La princesa imperial Calypso Aziel Zandell Leroy toma el trono después de la muerte de su padre, aún ella siendo la segunda en la línea de sucesión dado que su hermana la primera princesa imperial Cataleya no quiso regresar al imperio después del accidente...
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Capítulo 12 Una Propuesta O La Guerra
Calypso cumplió 16 años, y su vida había cambiado drásticamente desde que llegó a Lirio. Su hermana gemela, Cataleya, había decidido quedarse en el reino para estar cerca de su familia materna, a quienes había conocido y se había unido después de tanto tiempo.
Aunque Calypso la extrañaba, entendía su decisión. Cataleya había encontrado un sentido de pertenencia en Lirio, y Calypso sabía que su hermana era feliz allí.
Mientras tanto, Arslan, el hermano menor de Calypso, ya tenía 6 años y cada día se parecía más a su madre. Calypso sonreía al verlo, recordando los momentos felices que habían compartido en el palacio de Zandell.
Sin embargo, la felicidad era efímera. La búsqueda de su madre seguía sin resultados, y la ansiedad crecía en el corazón de Calypso. ¿Dónde estaba su madre? ¿Estaba viva?
Además, una nueva amenaza se cernía sobre el horizonte. El Imperio Snow, gobernado por un viejo emperador llamado Malakai, había comenzado a mostrar intereses en Calypso. El emperador Malakai era conocido por su ambición y su falta de escrúpulos, y Calypso sabía que no podía subestimarlo.
—Calypso, debes tener cuidado —le advirtió su tío abuelo, quien había asumido el papel de protector después de la muerte de su padre—. El emperador Malakai no es un hombre que se detenga ante nada. Si se fija en ti, no parará hasta conseguir lo que quiere.
Calypso asintió, sabiendo que su tío abuelo tenía razón. Pero no podía evitar sentir una sensación de inquietud. ¿Qué quería el emperador Malakai de ella? ¿Y qué pasaría si no podía escapar de sus planes?
La joven princesa se miró en el espejo, su reflejo mostrando una determinación que no sentía del todo. Estaba lista para enfrentar lo que viniera, pero sabía que la lucha sería difícil.
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El ministro de guerra, tío de Calypso, llegó al palacio con una expresión seria en su rostro. Tenía solo 24 años, pero su experiencia en el campo de batalla y su inteligencia estratégica lo habían convertido en uno de los consejeros más valiosos del reino.
—Calypso, tengo malas noticias —dijo, entrando en la sala donde la joven princesa esperaba—. Ha habido avistamientos de soldados del reino Snow en nuestras fronteras.
Calypso se puso de pie, su corazón latiendo con ansiedad.
—¿Qué significa eso? —preguntó.
—Significa que el emperador Malakai está preparando algo —respondió el ministro—. No sabemos qué es exactamente, pero podemos suponer que no es nada bueno.
Calypso se mordió el labio, pensando en las implicaciones.
—¿Qué podemos hacer? —preguntó.
—Estoy trabajando en un plan para reforzar nuestras defensas y preparar a nuestros soldados para una posible batalla —dijo el ministro—. Pero necesito que tú estés a salvo, Calypso. Si el emperador Malakai te quiere, no dudará en atacar el palacio.
Calypso asintió, sabiendo que su tío tenía razón.
—¿Qué sugieres que haga? —preguntó.
—Deberás estar más protegida dentro del palacio —respondió el ministro—. Reforzaremos la guardia y aseguraremos que no haya vulnerabilidades en nuestra defensa. Mientras tanto, mantendré informada a Cataleya en Lirio, para que esté al tanto de la situación.
Calypso se sintió aliviada al saber que su hermana estaría informada, pero también se preocupó por su seguridad.
—¿Crees que Cataleya esté en peligro? —preguntó.
—No creo que el emperador Malakai se atreva a atacar Lirio —dijo el ministro—. Pero es mejor estar preparados. Mantendremos una comunicación constante con ellos para asegurarnos de que estén a salvo.
Calypso asintió, sabiendo que su tío haría todo lo posible para proteger a su familia.
—Gracias, tío —dijo—. Estoy en buenas manos contigo.
Días después, los emisarios del Imperio Snow llegaron al palacio, trayendo consigo una propuesta que hizo que el ministro de guerra se enfureciera.
—¿Matrimonio? —exclamó el ministro, su voz llena de indignación—. ¿Con ese viejo emperador? ¡Es un ultraje!
Calypso se sintió horrorizada al escuchar la propuesta. El emperador Malakai era un hombre anciano, con una reputación de ser cruel y despiadado.
—No puedo aceptar —dijo Calypso, su voz firme—. No quiero casarme con él.
El líder de los emisarios, un hombre alto y delgado, sonrió.
—El emperador Malakai es un hombre poderoso y sabio —dijo—. Sería un honor para ti casarte con él.
El ministro de guerra se puso de pie, su rostro enrojecido.
—No es un honor, es un insulto —dijo—. Mi sobrina no se casará con un hombre que podría ser su abuelo.
Los emisarios se miraron entre sí, nerviosos.
—El emperador Malakai no aceptará un no por respuesta —dijo el líder—. Si rechazas su propuesta, podría considerarlo una declaración de guerra.
Calypso se sintió un escalofrío recorrer su espalda. Sabía que el Imperio Snow era poderoso, y que una guerra podría ser devastadora.
—No podemos permitir que nos amenacen —dijo el ministro—. Calypso, debes estar a salvo. Te llevaré a un lugar secreto, donde estarás protegida, dijo en cuanto los emisarios estuvieron fuera.
Calypso asintió, sabiendo que su tío haría todo lo posible para protegerla. Pero también sabía que no podía esconderse para siempre. La pregunta era, ¿qué haría a continuación?
Calypso se puso de pie, su mirada firme y decidida.
—No huiré —dijo—. No dejaré que mi gente sufra por mi cuenta.
El ministro de guerra la miró, preocupado.
—Calypso, no es una decisión fácil —dijo—. El emperador Malakai es un hombre peligroso.
—Lo sé —respondió Calypso—. Pero no puedo permitir que me amenace y me obligue a casarme con él. Iré al frente y defenderé a mi gente.
El ministro de guerra suspiró, sabiendo que Calypso había tomado una decisión.
—Está bien —dijo—. Te apoyaré en esta decisión. Pero debes prometerme que tendrás cuidado.
Calypso asintió.
—Lo prometo —dijo—. Pero necesito que me ayudes a preparar a nuestro ejército para la batalla.
El ministro de guerra asintió.
—Ya he comenzado a hacer los preparativos —dijo—. Nuestro ejército está listo para defender nuestro Imperio.
Calypso sonrió, sintiendo una sensación de orgullo y determinación.
—Iremos a la victoria —dijo—. O moriremos intentándolo.
El ministro de guerra la miró, orgulloso de su sobrina.
—Eres una verdadera princesa —dijo—. Tu padre estaría orgulloso de ti.
Calypso se sintió un escalofrío recorrer su espalda al escuchar las palabras de su tío. Sabía que tenía una gran responsabilidad ante sí, pero estaba lista para enfrentarla.
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Calypso se sentó en su escritorio, pluma en mano, y comenzó a escribir:
[Escudo de armas del Imperio de Zandell]
Al Emperador Malakai de Snow,
No me sorprende que haya decidido enviar emisarios para proponerme un matrimonio que no deseo. Sin embargo, me sorprende que piense que aceptaría semejante propuesta.
Como Emperatriz de Zandell, no estoy dispuesta a comprometer mi libertad, mi dignidad ni la seguridad de mi pueblo. No aceptaré ser esposa de un hombre que no ha demostrado respeto por mi persona ni por mi Imperio.
Rechazo categóricamente su propuesta de matrimonio. No hay nada que pueda ofrecerme que justifique la pérdida de mi autonomía y la de mi pueblo.
Además, advierto que cualquier intento de agresión hacia mi Imperio será respondido con fuerza y determinación. No nos intimidamos fácilmente.
No hay más que decir.
Firmado,
Calypso, Emperatriz de Zandell
Calypso selló la carta con el escudo de armas de Zandell y la entregó a su tío, el ministro de guerra.
—Asegúrate de que llegue a manos del emperador Malakai —dijo.
El ministro de guerra asintió.
—Así se hará, Calypso. Estoy orgulloso de ti.
Calypso sonrió, sabiendo que había tomado la decisión correcta. Ahora, solo quedaba esperar la respuesta del emperador Malakai.
Ojalá y se enamoren su hermana y él sería una unión poderosa más si recuperan el Reino😍💃