Desde que la ví me obsesioné con ella. Era mía aunque no lo sabía y todo lo que quiero lo consigo.
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Capítulo 19
No hubo posibilidades para mí de que la luz esté apagada para no ver lo que ocurría ni para que el hiciera lo que tuviera planeado en la oscuridad de la noche.
Estaba enfadada con él, demasiado. ¿Acaso todos los hombres eran así? Según él en tener que hacer sus cosas prohibidas con luz si pero yo no estaba convencida de eso.
-¿Que sientes cuando estás esposada?- preguntó curioso acostándose a mi lado y observandome con diversión
-¿Quieres probar?
-Pregunte primero querida mía- le dedique una mirada de profundo odio que ignoró por completo
-Me siento indefensa y me pone nerviosa no poder defenderme de lo que se te ocurra hacer
-¿Crees que sería más fácil tener las manos libres y tener que dejarlas quietas?
-Creo que no porque tu juguete lo hubiera tirado lejos
-Justamente, es más fácil estar atada
-Es más fácil dormir sin que entres por la noche
-Apuesto que si, quizás hasta me quedé aquí contigo para no tener que venir más tarde
-No, necesito paz y tú me pones nerviosa
-Entonces, ¿Te portaras bien?
-¿Que sería portarme bien para ti?
-Dejar tus manos quietas, solo confía en que no te lastimare
No podía confiar en él aunque así lo quisiera, sabía que no me lastimaria pero poner mi cuerpo en manos de alguien que está usando una máscara no es sencillo.
Aunque el tenía razón acerca de tener las manos inmóviles. Era más fácil para los dos
-¿Te gusta la ropa que te dejé hoy?
-La prefiero porque cubre más
-¿Te la quitarias si te lo pido?
-No
-Veamos si puedo hacer que cambies de opinión, aunque primero por seguridad necesito que me des tus manos
Nuevamente me puso las esposas pero ésta vez hizo algo diferente. Él se quitó lo que cubría su parte superior revelando así un tatuaje que lo hacía ver aún más agresivo o salvaje
Tenía un lobo con un paisaje de luna llena que ocupaba gran parte de su brazo. Tenía músculos grandes y fuertes además de unos abdominales demasiado marcados que no parecían reales. ¿Cuánto ejercitaba éste hombre a diario?
No me atreví a decir nada y solo rogué que no se quitara los pantalones
-Ahora que compruebo que no hace frío te quitaré éstas mantas
No sabía si era mejor que hablara o que no lo hiciera. Tenía una linda voz pero todo lo que decía sonaba perverso a mis inocentes oídos
Lentamente me fue destapando y volvió a acostarte a mi lado.
-Relajate, nada malo va a pasarte y al acabar la noche seguirás siendo virgen
-Eso no me tranquiliza
-Probemos algo. Cierra tus ojos y levanta tu cabeza
Me puso una venda que asumí que era de color negro o muy oscura. Era gruesa porque no se podía ver nada de claridad
-Si no puedes ver ni puedes moverte deberías relajarte más, confía en mí
-Me pones demasiado nerviosa
-Abre tus piernas querida Liz- soltó una pequeña risa- vamos no me pongas esa cara, ¿No quieres?
-Ni quiero ni puedo
-Es una lástima
Sentí que se levantó y poco después pude escuchar un ruido que no podía identificar hasta que algo frío tocó mi pierna y mi camisón se movió
-Ahora podrás moverlas
Había cortado mi camisón, hasta arriba de las rodillas o más, no quería pensar, no quería saberlo y agradecía a esta venda no poder ver
Lo sentí tocando mis piernas y las cerré con fuerza, incluso cuando su mano se acercaba a límites prohibidos lancé algunas patadas. Terminé con los pies atados a cada extremo quedando así mis piernas bien abiertas
-Estas loco, suéltame por favor
-Si no quieres que te ponga una mordaza controla tu boca- su voz ronca e imponente me dejó sin palabras y aún más me alteró los nervios
Él próximo sonido que escuché fue el de mi camisón siendo rasgado sin delicadeza y sentí como se abrió por la mitad. Acabó cortando la parte que lo sujetaba a mis brazos y de un tirón lo arrancó de mi cuerpo
-Que hermoso cuerpo tienes, me has sorprendido. Luces realmente apetecible, que lástima que aún no tomes una decisión porque te haría mía sin pensarlo dos veces
No tenía lugar para esconderme ni había nada que pudiera hacer, mentiría si dijera que no estaba nerviosa y asustada aunque también a la expectativa de su próximo movimiento