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Una Flor En Un Mundo De Espinas

Una Flor En Un Mundo De Espinas

Status: En proceso
Genre:Amor prohibido / Maltrato Emocional / Malentendidos / Amor-odio
Popularitas:25.3k
Nilai: 5
nombre de autor: AMZ

Elena, la preciosa princesa de Corté, una joya, encerrada en una caja de cristal por tanto tiempo, y de pronto es lanzada al mundo, lanzada ante los ambiciosos, los despiadados, y los bárbaros... Pureza destilada ante la barabrie del mundo en que vivía. ¿Que pasará con Elena? La mujer más hermosa de Alejandría cuando el deseo de libertad florezca en ella como las flores en primavera. ¿Sobrevivirá a la barbarie del mundo cruel hasta conseguir esa libertad que no conocía y en la cuál ni siquiera había pensado pero ahora desa más que nada? O conciliará que la única libertad certera es la muerte..

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Capitulo 1

El Reino de Alejandría era un vasto y próspero territorio, organizado meticulosamente en torno a su majestuosa capital, ubicada en el corazón del reino. Esta capital, con su imponente palacio real, constituía el centro neurálgico del poder y la vida social. Desde allí, los caminos principales se extendían como los radios de una rueda hacia los territorios de los nobles, reforzando la centralidad del poder real.

La capital de Alejandría no era sólo un pueblo más; era una vibrante metrópolis repleta de vida, comercio y actividad política. Sus calles adoquinadas estaban llenas de bullicio y sus edificios, una mezcla de estilos arquitectónicos antiguos y modernos. En su corazón se erguía el palacio real, una edificación grandiosa con torres que parecían rozar el cielo, símbolo del poder y la autoridad del rey.

En Alejandría, tres familias sobresalían por encima de las demás. La familia real Alarcón gobernaba con firmeza, pero a su altura estaban las familias ducales Monterreal y Cortés. El equilibrio del reino dependía en gran medida de estas tres casas.

En el amanecer de un gélido invierno, un oscuro presagio se cernía sobre el Ducado de Cortés. Los pasillos de la majestuosa mansión estaban llenos de susurros y pasos apresurados. Las habitaciones, habitualmente silenciosas y regias, resonaban con los gritos desgarradores de Cecilia, la Duquesa de Cortés, mientras luchaba por dar a luz.

Cecilia, la segunda esposa del Duque Franco Cortés, había conocido a su esposo en un baile de gala. Él, el epítome de la elegancia y el porte, gozaba de una reputación intachable y un linaje tan puro que rivalizaba con la familia real. Amable con los extraños y cercano solo con los suyos, Franco había sido todo lo que Cecilia podría desear. Ella, hija del Conde Cázares, fue vista como la elección perfecta tras la trágica muerte de Dalia Grimaldi, la primera esposa del Duque, con quien tuvo a su primogénito, Devon.

Pero aquella noche, mientras Cecilia daba a luz, algo profundamente perturbador ocurrió. Entre el dolor de las contracciones, la Duquesa comenzó a maldecir a Franco, una furia inesperada brotando de su alma.

—¡Maldito seas, Franco! ¡Maldito seas por hacerme esto! —gritaba Cecilia, con el rostro descompuesto por el dolor y la rabia.

Las doncellas, horrorizadas y confundidas, no comprendían la razón detrás de aquella ira. ¿Era acaso el dolor del parto o el tormento en su corazón lo que la consumía? Solo Franco, el hombre que se mantenía impasible en su despacho mientras su esposa agonizaba, conocía la verdad.

El rostro de la Duquesa, antes lleno de amor, ahora reflejaba arrepentimiento, amargura y traición. Con cada contracción, sus gritos se volvieron más desesperados.

—¡Que esta maldición caiga sobre ti y tu linaje! ¡Tendré un niño! ¡Tendré un niño, ya lo verás! —clamaba, con una determinación feroz.

Pero cuando los gritos finalmente cesaron, el silencio fue roto por el llanto de una recién nacida. La duquesa Cecilia, exhausta y derrotada, había dado a luz a una niña.

En medio de su dolor físico, Cecilia enfrentaba una amargura más profunda: había descubierto la cruel verdad sobre su esposo. Franco no la amaba como ella creía; para él, tanto ella como la criatura que esperaba no eran más que piezas en su implacable juego de poder.

El sombrío descubrimiento de Cecilia había ocurrido unas semanas antes, en una tarde fatídica. Mientras paseaba por los pasillos del castillo, escuchó una conversación que la detuvo en seco. Desde el despacho de Franco, su esposo discutía en tono bajo con uno de sus consejeros más cercanos.

—La niña será nuestra clave. Con ella, aseguraremos las alianzas necesarias. Ningún noble se atreverá a cuestionar nuestro control —decía Franco, su voz carente de emoción.

El corazón de Cecilia se rompió al escuchar aquellas palabras. Franco planeaba utilizar a su hija como una herramienta en su búsqueda insaciable del trono. Ella, quien había creído en el amor de su esposo, descubría que su matrimonio no era más que una estrategia política.

Esa misma noche, llena de dolor y traición, enfrentó a su esposo.

—El hombre que conocía nunca fue lo que me mostró. El hombre que amaba es un desgraciado podrido por la ambición —le dijo, con la voz temblorosa y el rostro empapado en lágrimas.

Pero Franco, con una frialdad que nunca había mostrado antes, no negó nada. Simplemente la miró, como si su sufrimiento no significara nada. Aquella noche, el amor de Cecilia murió junto con sus ilusiones.

Los días siguientes fueron un tormento para la Duquesa. El peso de la verdad la consumía y no podía soportar la idea de traer al mundo a una niña que sería utilizada como una simple pieza en los planes de su esposo. En sus últimos momentos, la desesperación la envolvía, y aunque luchaba por la vida de su hija, también maldecía el destino que la aguardaba.

Finalmente, tras un parto agotador, Cecilia falleció. Las doncellas rodearon su lecho, sollozando por la muerte de su señora. El Duque, sin embargo, permaneció tranquilo en su oficina, indiferente a los gritos de su esposa.

Cuando una doncella finalmente le dio la noticia, Franco se levantó con calma y se dirigió a la habitación. Al tomar en brazos a la niña, su expresión cambió levemente. Con una sonrisa apenas perceptible, murmuró.

—Elena, ese es su nombre.

Sin siquiera mirar el cuerpo de su difunta esposa, Franco dio órdenes para los preparativos del funeral y salió de la habitación.

El día del funeral, una densa neblina rodeaba la mansión Cortés. La capilla familiar estaba llena de nobles y allegados que mostraban expresiones de tristeza solemne, aunque muchos ocultaban una chispa de curiosidad. La ceremonia fue un evento cargado de pompa, lágrimas y murmullos silenciosos.

Al finalizar, los invitados se dirigieron a la mansión para ofrecer sus condolencias al Duque. Sin embargo, más que ofrecer consuelo, la mayoría tenía un interés evidente, conocer a la recién nacida.

—Mi más sentido pésame, Duque Cortés —dijo la Marquesa de Aragonés, con una sonrisa apenas disimulada—. Debe ser un consuelo tener a su hija en estos tiempos difíciles. ¿Podríamos conocerla?

El Duque la miró, imperturbable.

—Mi hija está descansando —respondió con frialdad—. No es momento para visitas.

El Marqués de Silva intentó suavizar la situación.

—Entendemos, por supuesto. Solo pensamos que verla podría traer algo de alegría…

Franco lo interrumpió con una mirada penetrante.

—La princesa de Cortés no recibirá visitas. Ya he dicho suficiente.

Las palabras del Duque eran definitivas. Su negativa dejó una sensación de intranquilidad entre los nobles presentes. ¿Qué secreto ocultaba el Duque? ¿Por qué no deseaba mostrar a su hija?

Mientras las sospechas crecían, un mensajero del rey llegó, trayendo tanto sus condolencias como sus felicitaciones por el nacimiento de la princesa Elena. El Duque agradeció el mensaje, pero en su mirada brillaba un destello de interés.

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Carolina Rondón Echeverria
Yo creo que Elena no quiere a Arturo. lo ve como la manera de salir de ese infierno. porq fue la primera persona con quién tuvo contacto. pero Arturo lo más seguro es que vuelva casado y la quiera hacer concubina 🤣 y Teodoro en realidad es la libertad bonita que ella a deseado.
Yobely Gomez Neira
Davon te sigo amando aun con tu locura y todo. Algo m dice q el príncipe en este viaje hechara todo a perder y a Elena solo le quedara Teo
Dulce Cira
Toda está situación da una inmensa tristeza 😢💔 Mí chico de ojos rojos se enamoro de alguien indebido y ahora sufre mucho ésto me rompe como también el peso de saber que todo lo que tenías construido con tú hermano fue un espejismo pobre chiquilla 🥺para colmo su amor se va y no puede salvarla 😏 solo queda el amigo que siempre está ahí lo cuál es lo más sano que tiene todo indica que eres tú el indicado el único que puede con toda está maraña Mí Theo ❤️😚
Laura Aguado
😭😭😭😭
Carolina Rondón Echeverria
Ahora donde está Teodoro 😥😥😥 porq para variar el príncipe no la va a poder ayudar y siempre el no puede hacer nada. 😥😥😥
Dulce Cira
De terror 😳😳😳💔💔💔💔🥺🥺🥺🥺🥺pobre chiquilla ésto es caer de lo más alto al precipicio😢
Mí Chico de Ojos Rojos cómo la obsesión te llevó a sentir ésto 🥺 eso empezó desde el día que la vió fuera cambiado ya que lo prohibido se hace anhelar más 😏
Laura Aguado
😱😱😱😱😱
Tatiana Borja
No sé si he perdido mi sensibilidad al leer o eran muy sutiles estos eventos llenos de valentía, pero por fin siento que hay valentía en la protagonista y siento la frescura de que no es la típica damisela en peligro. Que si tiene voz y defiende su postura con respeto y templanza
Carolina Rondón Echeverria
yo creo que el descubrió que no son hermanos de sangre.
Laura Aguado
uff q tóxico, q miedo😰
Yobely Gomez Neira
Noooooo mi Davon mi loco y sicopata bello. No m hagas odiarte. O bueno si,donde el guapo y sexy Teo para q la rescate
Laura Aguado
q asco m da Devon,lo estoy odiando mucho 🤬
Dulce Cira
De terror 🥺😳ya no es amor de hermano Elena nunca lo ha sido 😑😢
Yobely Gomez Neira
Q terrible
Mariu 323
mi cora está roto y llorando como una Magdalena
Mariu 323
y de vuelta aparece luego de la tormenta el principito inepto, dizque protege a su novia, y ahí llega todo molesto ni siquiera va a ser agradecido con Teo seguro y lo va a reprender por estas con Elena
Mariu 323
podría hacer un harem pero sin dudas Teo el primer esposo, Devon y Bastian, el príncipe un concubino de bajo rango ya que ni la espada sabe sostener por lo que veo
Mariu 323
cómo dije seguiré leyendo solo por Bastian Theodor y Devon
Mariu 323
Definitivo prefiero que sea duquesa a que sea reina, ese príncipe da la impresión que la tendrá en otra caja de cristal pero más lujosa, no me agrada eso al final otra presa más en otra mansión, ojalá de un giro y cambie mi percepción, pero sin dudas Theodor es mejor es lo opuesto a ella y siempre está cuidando la en tanto el príncipe encerrado en su oficina o quien sabe dónde
Mariu 323
la protagonista es un tanto ingenua, solo leo esto para saber el fin de los 4 caballeros, ella es tan inocente, tanto, que ya aburre un tantito, si sigue así,la tragaran viva la nobleza y madera para reina deja mucho que desea, si se desase de ser tan confianzuda e inocente podría ser reina peeeeeeeero
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