La Villana Y El Príncipe

Alya esta vez había salido rumbo a un condado, al parecer el Conde se había estado pasando de listo cobrando impuestos altos y además obliga a las familias a entregarle a sus hijas menores diciendo que las educara para que en futuro ellas se vuelvan sus concubinas. Alya hizo una mueca de desagrado ante esa información, Sasha iba con ella y también estaba al tanto de la información, vaya clase de personas que existen, solo espera que esas niñas estén bien y no les hayan hecho nada horrible.

Al llegar a dicho lugar, fueron recibidos por el Conde mostrando una gran sonrisa pues Alya solo le hizo saber que pasaría por ahí para descansar debido a que iba a un viaje largo; el hombre al ver a Alya bajar del carruaje sonrió de manera perversa y no dejo de observar a Alya como si la desnudara con la vista, Sasha se dio cuenta e hizo una mueca de enojo, le arrancará los ojos por mirar de esa manera a su mujer.

- bienvenido bella princesa, hemos preparado la mejor habitación para usted.

El hombre le ofrece su brazo para caminar con ella pero Alya solo camina sin tocarlo, pidiendo al mayordomo que la guíe, por supuesto que el Conde se muestra molesto ante su rechazo pero no menciona nada, los guardias siguen a Alya mientras que Sasha se queda cerca del Conde y este puede ver que Sasha le dedica una mirada llena de odio.

- un guardia debería cuidar sus modales ante un lord.

Sasha lo ignora y sigue su camino. Después de que Alya se instalará, observa por todos lados, era más que obvio que en el espejo había una especie de conjuro para poder observarla, vaya hombre más sucio, pero si eso desea más tarde le dará un buen espectáculo, como si nada se quita el abrigo y lo lanza para cubrir el espejo, en ese momento Sasha entra por la ventana.

- hay un calabozo bajo el templo al final de la propiedad. Las niñas están ahí.

- vaya que se preparo para nuestra llegada.

- ¿procedo a sacarlas?

- que sea en silencio, quiero ver su cara cuando nos vayamos y vea que su colección se ha ido.

- ¿solo nos iremos sin hacerle nada?

- ¿quien dijo que no haré nada? Pequeño cachorro, te falta mucho por conocerme.

Alya desliza sus manos sobre el pecho de Sasha desabrochando la camisa, pero escucha que tocan la puerta, era el mayordomo quien le dice que ha sido invitada por el conde a cenar. Alya le ordena a Sasha irse y no presentarse en el comedor; Alya sale y es una doncella quien guía a Alya mientras que mayordomo aprovecha para entrar y quitar el abrigo que cubría el espejo. Durante la cena el Conde habla de lo bien que van sus tierras y en como su gente siempre esta agradecida con él, Alya sonríe mientras le felicita por su buena trabajo. Alya nota que cuando le sirven el vino este contiene una substancia extra, debe de ser una especie de droga, típica truco de esa clase de hombres.

- y dígame Conde ¿por qué no se ha casado?

El hombre, feo no era y apenas este en sus 30, es una pena que no pasará a más.

- no he encontrado una mujer digna, aunque princesa usted es hermosa, estaría encantado si una mujer como usted se casará conmigo.

Alya ríe de manera tímida.

- el Conde luce como un hombre de viejas costumbres y yo soy más liberal, no creo que coincidamos.

- ¿por qué no? Podemos llegar a un acuerdo y llevarnos bien.

- no lo creo, además mi corazón ya tiene dueño.

Alya sonríe como lo haría una chica enamorada, el conde aprieta los dientes ante el insistente rechazo de Alya, pero una vez que acabe con el vino, ella será toda una mujercita obediente. Alya bebe toda su copa y pasa a retirarse, el conde solo debe esperar a que la droga haga efecto e ir por ella, el espejo que tiene en esa habitación le servirá para observar ese momento; en la habitación Alya se cambia en el baño después de darse un baño, después de eso se queda en cama leyendo un libro, las horas pasaban y en conde observa desde otro espejo en su habitación pero habían pasado ya 3 horas y la droga no hizo efecto, debía hacerlo después de media hora, en eso, Alya deja el libro y abre la ventana, un enorme licantropo entra a la habitación y llevaba entre una de sus garras a un hombre, al fijarse bien era aquel mayordomo, en su habitación el conde se espanta pero continúa observando.

"U-un lobo celestial"

Menciona al observar al licantropo de pelaje negro, era Sasha quien había ido de cacería, el mayordomo era igual que el conde cuando Sasha lo suelta este trata de correr pero Sasha se interpone contra puerta para que no huya.

- valiente para encerrar jóvenes pero cobarde al verse acorralado.

- princesa perdóneme...el conde me ha obligado.

Alya deja salir una risa.

- ¿escuchaste? El conde me obligo. Uy si, soy inocente.

Alya le toma del cabello y lo obliga a arrodillarse quedando de frente al espejo.

- abre la boca...

El hombre se negaba a hacerlo pero suplicaba por su vida.

- odio decirlo dos veces.

Alya introduce el cuchillo por la mejilla del hombro quien da un grito de dolor, se remueve pero sus manos estaban atadas desde que lo trajeron, Alya mueve el cuchillo hasta cortar la mejilla por completo había la boca, el hombre llora y trata de pedir perdón, pero la albina le suelta el cabello usando una mano para abrirle la boca y así cortar su lengua.

- tch! Es molesto cuando no dejan de hablar.

El conde mira todo horrorizado, su mayordomo era masacrado, pues puede ver como Alya usa los dedos para sacarle los ojos, el piso se llenaba de sangre y la habitación hacía eco la risa de la albina, el mayordomo ahora estaba en el piso agonizando por esa tortura, Sasha regresa a su forma humana y Alya sonríe.

- así me gustas más.

Alya pasa su mano por el pecho del chico manchando su piel con sangre, Sasha le sujeta de la cintura lamiendo los labios de la chica.

- y más te va gustar lo que te haré en la cama.

El conde puede ver como ambos jóvenes unen sus labios en un fogoso beso, mientras que Alya pasa sus manos por el cuerpo desnudo de Sasha manchando de aquel líquido carmesí.

"MALDITOS LOCOS"

El conde tiro el espejo y se rompe, mientras que sigue nervioso sin saber que pasará, toda la noche no pudo conciliar el sueño.

En la mañana Alya se levanta estirando las manos hacía arriba, Sasha dormía a su lado, pero no había rastro alguno de sangre, por supuesto que antes de hacer algo limpiaron todo, no iba a pasar una noche pasión con un cadáver en su habitación. Casi cerca de media mañana, Alya se despide del conde agradeciendo su hospitalidad.

- conde ¿y su mayordomo? No lo vi en la mañana y tampoco esta aquí.

Alya pregunta de manera amable y sonriente, el conde nervioso mira por todos lados, no puede demostrar que vio todo.

- debe estar en el mercado.

- comprendo. Entonces me despido.

Alya sube al carruaje, mientras que Sasha le sonríe con malicia al conde y muestra una sonrisa mostrando sus caninos.

el conde se sobresalta así que corre hacía su mansión. Esa misma noche se dirige al templo que estaba al fondo de su propiedad. Llevándose la sorpresa de que sus prisioneras ya no estaban.