Sofía tiene una nueva oportunidad de vida y está dispuesta a tomarla para cambiar su trágico destino, de paso descubrirá lo que significa el amor verdadero y cuan equivocada estaba con las decisiones que tomó en su anterior vida, actuando de manera diferente, pero sin cambiar su esencia.
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20. El departamento de Fabián (+21)
Estoy frente al edificio de mi padre necesito de una vez por todas hablar con él, no podemos seguir quedándonos en la mansión Tudela, mis amigos y yo vivimos pensando que nos puedan hacer algo y eso no es vida, tenemos que hacer mucho en el tema de la empresa y debemos lanzar pronto nuestros nuevos productos; hemos estado quince días viviendo así, es hora de ponerle fin a todo esto.
- “No vas a ingresar ahí sola”, dice Ignacio sorprendiéndome.
- “¿Qué haces acá?”, le pregunto.
- “Sabía que algo estabas planeando, cuando dijiste que tenías una reunión con Miguel Santillana y me entero de que está en el extranjero, si tu idea es hablar con mi tío Máximo, no permitiré que lo hagas sola”, me dice Ignacio acomodando su corbata, está vestido muy formalmente, como nunca lo hace.
Me río un poco de su actitud, pero conociéndolo no lograré convencerlo de que se vaya así que ingresé con él; hemos logrado llegar a la oficina de mi padre sin ningún inconveniente, nadie sospecha de nosotros despues de todo somos su familia; cuando llegó su secretaria se sorprende y nos hace esperar mientras se comunica con él mediante el interlocutor; ella me dice que en unos minutos nos atenderá y luego se pone a escribir en la computadora.
A los minutos se abre la puerta, y parado debajo de ella Mauricio nos hace señales de que ingresamos, respiro profundo, noto que Ignacio hace lo mismo y nos disponemos a ingresar, cuando estamos adentro me percato que Mauricio cierra la oficina con llave.
- "Supongo que tú eres quien le ha metido esas estúpidas ideas a Sofía en la cabeza, ¿sabes cuánto me está costando la tontería que hiciste?, expresa mi padre con mirada inquisidora.
- "Deja de culpar a Ignacio, la que tomó la decisión fui yo, te dije bien claro que Fabián era un mujeriego y que ya no quería nada con él, pero claro que sabías lo que él era, porque ya mi tío Alberto te lo había dicho y no te importó nunca”, le respondo serenamente.
- "¿Ya fuiste con el chisme a tu tío?, ¿acaso se te olvida que soy tu padre?”, me replica molesto.
- "Y a usted se le olvida que soy su hija, me siguió vendiendo como una empresa que necesita que alguien compre para obtener liquidez, si hay un responsable de su problema es usted”, le respondo tratando aún de conservar la calma.
- "Ridículo, todo lo que dices es ridículo, estabas dejando a Fabián porque ya te estabas revolcando con otro, como si fueras una cualquiera que se encuentra en la calle”, enuncia mi hermano con total desparpajo.
- "Eres idiota para ofender así a tu hermana”, contesta molesto Ignacio.
- "¡Basta!, vienen a mi oficina y se ofenden cuando les dicen las verdades, te creí mejor que las amiguitas con quien andas, pero no, mi hija, la preciada Sofía March, no resulta más que una mesalina”, me dijo mi padre tomándome del rostro.
Ignacio se indignó y se levantó dirigiéndose a mi padre, pero Mauricio lo tomó de los brazos impidiéndole avanzar.
- "Tu hermana y tú, son lo peor que me ha pasado, par de furcias que buscan miserables para revolcarse, ¿tú también saldrás embarazada de alguien que saldrá huyendo cuando se entere?, ¿para qué? Para que de ahí vengas pidiendo ayuda, buscando solución a tu desgracia”, dice mi padre mientras me obliga por la fuerza a ponerme de rodillas.
- "Suéltala, esto no se va a quedar así, aunque sea su padre no tiene derecho a tratarla así”, grita Ignacio tratando de resistir la presión que Mauricio está haciendo sobre él.
- "Mi hermano debió hacerme caso y mandarte a la escuela militar, no has sido más que un chico pusilánime desde pequeño, pero Óscar solo escuchaba la voz de tu madre, pidiendo que te deje ser libre, craso error”, expresa mi padre molesto.
El intercomunicador suena y la secretaria le dice a mi padre que el señor “Fabián Álvarez ha llegado”, mi padre hace una sonrisa maliciosa; le dice a la secretaria “que por favor espere unos minutos, que pronto mi hija y yo lo atenderemos”, para luego acercarse a mí; luego hace una señal a Mauricio, no sé que le hace a Ignacio, pero pronto mi primo está inconsciente en el suelo, quiero acercarme, pero mi padre no me hace caso.
- "Vamos a salir con Fabián, y no sé cómo harás, pero vas a convencerlo de que estás muy arrepentida de lo que hiciste, (me quita el celular y lo aplasta con su pie hasta dejarlo destrozado) nadie va a venir con ayuda esta vez”, me dice mi padre con una mirada criminal; “llévalo a la bodega, si hoy mismo, Sofía no se queda a vivir con Fabián, deberá perderse en el mar atlántico pasada la medianoche”, le dice a mi padre a Mauricio, luego me tomó del brazo “ya que eres una furcia y no una niña inocente, convencerás de la forma que sea a Fabián de que vivan juntos, hoy mismo pasarás la noche con él, solo después de eso liberaré a tu primo, si no lo haces estará muerto, cariño me has puesto en una posición que ya no me importa nada, si alertas de algo a alguien la orden que tendrán mis hombres es disparar a muerte”, manifiesta mi padre mientras me jalonea hacia la puerta y Mauricio esconde a Ignacio.
Luego que mi padre me saca de la oficina, y cierra rápidamente me encuentro frente a frente con Fabián, quien me mira de pies a cabeza.
- "Buenas tardes, señor Máximo, pensé que me llamaba para decirme cómo nos devolvería el dinero, no sé qué hace Sofía acá”, dice Fabián con una mirada de desprecio.
- "Sé que es inoportuno Fabián, pero soy padre, y mi hija insistió tanto en que logre que la escucharas, está muy arrepentida de sus acciones, te pido amablemente que hablemos en otro lugar, invito el almuerzo, vamos Sofia dile a Fabián lo que me estabas comentando”, expresa mi padre, mostrando una sonrisa falsa.
- "Claro, pero sería mejor hablar en tu oficina, papá, ingresemos mejor”, digo nerviosa.
- "No, Mauricio está preparando una presentación, por favor chicos, vayamos a un restaurante, o qué dices Fabián, tal vez a tu departamento, para que puedan hablar mejor”, expresa mi padre, empujándome hacia Fabián.
No pude evitar que mi pecho chocara con el suyo, Fabián mira a través del escote, sonríe maliciosamente.
- "Sí, tal vez sería mejor hablar en mi departamento”, dice Fabián mientras hace una señal de que avance.
Camino muy nerviosa, quisiera poder decirle a alguien que necesito ayuda, pero mientras avanzamos mi padre hace comentarios que en la madrugada sale un buque con los automóviles que está enviando al extranjero, que justo le ha llegado un mensaje de Mauricio confirmando que la última mercancía que faltaba ya está rumbo al embarcadero; sé perfectamente que se refiere a Ignacio, no puedo evitar dejar escapar algunas lágrimas.
- “Sofía, ¿estás bien?, estás llorando”, pregunta Fabián pareciendo sincero.
- “Te lo dije Fabián, mi Sofía está muy arrepentida de lo que ha hecho, verás no quería hablar de esto, pero le llegaron unas fotografías de ti ingresando a un hotel con otra mujer, y mi niña quería vengarse por ello, por eso inventó eso del novio, y hasta le pidió a un amigo de su primo Ignacio que se hiciera pasar como ello, ya le dije que no es la manera, pero compréndela solo tiene 22 años, es muy joven, ya le dije que eso deberían hablarlo en privado, que seguro tendrías una explicación de ello, me siento muy culpable, siempre le he dado todo, es muy caprichosa; es mi princesa, tú que eres maduro, entiéndela, sería mejor que hablen, sé perfectamente que ella está muy enamorada de ti”, dice mi padre en una actuación digna de un premio; yo solo bajo la mirada, pensando cómo salir de eso.
Fabián me mira, parece convencido de lo dicho por mi padre, cuando llegamos al estacionamiento me abre la puerta de su automóvil, me siento atrás mientras ellos van adelante, el chofer de mi padre nos sigue en el camino; mi padre se ha pasado todo el camino diciéndole a Fabián lo muy arrepentida que estoy de mi actitud, de vez en cuando noto que Fabián me mira por el retrovisor, parece mirarme con dulzura, pienso si le digo la verdad pueda detener todo.
- "Fabián la verdad es que…”, me animo a decirlo, pero el teléfono de mi padre suena y apenas contesta dice.
- "La orden sigue firme, si no hay señal te deshaces de la mercancía inmediatamente”, para luego dirigirse a mí “vamos niña no te apenes dile a Fabián lo que sientes”.
- "Estoy muy arrepentida Fabián, por favor perdóname”, digo obligada por las circunstancias, mientras pienso que soy muy estúpida, yo misma me puse en la boca del lobo.
Me pongo a llorar, tengo que salvar a Ignacio al precio que sea, lloro porque lo puse en peligro una vez más, lloró porque no sé cómo le explicaré todo esto a Cristóbal, cuando estaba tan feliz por cada detalle que estaba teniendo conmigo cada día, un chocolate, una rosa, una nota de ánimo; pequeñas cosas, pero que me hacían notar que pensaba en mí, sigo llorando sin cesar.
- “Calma Sofi, hablemos en mi departamento, te voy a explicar todo, podemos aún arreglar esto”, me dice Fabián de una manera tan amable, como nunca fue conmigo.
Cuando llegamos al departamento de Fabián, mi padre estuvo conversando sobre las relaciones y la importancia de hablar de los problemas a tiempo, no puedo creer todo lo que dice, pero al anochecer se disculpó diciendo que los asuntos de pareja se resolvían en pareja, al darme un beso de mejilla para despedirse me dice “la vida de Ignacio, está en tus manos, usa tus recursos”.
Fabián cierra la puerta, yo estoy sentada en el mueble de la sala, él se sienta a mi costado, pone una mano en mi pierna y empieza a acariciarla, yo tiemblo y me alejo un poco.
- "Si que eres de cuidado Sofía, hacer tremendo escándalo solo para darme una lección; cariño esa mujer no significa nada para mí, tú y yo llevamos años juntos, reconozco que hice mal, siempre te he considerado tan inocente que no pretendí avanzar más allá; y verás a veces, un hombre se deja llevar por los impulsos de macho (tratando de meter su mano debajo de mi falda) y busca donde no debe…”, dice mientras me pongo de pie; para alejarme.
Me dirijo a la puerta, pero de nuevo recuerdo que la vida de Ignacio está en juego, no sé qué pensó Fabián con esa actitud mía; pero se acerca a mí y me abraza por la espalda, me besa el cuello y va bajando poco a poco, mis lágrimas no pueden dejar de caer.
- "Vamos Sofía déjame amarte, y no voy a buscar en otra parte, lo que puedo tener de ti, casémonos después de pasar esta noche juntos”, me dice mientras sus manos suben de mi cintura a mi pecho.
Lo detengo y me aparto de él, lo miro de frente, noto su mirada de deseo, esa que vi mientras tenía relaciones con Melanie, pero que nunca antes había tenido conmigo, la que en el fondo buscaba, pero nunca obtenía; qué ironía de la vida, ahora que no es mi esposo y no lo quiero a mi lado me desea como nunca antes.
Fabián me mira, pensando que mi candidez me impide seguir adelante, sin sospechar la verdad, se acerca sonriendo y me toma el rostro.
- "Prometo tener cuidado, sé que será tu primera vez, iré muy despacio te va a gustar”, me dice tomándome la mano y llevándome a la habitación.
Camino casi por inercia que, por voluntad propia, la vida de Ignacio dependía de que pasara esa noche con Fabián para que mi padre lo suelte. Él desabotona mi blusa, la deja caer al suelo y me recuesta en su cama; mientras va bajando sus besos de mi boca al pecho, en ese momento, solo puedo recordar a Cristóbal y que con esto probablemente lo estoy perdiendo, porque no sabría cómo mirarle a los ojos.
- "Fui a esa boda porque mi padre tenía secuestrada a mi amiga Lucía y amenazada de que le hiciera daño, me puse ese vestido de novia y fui a la ceremonia; no era mi intención hacerte pasar vergüenza, pero justo en ese momento me enteré que ella estaba libre de peligro y no podía continuar con ese absurdo, tú realmente no me amas Fabián”, confieso, él se detiene y me mira perplejo.
- “Si eso es cierto, ¿por qué ahora vienes acá pidiendo perdón y llorando?”, dice mientras se sienta y suelta mi cuerpo.
- “Mi padre tiene prisionero a mi primo Ignacio, me dijo que te convenciera de vivir juntos, que hoy pasara la noche contigo, que solo después de eso liberaría a mi primo sino estaría muerto, que si alertaba de algo a alguien le dispararían”, le confieso aún recostada en su cama, “iba a guardar silencio, pero no quiero te hagas ideas equivocadas, lo único que quiero es salvar la vida de mi primo, y si el precio es una noche contigo lo pagaré, vamos toma mi cuerpo y pasemos la noche juntos”, le digo mientras me voy retirando la falda y cierro los ojos para ya no pensar más.
Estoy echada en la cama de Fabián, solo con ropa interior, sé que esta vez dolerá mucho más que la primera vez en mi vida anterior, porque justo ahora él no tiene que disimular un cariño inexistente, con la cólera que debe estar sintiendo, seguro me tomara con furia y sin consideración.