La Puerta Negra

Al verla llegar a la oficial Diego sonrió, verla así tan arreglada con ropa de su talla y juvenil la hacía lucir preciosa, más de lo normal. Sí mente se fue a un lugar oscuro y comenzó a imaginar mil formas de poseerla, quitarle toda la ropa y tenerla para él. En medio de su pensamiento tuvo una leve erección, acto que tuvo que disimular yendo hacia su oficina con la esperanza de no ser visto.

Diana se sintió ofendida, es verdad que tardó un poco hablando con la secretaria, es que le comentaba como le había ido en sí primera noche en el departamento. Nunca creyó que Diego fuera a irse así tan deprisa sin esperar a saludarla antes. En parte se había arreglado tanto para ver su reacción, quería que le dijera algo por su cambio de look.

Ella estaba impresionada con lo bien que se veía con esas prendas de vestir, incluso antes de dormir se probó cada una de ellas fantaseando con Diego, pero a la vez apenada con la opinión del sacerdote. Pensar así la volvió nuevamente a su callejón sin salida. Intentarlo con el sacerdote, con Diego o seguir sola.

Se concentró en su cliente y masajeó toda la mañana, luego fue a por si amiga para almorzar algo, tanto trabajo la había dejado hambrienta. Fueron juntas a una pizzería que quedaba cerca de allí, entonces su móvil notificó la entrada de un mensaje.

No te lo he dicho hoy, pero estás preciosa.🌹🌹🌹

Era un mensaje de Diego, su rostro reflejaba una sonrisa enorme.

- ¿Por qué tan contenta? Dijo su amiga al percatarse.

- Nada, contestó guardando el móvil.

- ¿Fue Diego? Insistió la amiga.

-¿ Por qué lo dices?

- Porque siempre pones esa cara cuando de él se trata.

- Oh, no sabía, sonríe nuevamente.

- Entonces, acepté.

- Sí. Respondió Diana, era muy evidente.

- Entonces te gusta.

- Un poco, pero... luego calló.

- Tienes miedo por los rumores. Dijo la amiga.

- Algo así. Confesó Diana.

- Si quieres que te dé un consejo, te diría que tuvieras cuidado con él. Al parecer tú le gustas y actúa algo diferente de sus demás conquistas, pero no sabemos si es algo duradero o emoción del momento, sabes. No sabría decirte lánzate y luego tuvieras una decepción por mi culpa.

- Claro entiendo.

Seguidamente, pasaron a otros temas más alegres, el tiempo paso rápidamente y ya era la hora de volver, apresuraron el paso y llegaron justo a tiempo para la próxima cita de Diana. Ella fue con el cliente y allí estuvo hasta que acabó su labor. Se despidió de sí amiga y marchó a casa. No iba ni a dos cuadras cuando un claxon la hizo voltear.

Era Diego en su moto.

- Toma, dijo mientras le lanzó el casco.

Ella al igual que la vez anterior lo tomó y sin ofrecer resistencia se lo colocó. Subió a la moto y Diego se puso en marcha. Ella colocó su cabeza sobre su espalda y abrazo si abdomen. Sin darse cuenta estaba frente a su casa.

- ¿Cómo sabes dónde vivo? Preguntó asustada. ¿Acaso me espías?

- Me lo dijo la secretaría, aún no he contratado a un detective para seguirte, dijo mientras soltaba una enorme carcajada ante el susto evidente que se había llevado Diana.

- Gracias por traerme, dijo devolviendo el casco.

- ¿No me invitarás a subir? Le exigió él.

Ella dudó un poco pero terminó aceptando.