LA VIDA DE LA SOMBRA DEL VILLANO

Como un guardia sombra que no participa en la formación de protección del joven maestro solo me mantengo como una reserva sin importancia.

Mirando el cielo me doy cuenta que aun no es el momento del banquete.

“Ya que el joven maestro fue escoltado con seguridad de vuelta, lo mejor sería buscar un buen lugar y relajarme”, pienso internamente dando un ligero suspiro y sacudiendo mis manos sudorosas.

“No puedo estar tan nerviosa”.

Cerrando mis ojos me concentro en los alrededores en busca de algún intruso. Al mismo tiempo que puedo percibir un movimiento acompañado del sonido de una baldosa romperse.

—¡Crack!

Sorprendida observó al grupo de asesinos que se mueven entre los tejados hacia el patio del joven maestro.

Rápidamente, hago una señal para alertar a número Cinco y Seis qué se encontraban cercas, haciendo que estos avisen a los demás.

Los asesinos que siguieron sin detenerse parecieron aumentar su número con cada segundo.

Nerviosa solo puedo mírar incrédula la escena frente a mí.

“El joven maestro no me a llamado por lo que es posible que no desee que aparezca en este momento, pero ¿realmente solo miraré en silencio?”.

—¡Ugh! —, Mientras lo considero observó aturdida a seis el cual cae después de bloquear a un asesino tres cabezas mayor que él.

—¡Tch! —Chasqueando mi lengua, no lo pienso y solo salto del árbol para atacar a esos asesinos.

Mientras atacó puedo sentir el filo de las armas de los asesinos rozar mi cuerpo, dejando a su paso rastros sangriento los cuales son cubiertos por la adrenalina del momento.

Y entre tanto, solo puedo pensar en una cosa.

“Que mal, no pude despedirme del maestro”.

Seis, Nueve y Diez habían caído, dejando atrás solo miradas vacías y sin temor.

Al verlos, no puedo evitar sentir mi corazón temblar, esta era la verdadera esencia de un soldado sombra. Personas que no dudaran ante el enemigo con el que se enfrentarán, luchando con garras y dientes hasta el final.

Al continuar con la lucha, noto a Tres llegar al lugar. Cruzamos miradas por un breve instante; aunque su rostro está oculto tras una máscara, puedo sentir su mirada asesina dirigida hacia mi. Es evidente que no esperaba verme desobedecer las órdenes al involucrarme en la pelea.

“Estoy muerta, incluso si no me matan los asesinos, lo haría el joven maestro”.

Aprovechando mi distracción, el asesino al que me enfrentaba, hirió mi brazo haciéndome retroceder mientras otro me atacaba por la espalda.

“¡Maldición!”.

El filo de la espada, con el hierro caliente después de tanta fricción, corto mi piel y atravesó mi cuerpo, mando olas de dolor que no pude percibir hasta que me aleje rápidamente.

Este era un sentimiento doloroso al que ya estaba acostumbrada antes, pero que ahora me causaba terror.

Mirando los cuerpos de Seis, Nueve y Diez qué no mostraron rastros de miedo o temor, no puedo evitar jadear.

“¿Como puedo compararme a ellos?”.

Saltando entre los árboles solo puedo alejarme al ver a Tres y Cuatro llegar a ayudar.

“El joven maestro esta seguro”.

Mientras corro entre los árboles puedo sentir a los asesinos perseguirme.

“¿Acaso me consideran un obstáculo?”.

Negando con mi cabeza, solo puedo girarme y dirigirme hacia otro lugar.

“Tal vez muera hoy, así que solo puedo ir a ese lugar para evitar que intenten atacar al joven maestro”.

A la distancia, puedo ver la montaña de los mil fantasmas, un lugar tan imponente como aterrador.

“Esta es la única solución”.

Siguiéndome sin dudar, los asesinos corren detrás de mí, adentrándose a ese lugar sin retorno.

“Perfecto”.

De teniéndome, observó a un asesino lanzarme un ataque, al mismo tiempo que un demonio de alto nivel los ataca.

Los asesinos al darse cuenta de que este lugar era peligroso, intentaron asesinarme antes de huir, encontrándose acorralados por bestias demoníacas.

Aprovechando el caos, solo puedo intentar salir de ahí con mis últimas fuerzas.

He perdido mucha sangre y, también e usado mi energía para detener el sangrado y aumentar mi velocidad, causando que cuando mi energía se agoto la sangre fluyera sin parar.

Era posible que un demonio ya hubiera olido mi sangre y viniera tras de mi.

“Es imposible huir”.

Cayendo en el suelo, la escena frente a mi se comienza a volver borrosa, llenándome de un sentimiento ominoso.

“Aun no puedo morir, aún tengo que entregarle eso al joven maestro, yo... lo... Lo prometí”.

—¡Grrr!

Observando la silueta borrosa de la bestia, solo puedo reunir mi última energía para lanzar un hechizo, para después mirar todo a mi alrededor oscurecer se después de escuchar el sonido liberado por esa bestia.

—¡Miau!