Gia Giordani es hija del general de las Fuerzas especiales de defensa Mundial, esta es una organización paralela a varios ejércitos unidos, que se encargan de misiones encubiertas y clasificadas, existen varias sedes de estas élites, las cuales se encuentran en varios lugares del mundo.
Gia es la única mujer y la menor de cuatro hermanos, todos pertenecientes a la elite con diferentes rangos, mientras ella solo es la princesa de la casa.
La joven ha estado enamorada desde siempre del hijo del general de división de la elite, el capitán Tomás Decker aunque este no quiere nada con ella, la ve como una Barbie sin cerebro.
El capitán Decker humilla frente a todos a la joven y ella tomará la decisión de cambiar su vida, ya que por aquellas palabras piensa que todos la ven como alguien inútil y sin cerebro.
Podrá esta joven demostrarle a un mundo machista que, si puede, podrá olvidar a este hombre tan ingrato.
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Princesa
—Coronel…
—Andrew… o como más te guste.—Dice apretándola más a él.
—Que averiguaste de mí…
—Todo lo que está en los registros y una que otra cosa más… —Dice ella.
—Háblame de Tomás … —Exige Andrew.
—Respeta el informe, estamos en servicio.
—Prácticamente e hicimos el trabajo de una semana, pero si tanto te afectan el uniforme nos lo quitamos. —Gia abre mucho sus ojos y niega.
—De acuerdo, el uniforme se queda.
—Y bien… que te traes con Tomás, que sucedió entre ustedes.
—Eso no es importante. —Dice Gia y está vez es ellas que ataca sus labios lo quiere distraer de su pregunta.
—Qué delicia son tus labios… Pero ahora dime qué sucedió entre ustedes.
—No sucedió nada, punto.
—Te toca irte en unos días con ese imbécil a París, Francia y necesito saber qué paso. —Dice molesto.
—Por qué me vas a enviar con él allá, no entiendo, no puedo ir con alguien más. —Cuestiona ella.
—No es mi orden, fue su padre quien lo pidió, son órdenes de más arriba.
—Hijo de puta, él lo planeó… —Él la toma de las mejillas y dice.
—Cuéntame tu historia con tomas, ya que escuche sobre su fiesta de celebración, pero todo video o foto desapareció. —Ella sonríe.
—Soy buena hacker… Bien te diré. —La joven se aleja y se sienta, pero él se acerca a ella y se posa a su lado, siempre mirándola.
—Tomás fue mi primera ilusión, ese amor juvenil desde no sé, creo que desde los trece ya lo adoraba literal. —La mandíbula de Andrew se tensa.
—Estuve enamorada de él y se lo dije muchas veces, siempre me rechazó, pero yo no entendía. —Ella miraba al frente con rabia en su mirada contra ella misma.
—Yo era ese perro que por más que lo corrían estaba allí, esperando migajas… El tiempo pasó y llegué a mis 17 y más me gustaba. —Él quería decir que para, pero no lo hizo porque necesitaba saber y todo sobre ella era un misterio, ella misma se encargaba de bloquear su pasado.
—Yo tenía un par de amigas, eran muchas, pero dos de ellas eran las más cercanas.
Laura y Magdalena.
—Ellas sabían lo que sentía por él, me dijeron que él tendría una fiesta de disfraces… —Ella se ríe y niega roja de rabia.
—Me acompañaron a comprar los disfraces y compraron ellas también, el día de la fiesta llegaron primero que yo y me fui sola
—Yo no sabía que era su fiesta de celebración por ser ascendido a capitán y llegué vestida como un Ángel sexy… —Negó muchas veces recordando eso.
—Ese día estaba decidida a volver a declararme, era una maldita idiota. —los puños de Andrew estaban apretados, sentía mucha ira al escuchar la rabia y el dolor en Gia.
—Toqué y él abrió, me lancé a besarlo, luego sin dejarlo reaccionar, le dije todo lo que sentía y cuánto lo amaba, fui tan patética. —Aprieta sus ojos con fuerza.
—Él se rio de mí, me grito por haberle arruinado su noche, me dijo que era una egoísta y lo que mis amigas decían era cierto. —Ella se ríe.
—Las muy malditas decían que era un ser egoísta, una niña caprichosa que no le importaba pisar a nadie —Negó nuevamente Andrew, solo la veía con ganas de matar al alguien.
—Él me dijo que jamás estaría con una Barbie sin cerebro como yo, una princesa de plástico, hueca y vacía… —Suspiró, pero no lloró.
—Para él siempre fui una chiquilla sin cerebro que terminaría de modelo y luego casada como un adorno más. —Siguió.
—Me dijo que jamás estaría con tan poca cosa, le daría vergüenza una princesa sin cerebro, una muñeca vacía más.
—Me fui al día siguiente a la elite de estados unidos y pensaron igual, oculte mi apellido y fui tratada como mierda, pero aquí estoy fin de la historia. —Dijo mirando al frente, no quería verlo a él.
—Es por eso que te expones, es por eso que quieres seguir subiendo, para demostrárselo a ese maldito idiota. —Grito y ella lo miró.
—No es por él, es por mí, necesito convencerme de que no soy una Barbie de adorno que solo servirá para coger… —Habló.
—Tú mismo buscas eso o no, una Barbie para tu colección. —La agarra del cuello.
—No me compares con esa mierda, y si eres una Barbie, por lo perfecta que eres, cabello y facciones igual, pero con una inteligencia y fuerza infinita. Dijo Andrew.
—No eres una hueca y lo sabes, eres el mejor elemento que tenemos y eres mía.
No una de la colección, sino que vales toda una colección completa. —Siguió diciendo.
—Eres… Una mujer valiosa y mía y te aguantas y dejas de creerte de hierro.
—Jódete Andrew, no tenemos nada. —Dice empujándolo.
—Te dije que sí, nadie te mando a mirarme, ni a corresponderme un beso. —La besó de nuevo, un beso gigante.
Tú eres otro idiota que me quiere ver rogando por ti, me crees idiota. —Gia está furiosa.
—Claro que no, jamás lo serías. La agarra de nuevo.
—Tienes una prometida Andrew. — Acusa ella.
—Tú eres hacker, debes saberlo, solo es algo de pantalla, tratos entre mi padre y el de ella, pero no lo haré, no me importaba hacerlo, ahora sí. —Dije cerca a sus labios.
—Déjame en Paz Andrew no quiero más drama y es lo único que he tenido. —Dice ya cansada.
—Hoy nos quedaremos aquí Gia, necesito llenarte un armario con ropa. —Dice de manera casual.
—No seas cínico que quieres un harem, quieres que ella venga y nos encuentre aquí a ambos.
—Al menos que sea adivina, no creo que venga.
Solo tú conoces este lugar Gia. —Dice riendo.
—No voy a coger contigo, Andrew —Él se ríe.
—Después de nuestra primera vez juntos no querrás salir de encima de mí, te lo aseguro. —Ella lo mira con reproche.
—Dime que quieres Andrew, que sea tu amante, tu pequeña zorra, levantarte e irte luego de coger para llenar tu ego. —Eso solo lo hacen los inseguros e inmaduros que no saben lo que quieren, estás hablando con un hombre princesa.
—Idiota. —Lo golpea ella.
—No me llames así. —Lo enfrenta.
—Te voy a decir así cuántas veces quiera y me lo vas a permitir, por qué eso eres tan valiosa como una princesa. —La besa con brusquedad.
—Tarado, vámonos la hora, se fue volando, tengo hambre.
—Te quedarás aquí, ya te lo dije, iré a ordenar que preparen algo, te puedes duchar y luego bajas.
—No tengo ropa aquí. —Se queja.
—Yo me encargo, mientras ponte cómoda. Estaré hablando con mis hombres, fui espía y lo sabes y ellos harán un pequeño trabajo para mí, encontraremos a la rata. —Se va y ella suspira, pero de pronto se asoma de nuevo y dice.
—Ponte cómoda princesa. —Y luego escapa de allí.
—Hijo ….. —Se calma y sonríe.
Gia se mete al baño y se ducha un rato mientras piensa como joderlo un rato, el hombre está como quiere y no piensa seguir llorando a nadie.
Gia sale del baño y en su pequeño bolso tiene cremas y perfume, se los coloca y luego se ve en el espejo, él dijo que se pusiera cómoda y eso hará.
Tiene una lencería negra, tomó una camisa blanca de el y la uso como bata sin cerrarla, se le veía toda la lencería, ya había estado encubierta como bailarina, prostituta y otras cosas, era una misión más enloquecer a Andrew por atrevido.
Gia se asomó con cuidado y estaba hablando con unos hombres en la sala y salió así sin más, ella no hizo nada malo, la princesa como él le dijo solo se puso cómoda.
Me encantó
esa experiencia amarga que pasó. Darse oportunidades y mostrar de que está hecha