Para Emma Blake, una joven decidida y de fuertes convicciones, casarse con un hombre como Nicholas Marshall, el imponente magnate empresarial, jamás estuvo en sus planes. Sin embargo, el destino y una jugada cruel del poder los ha unido en un acuerdo imposible de rechazar: un matrimonio por conveniencia que podría salvar la vida de su familia y las finanzas del imperio Marshall.
Nicholas es frío, calculador y tiene una reputación impecable en los negocios, pero detrás de su fachada de acero esconde secretos oscuros y una necesidad insaciable de control. Para él, este matrimonio no es más que un trato, una forma de proteger su legado familiar
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Capitulo 19
El aire en la sala se tensó de inmediato cuando Nicholas vio a Emma conversando con James, su exnovio, en la esquina del salón. La risa de ella, suave y despreocupada, encendió una chispa peligrosa en su interior. Cada gesto, cada mirada cómplice entre ellos, lo hacía hervir por dentro. No pudo ignorar la manera en que James la tocaba ligeramente, su mano descansando sobre el brazo de Emma como si fuera lo más natural del mundo.
Nicholas cruzó la distancia entre ellos con pasos calculados, su presencia imponente interrumpiendo la conversación. "Emma, ¿puedo hablar contigo?" Su voz era firme, pero había una intensidad oscura detrás de cada palabra.
Emma levantó la vista, sorprendida por la brusquedad en su tono. "Estamos en medio de una conversación, Nicholas," respondió con calma, aunque la tensión en su rostro era evidente. James se inclinó un poco hacia atrás, observando la situación con una sonrisa casi burlona, consciente de la reacción que estaba provocando.
"Lo sé," replicó Nicholas, sus ojos clavados en los de James. "Pero hay cosas que no pueden esperar."
La irritación de Emma aumentaba, pero no pudo evitar sentir una punzada de curiosidad ante la actitud de Nicholas. Jamás lo había visto reaccionar de esa manera, y mucho menos por algo tan insignificante como una charla casual.
"James, creo que es mejor que hablemos luego," dijo finalmente Emma, despidiéndose del hombre con una sonrisa educada.
Tan pronto como James se fue, Nicholas tomó a Emma del brazo con firmeza, llevándola a un rincón más privado del salón. La cercanía entre ellos era eléctrica, pero el fuego en los ojos de Nicholas ardía de celos.
"¿Qué crees que estás haciendo?" espetó, su voz baja, cargada de una furia apenas contenida.
Emma lo miró con incredulidad. "¿Perdón? ¿Ahora tengo que explicarte cada persona con la que hablo?"
"Con él, sí." Nicholas se acercó más, su aliento rozando la piel de Emma mientras intentaba controlar el tumulto de emociones que lo dominaban. "No soporto verlo cerca de ti, tocándote como si tuviera derecho a hacerlo."
"James es solo un amigo," replicó Emma, cruzando los brazos defensivamente. Pero en el fondo, había una pequeña satisfacción en ver la reacción de Nicholas, en saber que ella podía despertarle ese tipo de emociones.
"Un amigo que claramente no ha superado el pasado," gruñó Nicholas, su mirada oscureciéndose aún más. "Y lo sabes."
El silencio entre ellos se cargó de tensión, el deseo y la rabia mezclándose en una tormenta de emociones. Emma no pudo evitar sentir el calor que emanaba del cuerpo de Nicholas, esa atracción cruda que siempre parecía envolverlos. Sabía que esto iba más allá de los celos, que lo que Nicholas estaba mostrando era una parte de sí mismo que nunca había revelado: su miedo a perderla.
"¿Es eso lo que te preocupa, Nicholas?" preguntó Emma suavemente, su tono cambiando mientras lo miraba directamente a los ojos. "¿Que me aleje de ti?"
Nicholas la miró fijamente, su expresión endurecida, pero había una vulnerabilidad en su silencio que Emma no había visto antes. Y en ese momento, supo que los celos de Nicholas no eran solo por James, sino por el poder que ella tenía sobre él.
Nicholas respiró hondo, sus ojos oscuros fijos en los de Emma. El control que siempre había mantenido sobre sus emociones parecía desmoronarse frente a ella. Emma lo observaba en silencio, cada latido de su corazón acelerándose al ritmo de la tensión que colgaba entre ambos.
"Esto no es solo sobre James," confesó Nicholas finalmente, su voz rasgada por una mezcla de frustración y deseo. "Es sobre lo que siento cuando te veo con otro hombre... cuando veo que podrías dejarme."
Emma parpadeó, sorprendida por la sinceridad en sus palabras. Nicholas, siempre frío y calculador, ahora parecía desnudo ante ella, vulnerable de una manera que jamás había esperado.
"No puedo soportar la idea de perderte, Emma," continuó él, su mano aún apretando suavemente su brazo, aunque su toque ya no era dominante, sino casi suplicante. "Y eso me vuelve loco."
Emma sintió un nudo formarse en su garganta. La intensidad en la mirada de Nicholas, ese fuego que siempre había tratado de controlar, ahora ardía completamente libre, envolviéndola en una mezcla de temor y excitación. Jamás había imaginado que él fuera capaz de confesar algo así, y menos aún con tal desesperación.
"¿Por qué no me lo dijiste antes?" susurró ella, incapaz de desviar la mirada.
"Porque nunca pensé que llegaría a importar tanto," admitió él con amargura. "Pero ahora que te tengo, la idea de perderte me consume. No soy un hombre que se permita querer… pero tú, Emma, me has hecho querer más de lo que nunca creí posible."
El aire entre ellos se volvió pesado, cargado de una promesa no dicha. Emma podía sentir el latido fuerte del corazón de Nicholas a través del espacio que aún los separaba, y algo dentro de ella comenzó a quebrarse. Sabía que el poder de esos celos y de esas confesiones podía ser tanto su salvación como su destrucción.
Sin decir una palabra más, se acercó a él, sus cuerpos casi tocándose. Nicholas la miró con una mezcla de desafío y vulnerabilidad, como si temiera que cualquier paso en falso lo despojara completamente de su control.
"Entonces no me pierdas," susurró ella, dejando que sus dedos rozaran la piel de su mandíbula. "Pero no puedes detenerme de vivir mi vida, Nicholas. No puedes controlarlo todo."
Él cerró los ojos un momento, dejándose envolver por el tacto de Emma, como si fuera la única ancla que tenía en ese mar de emociones intensas. Cuando volvió a abrirlos, la decisión en su mirada era inquebrantable.
"No te quiero controlar, Emma," murmuró, inclinándose hacia ella, su aliento cálido rozando sus labios. "Solo quiero que sepas que te necesito... más de lo que nunca he necesitado a nadie."
Antes de que ella pudiera responder, Nicholas la tomó por la cintura y la atrajo hacia sí, sellando sus palabras con un beso profundo, cargado de todas las emociones que ambos habían intentado contener.