si algo tiene claro, Alise es la única que puede sacarle ese sello porque, al parecer, ellos están conectados; si no lo estuvieran, ella no hubiera sido capaz de quitarle el dolor con su sangre.

Ambos se miran y Alise desvía la mirada. Por ahora Noah era su única opción de destruir ese hombre que la asesinó y bajo ningún concepto podía permitir que el chico se vaya de su lado. Él le servirá bastante en el futuro.

Ya después de hablar con el sacerdote Alise y Noah, se retiran ambos pensativos, ella preocupada porque tal vez no pueda cumplir su parte del trato y él por las palabras del padre.

— Tal como esperaba, ella realmente no es la emperatriz. — Murmura, la mujer acercándose al padre, nadie más que la santa.

— No creí que fue verdad. — El hombre acaricia su barba larga mirando la dirección donde fue la chica. — Esos dos definitivamente están conectados por el hilo rojo.

Ya en el carruaje, Alise mira el camino pensativo de lo que lo dijo el sacerdote.

— Sigues pensado en lo que dijo el padre.

— Después de todo, al parecer no podré cumplir mi parte del trato. —Respira profundamente.

— ¿Por qué?

— Acaso no escuchaste, dijo que la única forma de quitar ese círculo mágico es dormir contigo. — Mira Noah.

— ¿Y?

— ¿Y? — preguntó confundida. — ¿A qué te refiere? ¿Acaso no te molesta?

— ¿Por qué me molestaría? — Cuestiona mirando Alise. — Si es la única forma de quitar ese selló no me molesta. — Sonríe. — ¿A ti te molesta?

— No es eso, solo que. — Se detiene sin saber qué decir. No es que le molesta, solo que nunca se imagina que haría eso con Noah, Pero sabe muy bien que no tiene otra opción y esa es su última oportunidad de mantener el chico a su lado. — No es nada. — niega. — Olvídalo.

Tiempo después, el cochero avisa que han llegado. Alise baja del carruaje con la ayuda de Noah; sin embargo, apenas pisa el suelo, y un soldado quedó enfrente de ella, avisando que el emperador solicita su presencia.

«Ahora, ¿qué quiere ese hombre?» Piensa siguiendo el soldado con Noah caminando atrás de ella, pues el chico era su guardia y este debe estar con ella en todo momento “Protegiéndola”.

— Has que tu guardia queda afuera. — Gruñe Jacob apenas ve Alise entrando en la sala del trono.

— Lamento decirle que no podré cumplir con sus palabras. — La chica no le hace caso y ordena que Noah entre.

Jacob mira a la chica furiosa; sin embargo, no dice nada. Ha escuchado algunos rumores del guardia de Alise, hasta ahora no los ha dado importancia, pero al parecer no solo eran rumores.

— ¿Por qué me llamaste? — cuestiona mirando el emperador, quien se baja de su trono acercándose a la chica.

—Llamé para avisarte, que esta noche, iré a tu habitación — mira fijamente la chica esperando alguna reacción, ya que desde que se casaron nunca ha ido a la habitación de Alise a pesar de que tenía la orden de ir cada mes.

Está seguro de que él estará feliz de saber que él irá a su habitación después de todo. Es algo que le conviene hacer después de que ella lo ayudó con el padre, su concubina muerta.

— ¿Por qué ira a mi habitación? — La chica lo mira confundida.

El emperador abre los ojos sorprendido al ver desinterés de parte de la chica; no era la reacción que esperaba.

— ¿Por qué crees que iré a tu habitación? — preguntó enojado.

— No es necesario que vaya. — Mira al emperador. — Ahora ya no lo necesito, puede ir con sus concubinas como siempre lo ha hecho. — Se da vuelta para retirarse, sin embargo, la mano del emperador tomando su mano la detiene, y como se esperaba, Noah actuó rápido, alejando al hombre apuntándole con su espada.

— ¿Te atreves a levantar tu espada contra mí?

— Es mi guardia, su deber es protegerme. — Quita la mano del hombre. — Baja la espada. — Ordena y el chico sigue su orden.

Alise voltea mirando el emperador.

— Como le dije, su majestad, ya no es necesario que vaya a mi habitación, ahora soy quien no lo necesita, espero que entienda. — Dicho eso, se retira con una leve reverencia, dejando a Jacob estupefacto por aquel rechazo, rechazo que él un día había dado a Alise, ahora era él, quien fue rechazado.

Esa mujer la rechazó como si nada, cuando antes le rogaba.

No podría estar más furioso.