EL RENACER DEL AMOR DESPUÉS DE LOS 40.

20 años atras, recuerdos de Malcolm:

Era un joven disfrutando de un increíble año sabático que acababa de iniciar. Mi destino para esta aventura las maravillosas costas de Venecia.

Justo en ese lugar fue donde conocí a la chica más hermosa que jamás imaginé. Una bella señorita que paseaba alegre por el sitio distraída, se notaba a leguas que ella al igual que yo solo éramos turistas.

De inmediato noté que estaban a punto de robarle su mochila y me apresura a impedir que perdiera sus pertenencias.

Ella con una voz dulce y suave sólo me dijo.

_ Gracias me has salvado la vida. Literal mi vida entera está aquí adentro.

_ Si eso es así entonces por qué la llevas tan descuidada.

_ Ja Ja Ja No lo sé.. Soy Cristina cuál es tu nombre..

_ Yo soy Malcolm.

_ Te invito a ir por un trago en forma de agradecimiento Malcolm...

Así sin más la seguí, en ese momento no creí que me pudiera enamorar tanto de una desconocida atolondrada que solo seguía su camino como si no existiera un mañana.

Pero ahora entiendo el dicho de "Nunca digas nunca".

Entre risas, tragos y baile le robe un beso esa misma noche al cual ella respondió de inmediato.

Me comento que al igual que yo solo estaba de paso disfrutando su vida antes del peso abrumador de la vida de adulto que nos esperaba a ambos al volver a nuestra realidad.

_ La verdad no sé ni lo que quiero hacer, se podría decir que en este viaje estoy intentando encontrarme a mi misma y un propósito al cual dedicarle mi vida.

_ Suena genial un viaje entero solo dedicado a encontrar esa inspiración que te llene. Yo por mi parte ya tengo mi vida resuelta, cuando este año acabe tendré el trabajo y mis obligaciones ya decididas por alguien más.

Ella con cara pensativa solo soltó.

_ Que loco no.. Tú a tus 22 años ya tienes tu vida resulta por completo y planeada hasta el mínimo detalle, en cambio, yo con mis humildes 20 no sé que hacer o a donde ir. Tal vez mi destino solo sea seguir el viento y dejar que me lleve como lo hace con las nubes todos los días.

Debo admitir que ese fue el momento exacto en el que me enamoré de ella. Ame su libertad y que no le aterrara lo que podía venir por su loca forma de ser tan despreocupada. Ame su forma de ver la vida.

Yo era del tipo que como ya tenía todo resultó no pensaba en nada, ya estaba mentalizado en vivir y morir encerrado en una oficina llenando las expectativas de mis padres sin más.

Que patético me vi ante aquellas palabras..

La noche se pasó en un abrir y cerrar de ojos, la charla era tan fluida que no me di cuenta del tiempo, por primera vez en mis 22 años escuchaba con atención a la persona frente a mí.

Me ofrecí a acompañarla a su hotel por lo que pude aprender de Cristina era que ella no veía maldad o no se daba cuenta de lo peligroso que puede ser el mundo.

Para mi sorpresa Cristina me invito a ingresar sin temor alguno.

_ ¿Quieres pasar la noche conmigo?

_ Si..Si.. Tartamudee por la sorpresa que sus palabras me dieron.

Claro que no fue una invitación para tener sexo, sino más bien para conectar a otro nivel mucho más profundo, uno en el que no necesitaba desnudar la piel. Si no el alma misma.

Esa noche hablamos de nuestros miedos más profundos, de nuestros sueños más secretos y de las ilusiones del futuro.

Jugamos como dos niños pequeños y reímos a carcajadas como si nadie pudiera oírnos. No sé si alguna vez les pasó que sienten esa conexión, ese click que aparece de la nada. ¿Como puede una persona que nunca vieron en su vida hacer tal desastre con las emociones?

Mi corazón la reconocio al instante, debía ser ella. Sin duda alguna esa noche hicimos el amor sin tocarnos porque las que se fusionaron fueron nuestras almas.

Cada día después de ese encuentro me la pasaba junto a Cristina escuchando sus locuras y todo lo que quería hacer, cada momento fue valioso y único.

Éramos como dos adolescentes que veían el mundo por primera vez. Tres meses pasaron volando tanto así que no sentía el tiempo correr es que todo a su lado era tan grandioso que no podía dejar de estar fascinado con esa mujer que apareció de la nada y se convirtió en absolutamente todo.

Viajábamos de pueblo en pueblo disfrutando de la gastronomía y el paisaje a Cristina le gustaba coleccionar fotos del amanecer y el ocaso. Así que yo intentaba complacerla y hacer la inmensamente feliz una noche acampamos a la orilla de una pequeña laguna donde ella se quitó la ropa y fue a nadar a la luz de la luna.

Yo como un idiota solo lo observaba desde la orilla hasta que su dulce voz me terminó de robar el poco corazón que aún me pertenecía a mí.

_ ¿Acaso piensas dejarme nadando sola Malcolm?

_ Ya voy Cristina.

En cuestión de segundos ya me encontraba junto a ella, sentí sus manos envolver mi cuello y un beso lleno de amor. Yo le devolví ese beso que poco a poco fue subiendo de tono.

Sentía su lengua juguetona recorrer toda mi boca. Fue entonces que lo entendí, todas esas veces que en el pasado creí estar enamorado y dije amar fueron falsas porque una cosa es lo que creemos sentir y otra muy diferente es en realidad lo que sentimos y lo de Cristina me hacía sentir definitivamente jamás en mis 22 años lo había sentido.

Era un sentimiento de pertenencia absoluto mi corazón ya no era mío cada latido le pertenecio siempre a ella. Mi otra mitad.

_ ¿Cristina estás segura de esto? Sabes que yo no voy a presionarte te esperaría toda la vida si así me lo pides.

_ Nunca estuve tan segura de nada como lo estoy ahora Malcolm.

Entre besos la tomé entre mis brazos y la llevé a la carpa. Bese cada parte de su cuerpo desde la punta de sus pies subiendo por sus piernas terminando en el paraíso mismo.

Mi lengua juega con cada parte de su suave intimidad encontrando el punto exacto que la llenaba de placer observaba ansioso como su cuerpo comenzaba a tensarse por el primer orgasmo que tenía.

_ Eres deliciosa amor.

Saboreaba con picardía mis labios mientras Cristina se encontraba roja cuál tomate. Siento que voy a explotar en cualquier momento mi miembro duele por la emoción de querer perderse dentro de ella, pero quiero que nuestra primera vez sea inolvidable.

Sigo subiendo con besos ardientes por su abdomen llegando a su par de pechos y los devoró uno a uno mordiendolos y chupándolos lentos.

Los suaves gemidos de Cristina me deja escuchar me ponen a mil, llegó al fin a su carnosa boca y la beso con deseo.

_ No lo guardes solo para ti preciosa déjame escuchar cuánto te gustan mis caricias.

_ Malcolm pica demasiado justo abajo...

_ Ja ja tranquila pronto apagaré ese fuego que te quema amor.