VENDIDA.

Sienna hace todo lo que le ordena. Se esfuerza a más no poder para complacerlo.

Así pasa otra terrible noche en manos de aquel maldito gangster.

Gracias al cielo, Emiliano se marcha a la mañana siguiente.

Pero antes de marcharse le deja una clara advertencia.

__ Espero que a mi regreso me recibas de mejor manera. Si no ya sabes lo que pasará.

Observa como se va su verdugo.

Y siente un alivio inmenso al escuchar el arranque del coche.

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Así paso un año entero.

Entre sufrimiento que no parecía acabar nunca.

Cada que Emiliano regresaba de sus viajes. Tomaba a Sienna como se le antojaba.

Y si la joven se equivocaba en lo más mínimo, era cruelmente castigada.

Había veces en que ni siquiera podía sentarse por la brutalidad de los cinturonazos que recibía.

Pero era mucho peor si acaso llegaba borracho y de mal humor.

Emiliano descargaba sobre la joven toda su irá y frustración.

Después de un año Sienna ya se sentía resignada a vivir tan miserablemente.

Aunque todos la trataban como la joven señorita, ella sabía que en cualquier momento sería desechada y enviada a un lugar mucho peor.

No importaba que le digieran que Emiliano nunca tubo tanto tiempo a una mujer a su lado.

Nada le daba la certeza de que en algún momento sería enviada al burdel.

Sus sospechas se intensificaron cuando un día Emiliano volvió junto a una dama bellísima colgada de su brazo.

Ellos charlaban como viejos conocidos. Asta incluso vio una leve sonrisa en el frío rostro de aquel sujeto aterrador.

__ ¿Con qué este es el regalo que mi padre te dio Emi? ¿Por qué todavía la tienes junto a ti cariño?

__ Es un obsequio de tu señor padre. ¿Cómo podría desechada?

Además, a los muchachos les gusta tenerla cerca.

__ Oh ya veo. Siempre tan considerado.

Mi nombre es Anaís. Puedes dirigirte a mí como joven señorita.

__ Es un placer. Mi nombre es Sienna Barre..

__ Si si como digas. Trae mi equipaje y acomodalo junto a la habitación de mi Emi.

Sienna no entendía una sola palabra, pero se dispuso a hacer todo en completo silencio.

Luego se dirigió a la cocina, a preguntarle a Norma quien era esa mujer.

__ Oh mi niña, ella es la joven señorita Anaís. Hermana del joven Dominic y hija del gran señor Antuan.

Andaté con mucho cuidado, porque esa mujer se carga un carácter que da miedo. Además, siente una fuerte obsesión con el joven Emiliano.

__ ¿Tanto así?

__ Peor niña. Lo bueno es que mientras ella se encuentre aquí, el joven no te atormentara.

__ Pero entonces señora. ¿Ellos no son pareja?

__ No. Nada de eso. Pero la señorita es muy caprichosa y lo considera de su propiedad. Así que anda con los ojos bien abiertos.

*SÍ con ella aquí Emiliano no me toca por mi que se quede a vivir para siempre.

La mesa se sirve impecable para aquellas dos personas.

Como lo dijo Norma, Emiliano ni siquiera le dirige la palabra a Sienna en toda la semana.

Pero a cambio recibe regaños constantes de Anaís.

Que no se conforma con humillarla, sino que también la maltrata físicamente.

Quiere mostrar su superioridad a toda costa. Pero sobre todo lo que más odia es que Emiliano no la desechara después de tanto tiempo.

Sabe que miente al asegurar que la tiene para el disfrute de los demás bastardos del lugar.

Así que cada vez que puede es lo más cruel posible por desear estar al lado de lo que es suyo.

Sabe que nadie se atrevera a decir o hacer nada para detenerla.