MAS ALLA DEL ADIOS

Beatriz, recogiendo sus cosas, piensa: “Tengo que alejarme de Andrés. Ahora está más maduro y su atractivo ha aumentado con los años.” Le tocan la puerta de su habitación; es la señora Julia.

Julia: Hija, ya Andrés te espera en el auto. Te espero mañana. Que mejore Gabriela.

Beatriz se sintió mal por mentir para poder irse lejos de Andrés, y ahora tiene que dejar que él la lleve al apartamento. Suspira y termina de recoger sus cosas. Sale de la habitación y baja las escaleras, encontrándose con Andrés esperándola en la puerta.

Andrés: ¿Lista?

Beatriz: (Con una sonrisa forzada) Sí, vamos.

Suben al auto y el trayecto es silencioso al principio. Beatriz mira por la ventana, tratando de evitar la mirada de Andrés. Finalmente, él rompe el silencio.

Andrés: Beatriz, sé que no quieres hablar conmigo, pero necesito explicarte lo que pasó.

Beatriz: (Suspirando) Andrés, no es el momento. Solo quiero llegar al apartamento.

Andrés: Por favor, solo escúchame. No fue lo que tú piensas.

Beatriz se queda en silencio, sin saber si quiere escuchar lo que Andrés tiene que decir.

Beatriz: No quiero hablar.

Beatriz: “No quiero hablar, Andrés. Tuviste tiempo de hablar porque ahora?

Andrés: todo tiene una explicación.

Beatriz: "ya no necesito aclarar nada, eso quedó atrás, déjame en paz.”

Andrés: “Dime la dirección del apartamento.”

Beatriz: “Déjame cerca de una parada de bus y tomaré un taxi.”

Andrés: “Eso no pasará, Beatriz. Si no me dices dónde es, te llevo conmigo a otro lugar y eso es lo que quieres evitar.”

Beatriz no tuvo otra opción que darle la dirección. Al llegar, ella se bajó rápidamente, pero tuvo que esperar a que él sacara el equipaje.

Andrés: “Por favor, dame la oportunidad de explicarte.”

Beatriz: “Ya esa explicación no tiene sentido.” Ella toma su equipaje y, con tristeza, añade: “Le diré a tu madre que no iré más. No quiero verte.”

Ella estaba tan confundida que no se dio cuenta de que Andrés la seguía. Él quería saber dónde iba a vivir. Cuando ella se da cuenta de que él la seguía, apresuró el paso.

Beatriz: “Déjame en paz.”

Él la tomó por el brazo y la giró.

Andrés: “Dime que no me quieres volver a ver nunca y tomo un vuelo y no vuelvo más.”

Ella se soltó de su agarre, abrió la puerta y le dijo:

Beatriz: “Déjame en paz.”

Ella entra, pero él la sigue, la toma otra vez por el brazo y la atrae hacia él, abrazándola.

Andrés: “Permíteme decirte qué pasó, por favor, Beatriz.” La toma por la cara y la besa. Esta vez, Beatriz cede un poco, pero luego lo empuja.

Beatriz: “Ya vete, Andrés.”

En ese momento, se percatan de que hay dos personas en la puerta de la habitación con cara de asombro. Eran Gabriela y Edward. Edward era el que estaba más confundido.

Edward: “Andrés, ¿qué haces? Y Beatriz, ¿qué está pasando aquí?”

Andrés, igual de asombrado, nunca en su vida se imaginó encontrar a su hermano, el perfecto, en ese pequeño apartamento lleno de pintura con pantalones cortos franela.

Andrés: “Edward, ¿qué haces tú aquí?”

Edward: “Andrés, ¿por qué tratas así a Beatriz? ¿Y cuándo llegaste?”

Andrés, aún sorprendido por la presencia de su hermano, intenta encontrar las palabras adecuadas.

Andrés: “Edward, esto no es tu asunto. Llegué hace unas horas, pero necesitaba hablar con Beatriz. Hay muchas cosas que no sabes.”

Andrés suspira, sabiendo que no puede evitar la confrontación.

Andrés: “Está bien. Llegué hoy porque necesitaba aclarar las cosas con Beatriz. Cometí errores y quiero explicarle lo que pasó.”

Gabriela: “Vamos a calmarnos. Nosotras nos vamos a la habitación de Beatriz y ustedes se quedan conversando aquí.”

Beatriz asiente, agradecida por el apoyo de Gabriela. Ambas se dirigen a la habitación, dejando a Andrés y Edward en la sala.

Edward: “Andrés no entiendo nada desde cuando estás con Beatriz?

Andrés: “tuvimos una relación .”

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