En un mundo donde las tradiciones patriarcales dictan el poder, Arya Eryndor, la hija menor de una familia noble, lucha por demostrar que es digna de liderar su clan. Tildada de inútil y subestimada por sus tres hermanos mayores—Aric, Magnus y Kael—, Arya enfrenta conspiraciones internas y externas mientras intenta consolidar su posición como líder legítima.
Su vida da un giro inesperado cuando hereda una vasta fortuna y propiedades tras la muerte de un benefactor secreto, lo que le da los recursos para enfrentarse a sus enemigos y reconstruir la posición de su familia. Sin embargo, la traición dentro de los Eryndor no tarda en surgir, con Aric liderando los esfuerzos para desacreditarla y Magnus y Kael urdiendo planes que pondrán en peligro no solo su reputación, sino también su vida.
En medio de estas tensiones, Arya invita a Darian Arkavian, un enemigo histórico de los Eryndor, a un festival con la esperanza de negociar la paz y desarmar las hostilidades. Pero la llegada de Darian
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La tormenta se aproxima
La atmósfera dentro de la fortaleza Eryndor se había transformado en un hervidero de actividad. Los soldados afilaban espadas, ajustaban armaduras y entrenaban incansablemente bajo la supervisión de Arya, Kael, y Darian. Las tensiones aumentan, pero también la determinación.
Arya caminaba por el patio, observando con atención cada detalle. Se detuvo junto a Kael, quien dirigía a un grupo de arqueros.
—¿Cómo van los preparativos? —preguntó Arya, con los brazos cruzados.
Kael asintió mientras lanzaba una mirada evaluadora a los hombres que se alineaban frente a él. —Están mejorando, pero necesitarán más tiempo para estar listos.
—No tenemos tiempo —interrumpió Darian, que se acercó con un mapa en la mano. Lo colocó sobre un barril cercano y señaló varios puntos estratégicos—. Las informaciones indican que Magnus ha comenzado a movilizarse hacia el paso de Hightower. Si controla esa posición, nos cortará el suministro desde el sur.
Arya frunció el ceño y se inclinó sobre el mapa. —¿Cómo lo sabemos?
Darian la miró con seriedad. —Mis espías en su campamento. Están seguros de que sus tropas principales se dirigen allí, aunque mantiene un destacamento aquí, cerca del Valle Sombrío, probablemente como distracción.
—Entonces debemos adelantarnos —respondió Arya.
Kael levantó la vista del mapa. —Eso significa dividir nuestras fuerzas. Magnus estará esperando eso.
Arya asintió. —Lo sé, pero no podemos dejar que controle Hightower. Tú liderarás las tropas hacia allí, Kael.
Kael la miró con sorpresa. —¿Y tú?
—Darian y yo lideraremos el grupo que asegure el Valle Sombrío. Si Magnus planea tendernos una trampa, es mejor que enfrentemos el golpe principal juntos —dijo Arya con firmeza.
Darian asintió. —Estoy de acuerdo. Pero esto no será fácil.
Arya esbozó una leve sonrisa. —Nada que valga la pena lo es.
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Kael partió al amanecer con un contingente reducido, pero bien entrenado. Su mente estaba dividida entre el deseo de probar su lealtad a Arya y la presión de enfrentarse directamente a Magnus. Durante el trayecto, no pudo evitar pensar en las palabras de Rhydan: "Tus enemigos están más cerca de lo que crees."
Mientras tanto, Arya y Darian lideraban al resto de las fuerzas hacia el Valle Sombrío. A pesar de la gravedad de la situación, Arya no pudo evitar notar lo mucho que Darian parecía observarla en silencio durante las pausas del viaje.
—¿Qué estás pensando, Darian? —preguntó una noche mientras ambos revisaban estrategias junto al fuego.
Él la miró con una expresión suave, pero intensa. —Estoy pensando en lo lejos que has llegado, Arya. En lo mucho que arriesgas por esta casa y por la gente que depende de ti.
Arya lo miró con una mezcla de sorpresa y desconfianza. —¿Es eso una alabanza o una advertencia?
Darian sonrió levemente. —Tal vez ambas. Pero sobre todo, es un recordatorio de que no tienes que cargar todo este peso sola.
Arya sintió un nudo en la garganta, pero no permitió que sus emociones la traicionaran. Asintió con seriedad. —Gracias, Darian. Pero ahora debemos centrarnos en la batalla que tenemos por delante.
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En el campamento de Magnus, los preparativos avanzaban con una precisión militar. Su estrategia estaba clara: usar el ataque al Valle Sombrío como distracción mientras consolidaba su poder en Hightower.
—Kael será mi primera prueba —dijo Magnus a uno de sus generales. —Si logra atravesar nuestras defensas, entonces Arya habrá ganado un aliado formidable. Pero si lo derroto, demostraré que ella está sola.
El general asintió. —¿Y si Rhydan habla?
Magnus sonrió con frialdad. —No lo hará. Arya puede ser inteligente, pero no lo suficiente como para obtener todo de él. Y si lo hace, ya será demasiado tarde.
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En Hightower, Kael y sus tropas se encontraron con una resistencia feroz. Magnus había dejado un contingente lo suficientemente grande como para retrasarlos, pero no para derrotarlos.
Kael lideró con valentía, demostrando que, a pesar de sus errores del pasado, seguía siendo un estratega capaz. Sin embargo, sabía que esta era solo la primera prueba.
Mientras tanto, en el Valle Sombrío, Arya y Darian se encontraron con un escenario distinto: el campamento enemigo estaba prácticamente vacío.
—Es una trampa —dijo Darian, examinando el terreno con cautela.
Arya asintió, desenvainando su espada. —Lo sé. Pero tenemos que enfrentarlo.
De repente, una lluvia de flechas iluminó el cielo nocturno. Arya y Darian se cubrieron rápidamente, liderando a sus hombres hacia una formación defensiva.
La batalla en el Valle Sombrío había comenzado, y con ella, el futuro de la casa Eryndor pendía de un hilo.
