Diana es una chica muda, que es obligada por su tío a casarse con un hombre muy poderoso, qué le va ayudar a salvar su empresas de la ruina... Al poco tiempo de casados Edwin termina por enamorarse de Diana, aunque la chica no puede hablar, se da cuenta de que es diferente al resto de las otra mujeres, Diana es dulce, amorosa, y respetuosa con los ancianos. Sin embargo, descubre que le queda muy poco tiempo de vida y prefiere alejarla por su bien.
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Flor
Al mirar a Diana, Flor sonrío, la chica al lado de Edwin le pareció demasiado hermosa a Flor.
Era como un pequeño Ángel que había descendido del cielo para convertirse en la esposa ideal de su nieto.
_ Pero, ¡Qué hermosa es!..._ Flor levantó la voz emocionada...
La mujer trató de levantarse del sofá, para saludar a Diana. Si embargo, la mano de su esposo lo impidió, confundida, Flor volteó a ver a Antonio, el hombre tenía una cara de disgusto, al parecer la nueva esposa de Edwin era muy joven para su nieto, que ya cruzaba de los 35 años.
Al ser apenas una niña de 18 años, Diana no era la mujer adecuada para qué le ayudará a Edwin al manejo de las empresas Shop. Ya que no tenía los estudios suficientes para ser la mujer para un hombre como Edwin.
_ ¡¿Qué pasa?!...
Antonio guardó silencio, examinó a Diana cuidadosamente, entre más la miraba, más hermosa le parecía, no obstante, continuaba pensando que era demasiado joven para su nieto.
_ Es una niña muy hermosa, pero, demasiado joven para un veterano como lo es Edwin... _ Antonio respondió con indiferencia.
_ Para el amor no hay edad, ¿O, no recuerdas que cuando yo me casé contigo era mucho más joven que tú?… _ Flor no estaba de acuerdo con la absurda expresión que Antonio estaba teniendo.
_ No compares, mujer, eran épocas muy distintas. Las familias son las que recogían nuestros matrimonios. _ Antonio respondió.
_ Aun así, acepte casarme contigo. A pesar de que eras un gruñón de lo peor... Tampoco me case enamorada de ti, pero al no ver más, termine profundamente enamorada de un ogro hermoso.
Antonio se levantó del sofá ya no quería continuar discutiendo con Flor, la anciana era tan testaruda, que jamás le iba a poder ganar.
Antonio caminó lentamente a donde estaban Edwin y Diana. Estiró su mano, para saludar a Diana, y así poder saber más de ella.
_ Mi nombre es Antonio Shop, soy el abuelo paterno de Edwin, y claro desde ahora en adelante seré el tuyo también.
Rápidamente, Diana estiró su mano tomando amablemente la mano de Antonio, la chica sonrío, pero, ni una sola palabra salió de sus labios.
Antonio confundido volteó a ver a Edwin, el chico de inmediato le explicó lo que Diana tenía.
_ Es muda, no ha podido hablar desde que tenía tres años de edad... _ Mencionó Edwin con indiferencia.
Antonio giró su cabeza para mirar a su esposa, los dos ancianos intercambiaron algunas miradas, aquella acción, provocó que Diana soltara la mano de Antonio, y se sintiera avergonzada.
Flor, que era una mujer muy observadora, rápidamente se dio cuenta de vergüenza que Diana sintió. La chica bajó la cabeza, evitando ver a Antonio a los ojos.
_ No tienes que sentir vergüenza, por algo que tú no tienes nada que ver. Tal vez, si te ve un especialista, pueda ayudarte a volver hablar. _ Mencionó Flor con una sonrisa sincera entre sus labios.
Diana levantó solo un poco la mirada, para ver a Flor, la anciana se levantó del sillón y se acercó a Diana, Antonio y a Edwin.
Antonio por instinto se alejó de Diana, el anciano no estaba en desacuerdo con que Edwin se haya enamorado de una chica muda, porque podía traer algunas consecuencias, si ella quedaba embarazada
Su bisnieto podía heredar el mismo trastorno que su madre, eso serían un grave problema. Sin embargo, a Flor, Diana le pareció una niña hermosa, sencilla, y muy humilde, algo que ninguna mujer podía tener.
Flor tomó las manos de Diana con mucho cariño, lo menos que le importaba a ella era el problema de habla que Diana tenía. No había nada que un buen especialista no pudiera arreglar en poco tiempo.
_ Eres muy hermosa, y no tiene nada que ver si hablas o no, hay muchas personas con alguna discapacidad, y no por eso dejan de ser unos excelentes seres humanos... _ Dijo Flor, besando la mejilla de Diana.
_ Muchas gracias, abuela... _ Dijo Diana moviendo sus manos.
_ No sé, qué es lo que tratas de decirme. Pero debe ser algo muy lindo, lo puedo saber por la sonrisa en tus labios... _ Antes de que Flor terminara de hablar, Diana la abrazó con fuerza.
Mientras dos mujeres se abrazan, Antonio le hizo un gesto con la mirada a Edwin. El anciano caminó hasta la habitación de su nieto, enseguida, fue seguido por Edwin.
Al entrar a la habitación, Edwin bajó la mirada, podía darse cuenta de que Antonio no estaba de acuerdo con su matrimonio.
_ Es hermosa, no lo niego... ¡Pero, es muda!... Eso puede traer consecuencias, si algún día queda embarazada y da a luz a un niño con su mismo trastorno. _ Antonio estaba algo furioso.
_ No te preocupes, Diana no es muda de nacimiento. Ella dejó de hablar cuando su madre murió. _ Contestó Edwin, dejándose caer sobre la cama.
Antonio se quedó en silencio por unos segundos. Era innegable que Diana era una niña realmente hermosa por fuera, pero, por dentro, tal vez fuera como todas las demás, y solo estaba detrás de la fortuna de su familia.
_ Me enteré de que vas a salir de viaje este fin de semana. _ Comentó Antonio...
_ No, el viaje es hoy en menos de dos horas. Y como puedes darte cuenta, no tengo tiempo que perder... _ Edwin fue bastante grosero con Antonio, al correrlos de su departamento.
_ ¡Qué te pasa!...
_ ¡Soy el patriarca de esta familia, no me puedes hablar de esta manera, y mucho menos insinuar que me vaya!... _ Antonio levantó la voz, sin importarle que su esposa y Diana lo escucharan.
Edwin se levantó de la cama, era casi imposible establecer una conversación con su abuelo.
Cuando el chico estaba a punto de abrir la boca, la puerta de la habitación se abrió. Flor entró mirando a su esposo con molestia.
_ Déjame a solas con este anciano gruñón...
Edwin salió de su habitación dejando a sus abuelos ahí. Flor cerró la puerta con seguro para que nadie los escuchara, y mucho menos los interrumpidos, ya que iba a hacer una charla de marido y mujer.
_ No te metas, mujer... Es problema de Edwin y mío... _ Mencionó Antonio con frialdad.
_ ¿Me estás prohibiendo que me meta en algo?...
_ ¡¿Estoy escuchando bien?!... O, el aparato derecho de mi oído me está fallando.
Flor le estaba dando una segunda oportunidad a su esposo de retratarse, y no le hablará de esa manera.